Mariano Rajoy, Elena Salgado, Ignacio Fernández Toxo, Cándido Méndez e incluso FAES. Como un mantra, todos repiten que España no es Portugal después de que el primer ministro Portugués, José Sócrates, presentase anoche su dimisión ante la falta de apoyo para sacar adelante su cuarto plan de austeridad.

No tiene 'absolutamente nada que ver', sostiene el líder del PP; 'no es cierto que España va a seguir el mismo camino', defiende la Fundación FAES, que preside José María Aznar; España es más fuerte y tiene 'más capacidad y potencialidad', argumenta el secretario general de UGT; la situación es 'bien distinta', ya que Portugal 'ya estaba en crisis antes de que se desencadenase a nivel internacional', reflexiona el líder de CCOO.

Mientras las palabras tranquilizadoras se repiten, Portugal sigue lidiando una crisis doble: política y financiera. Caído el primer ministro luso, los focos apuntan este jueves a la vertiente económica. El líder del Partido Social Demócrata (PSD) y jefe de la oposición de Portugal, Pedro Passos Coelho, ha confiado hoy en que no sea necesario solicitar un plan de rescate internacional y ha abogado por un Gobierno fuerte, capaz de sacar a su país de la crisis.

Coelho ha criticado las políticas que han conducido a la dimisión de Sócrates y ha indicado que, 'si los esfuerzos de control de la deuda por parte de este Gobierno hubieran sido adecuados, no habría sido necesario recurrir a un plan tan estricto como el que fue rechazado ayer' en el Parlamento luso.

Para la ministra de Economía española, Elena Salgado, la petición de ayuda financiera es 'responsabilidad de Portugal', ha dicho para recomendar a que Sócrates explique cuál es la situación y las medidas que piensa adoptar en el que Consejo Europeo que comienza esta tarde en Bruselas.

Salgado considera que la situación que atraviesa Portugal es 'de momento' una crisis política con motivo de una votación parlamentaria y 'habrá que esperar a ver cuáles son las consecuencias'. 'Es un asunto interno de Portugal', ha remarcado.

'España no necesita ningún rescate ni nada por el estilo. España tiene potencial de crecimiento suficiente, es verdad que hay un Gobierno que no hace bien las cosas pero tenemos potencial de crecimiento', ha respondido Rajoy a los medios en Meise (norte de Bruselas) al ser preguntado por el riesgo de que la amenaza de bancarrota en Portugal se contagie a España.

El presidente del Eurogrupo cifra en 75.000 millones de euros un posible rescate

El primer ministro de Luxemburgo y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, considera 'apropiado' un apoyo de 75.000 millones de euros para Portugal procedente del fondo de rescate para países con problemas de solvencia de la UE.

Sócrates llegará hoy a la cumbre como un primer ministro en funciones, y 'no tendrá buenas noticias que dar', aseguró Pedro Silva Pereira, ministro de la Presidencia, justo antes del voto en el Parlamento. Según fuentes comunitarias, los anuncios podrían hacerlos los principales países del euro a puerta cerrada, exigiendo que un rescate evite el riesgo de contagio a España, muy expuesta a la deuda portuguesa. 

El rescate de Portugal inyectará adrenalina a unas lentas negociaciones sobre el refuerzo del fondo del euro, que Lisboa podría vaciar con necesidades de miles de millones de euros. Hasta ahora, Irlanda ha recibido un 8,04% de los 500.000 millones de euros comprometidos, pero las características del fondo, que se basa en emisiones de deuda pública, hace que su capacidad real de préstamo no supere los 240.000. Las discusiones sobre cómo reforzarlo para hacer efectiva su capacidad encallaron el lunes. La ratificación parlamentaria de ese refuerzo, que tendrá que pasar por los 17 parlamentos de la moneda única, no se completará hasta junio.

Como país vecino con relaciones privilegiadas, España podría verse muy afectado por la crisis política portuguesa.  La exposición de los bancos españoles a Portugal alcanzó, a finales del tercer trimestre de 2010, los 76.900 millones de euros lo que supone un 33,7% de la exposición de toda la banca mundial, de 227.900 millones de euros, según los últimos datos del Banco Internacional de Pagos (BIS).