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Elecciones en Madrid Carabanchel no es el barrio de Salamanca: ni sanidad, ni ocio, ni empleo de calidad

Las diferentes realidades que se viven en las distintas zonas de la capital no son óbice para que el vecindario reclame mayor inversión en servicios públicos. Los dos quieren parar a la derecha, aunque en el caso del distrito de Salamanca los últimos resultados electorales no acompañan las afirmaciones del presidente de la Asociación de vecinos del barrio de Goya.

Imagen de una de las manifestaciones que realizan los vecinos del barrio madrileño de Carabanchel para pedir más inversión para la sanidad pública.
Imagen de una de las manifestaciones que realizan los vecinos del barrio madrileño de Carabanchel para pedir más inversión para la sanidad pública. CEDIDA/ Asamblea Popular de Carabanchel

Las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid el próximo 4 de mayo giran en torno a conceptos tan vilipendiados y manidos como libertad, comunismo, democracia y fascismo. Más allá de los desencuentros entre los candidatos, será la ciudadanía quien decida cuántos sillones de la Asamblea ocuparán los distintos partidos políticos. ¿Cómo se viven estas elecciones en los municipios de la Comunidad de Madrid? ¿Todos tienen las mismas demandas? La tan diversa sociología de los habitantes de la región central hace muy dispar lo que se espera del ganador o ganadora el 4 de mayo, incluso en la propia capital madrileña, donde en una misma ciudad se ubican, por ejemplo, barrios adinerados con otros humildes y zonas donde predomina la multiculturalidad con otras donde los trajes y maletines son los protagonistas del lugar. 

Carabanchel es el distrito más poblado de Madrid, tal y como introducen algunos miembros de la Asamblea Popular de la zona. Sus 260.000 habitantes se reparten entre lugares que responden a un desarrollo urbanístico creciente, con calles anchas y edificios de nuevas construcción, conjugados con otros emplazamientos resultado de los realojos de grandes núcleos de chabolas en los años 60 y 70. Según Alvar, quien lleva 23 años viviendo allí, "en cuanto a la limpieza y mantenimiento, la mayor parte del distrito sufre la desidia y abandono recurrente de los barrios populares del sur de Madrid". Juan, que lleva siendo vecino de la zona desde hace 38 años, agrega que las avenidas principales son anchas, lo que se opone a las calles secundarias donde "la limpieza está bastante dejada".

Los resultados electorales en Carabanchel de la pasada convocatoria electoral dejaron una prevalencia del PSOE en el distrito con 31.888 votos, seguido del PP con 21.028, Más Madrid con 18.932, Ciudadanos con 17.120, Vox con 7.900 y, por último, Unidas Podemos con 6.415. Se abstuvieron más de 65.000 personas y se contaron 502 votos nulos y 491 blancos.

Comercios de barrio, migración y difícil acceso a la vivienda 

El vecindario de Carabanchel se mueve entre el comercio de barrio que resiste a las sucesivas crisis y la competencia de las grandes cadenas. “En otras zonas más abandonadas, los locales que se abren suelen ser casas de apuestas y poco más. Zonas como Pan Bendito no son atractivas para la especulación y por lo tanto se nota el abandono institucional”, completa Juan. De hecho, varios de los siete barrios en los que está dividido administrativamente el distrito se encuentran en los primeros diez con rentas medias más bajas de Madrid, profundiza Alvar antes de incidir en que un 20% es población migrante, mayoritariamente originaria de América Latina.

En cuanto a las necesidades de la zona, el acceso a la vivienda es la protagonista debido a los altos precios tanto para el alquiler como para la compra. "Los servicios sociales están saturados y son las redes vecinales las que suplen su trabajo con las despensas solidarias, asesoría en cuanto a vivienda, parando desahucios, negociando alquileres sociales, ayudando a tramitar subsidios como el IMV o también haciendo sindicalismo de barrio", comenta Juan. Daniel, que también lleva 38 años en Carabanchel, alude a los "problemas de incertidumbre, ansiedad y estabilidad" que provoca el no tener acceso a una vivienda ni al pago de un alquiler.

Todo ello, según dice este vecino, "derivado de ser un distrito compuesto principalmente por clase trabajadora, con una situación de permanente crisis, agravada por la de 2008 y ahora golpeada de nuevo por la actual; con un paro juvenil que roza el 50% y una tasa del desempleo del 25% de media que afecta más a las mujeres, sobre todo si son migrantes". Alvar también menciona otros problemas "provocados por amontonar, segregar y abandonar a su suerte a las poblaciones de menos recursos" ligados a las drogodependencias, pequeña delincuencia y falta de perspectivas. Describe a los colegios e institutos de la zona como que son "más aparcamientos que espacios de aprendizaje y transformación" y denuncia la falta de transporte público que conecte las distintas zonas del distrito.

Diferentes crisis, las mismas víctimas

Tal y como Alvar resume: "Para la mayor parte de sus habitantes se cumplirá el ciclo de haber nacido en familias sin muchos recursos ni grandes perspectivas, haber tenido una vida de trabajador o trabajadora sin grandes perspectivas y tener hijos e hijas que tampoco tendrán grandes perspectivas. Somos las reservas de la mano de obra. Sin embargo es también un barrio vivo, lleno de animación, con un tejido bastante intenso. Hay bastante orgullo de barrio carabanchelero". 

En cuanto a las consecuencias de la crisis sanitaria en este distrito de la capital madrileña, Daniel sostiene que "muchas personas han visto sus vidas convertidas en una rutina de salir de casa para trabajar y volver para descansar hasta el siguiente día volver a empezar, sin tener ni tiempo ni espacio ni para cuidarse ni cuidar de los suyos, ni tener ningún tipo de ocio o descanso más allá del necesario para poder ser productivos/as el día siguiente". Alvar también incide en la "deteriorada salud pública, ya que en el centro de salud de Abrantes, que atiende a cerca de 30.000 personas, es una suerte si llega a haber cinco facultativos durante varios días seguidos".

La crisis económica también ha hecho estragos en un distrito en el que antes de la pandemia muchos de los salarios ya eran más bajos que antes de la anterior crisis de 2008: "Muchas familias durante el confinamiento se quedaron sin recursos, las despensas vecinales se han visto saturadas, casi todas tienen las listas de reparto de alimentos cerradas y lista de espera para familias que no tienen más recursos", explica Juan. En Carabanchel, además, son los centros sociales okupados, cedidos o alquilados los que generan mucha más oferta cultural y de ocio que la Administración pública.

Preguntados los tres por qué esperan del ganador o ganadora de las elecciones, Daniel responde que "no esperamos demasiado de ninguna de las opciones favoritas, ni tampoco vamos a esperar, como no hemos hecho en este tiempo, para poder ejercer nuestros derechos y pelear por un bario mejor". Alvar, en su caso, dice que "si gana la derecha extrema trumpista y extrema derecha franquista van a hacer realidad su insulto: convertirán nuestros barrios en estercoleros. Será la guerra". Los tres miembros de la Asamblea Popular de Carabanchel coinciden en que los candidatos electorales no conocen la realidad de su distrito, y Alvar finaliza: "Lo importante es que existan contrapoderes populares, movimientos sociales activos que sepan y logren imponer las agendas populares. Si desde la calle sabemos reclamar y exigir, ya le haremos notar la realidad y necesidades de la zona".

Un distrito de derechas con reclamaciones de izquierdas

En cambio, las cosas parecen bastante diferentes en el barrio de Goya, ubicado en el distrito de Salamanca, donde se concentran unas 150.000 personas, según Juan Carlos García, presidente de la Asociación de Vecinos de dicho barrio. Él lleva trabajando en la zona desde hace más de 40 años y describe a vecindario como muy envejecido y "sin posibilidad de renovación, pues los descendientes deben abandonar el distrito por sus altos precios de alquiler, quedando como zona comercial y de oficinas, cuando el futuro tiende a una transformación de comercio y del modo de trabajo".

Juan Carlos García, presidente de la Asociación de vecinos del barrio de Goya (Salamanca).
Juan Carlos García, presidente de la Asociación de vecinos del barrio de Goya (Salamanca). Guillermo Martínez

Las demandas que efectúa García no parecen ir a la par de la opinión mayoritaria del distrito de Salamanca, pues en las elecciones autonómicas de 2019 fue el PP, con 30.185 votos, el partido más votado. Tras él, Ciudadanos con 17.743, el PSOE con 13.547, Vox con 9.496 y, por último, Más Madrid con 7.748 votos seguido de Unidas Podemos, que obtuvo 1.879. Más de 29.000 personas se abstuvieron, 201 votaron nulo y otras 319 en blanco.

Respecto a los problemas de la zona, García se limita a exponer la ausencia de "espacios para la coincidencia y convivencia de los vecinos, ya que los bares son el único reducto de socialización". En su caso, la cercanía con el Palacio de los Deportes es uno de los problemas añadidos: "Aunque antes los vecinos podíamos practicar deporte en él, pues no solo estaba destinado a la competición profesional, con el tiempo se alquila a empresas que explotan el espacio en función exclusiva de sus beneficios, convirtiendo el espacio en uno de los de mayor número de eventos a nivel europeo, lo que supone un constante trasiego de muchedumbres, con los consiguientes problemas para las zonas adyacentes".

Del mismo modo, este veterano comerciante de la zona afirma que "la privatización de la gestión de todos los servicios públicos ha ocasionado diferentes problemas y arbitrariedades en el acceso a polideportivos y otros servicios de titularidad municipal, además de transformar un trabajo estable y de ciertas garantías, en trabajo basura". En la actualidad, una ya proyectada remodelación en el barrio "supone una vuelta de tuerca más a un diseño urbano que promueve y genera el exclusivismo de ciertas clases sociales. (…) Este distrito contiene un número importante de altos funcionarios y profesionales cualificados y donde se entiende el espacio urbano como algo aséptico, donde las personas puedan ir de casa al trabajo, a los colegios, comercios, etc. sin coincidir con nadie en las calles o espacios comunes. Ello además, promueve la cultura de bares y cafeterías, incluso entre la población juvenil", en sus propias palabras.

Así son dos realidades de la capital madrileña que confluirán en los resultados electorales del próximo 4 de mayo, donde la Comunidad decidirá a su futuro o futura presidente o presidenta del Gobierno autonómico. En este sentido, García apunta: "Entendemos como algo fundamental que no gane la derecha (PsoE [sic.] incluido) para poder revertir estas situaciones. No porque supongan una solución definitiva a estos problemas sociales, pero sí un punto de partida sobre el que poder respirar un poco y construir algo más integral".

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