Pacma y la organización internacional Igualdad Animal convocaron concentraciones este sábado para protestar por la ejecución de Excalibur, el perro de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería infectada de ébola.  

Un total de 24 ciudades se solidarizaron con la infectada y su marido y pidieron la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Mato, así como del consejero de Sanidad madrileño, Javier Rodríguez, y del director general de Atención al Paciente, Julio Zarco. 

Además exigieron responsabilidades políticas por la 'pésima actuación' del Gobierno ante la crisis del ébola. A su vez, lamentaron que ningún otro partido político se haya movilizado ante la 'peor crisis sanitaria en décadas'.

'No podemos permanecer impasibles ante la infame gestión de los responsables políticos de la Sanidad española y madrileña. Su incompetencia se ha cobrado ya la vida de Excalibur y ha llevado a Teresa Romero a una situación crítica, en la que peligra su vida. Los ciudadanos decentes debemos salir a la calle a reclamar la inmediata dimisión de Mato, Rodríguez y Zarco', señalan desde PACMA. 

Las concentraciones, realizadas de forma simultánea en la veintena de ciudades, han transcurrido sin incidentes. En ellas, han participado miembros del PACMA y de protectoras de animales y particulares de todas las edades, durante las cuales se ha leído un manifiesto.

En la concentración en la plaza del Ayuntamiento de Valencia han participado alrededor de 300 personas, muchas de ellas acompañadas por sus perros, que portaban una pancarta con la frase 'Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales', de Mahatma Gandhi, y pequeños carteles con frases como 'Ana mata perros' o 'Todos somos Excalibur, no más asesinatos'. Se han podido escuchar frases como 'Ana Mato, dimisión', 'El virus que da miedo está en el gobierno', 'Teresa aguanta, España se levanta' o 'Excalibur no ha muerto, lo han ejecutado'.

PACMA presentó el pasado viernes una querella contra el consejero de Sanidad madrileño por un presunto delito de prevaricación al haber autorizado el sacrificio de Excálibur, sin que se haya realizado un diagnóstico previo, tal como exige la Ley de Protección Animal de la Comunidad de Madrid en su artículo 12.