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Chuchito Valdés y Leonel Zúñiga se "llevan" La Habana a Tánger

EFE

Los músicos cubanos Chuchito Valdés y Leonel O. Zúñiga tienen el propósito de "llevarse" La Habana a Tánger, la ciudad marroquí en la que actúan dentro del festival Tanjazz, que les tiene en su novena edición como plato fuerte del programa.

"Es la primera vez que vamos a Marruecos pero creo que las condiciones son muy buenas y vamos a hacer un repertorio para todos los públicos: jóvenes, mayores, de todo", explicó a Efe Zúñiga, que con su Havana Street Band aterriza el sábado en esta ciudad del norte de África.

"Acapararemos la atención de la gente, no hay duda", aseguró el músico cubano, que confía en la buena recepción del público marroquí, puesto que "vamos a hacer una música que ha transcendido internacionalmente".

Saxofonista, flautista y compositor, lidera un grupo de nueve músicos que hacen salsa calificada de innovadora, situada dentro del son y con toques de timba, y que ha merecido un puesto destacado en el programa del Tanjazz tangerino de este año.

"Pienso que a la gente le puede llamar la atención", agregó modestamente después de admitir que, aun sabiendo de la enorme influencia de la música africana en la de la isla caribeña, desconoce la de Marruecos.

"Pero puede ser para nosotros un descubrimiento (...) también podría ser incluso una aportación musical", aventuró Zúñiga, quien recuerda un éxito reciente con Chuchito Valdés en la República Checa, en un concierto memorable -"lo menos había 20.000 personas, nos pidieron cinco bises"- que le lleva a considerar que "uno llega a los lugares y no sabe lo que le espera".

"Nos vamos a llevar un poco de La Habana a Tánger. Un poco de acá (de Barcelona, donde reside) y de allá también", algo en lo que está de acuerdo Chuchito Valdés, hijo y nieto de enormes artistas, que sí ve algo en la música marroquí que la relaciona con la cubana.

"Los tambores de ellos tienen mucho que ver con los nuestros, los que se trajeron de África a Cuba (...) Se puede hacer buena fusión con eso", apunta al recordar la buena simbiosis encontrada entre lo cubano y lo flamenco, como demostraron su abuelo Bebo y El Cigala en la memorable grabación "Lágrimas Negras".

Porque "en la música no hay fronteras. En la música habla la voz de Dios y hay que poner el corazón en el instrumento", sentencia Valdés, quien considera que al "gran flautista" que es Leonel él le puede aportar "cosas ritmáticas, en el piano, y las cosas que he tocado con mi padre, Chucho Valdés, y en Irakere".

Y Zúñiga responde a eso: "Él está haciendo latinjazz y yo estoy haciendo también mucho de eso, pero lo combino con la timba cubana. Él es tremendo pianista y todo suma".

Pero influencias mutuas y ajenas a parte -de las foráneas no reniega y a ellas se muestra abierto-, Valdés asegura que, en lo que él hace, "la tendencia la marca Cuba, definitivamente".

Chuchito Valdés, considerado un maestro de la música cubana y prodigioso pianista, dirigió la orquesta Irakere y en él se reconocen las huellas de Bebo, su abuelo, y de Chucho, su padre.

Por su "Keys of latin Jazz" mereció el año pasado una candidatura a los premios Grammy en la categoría del mejor álbum de latin jazz.

El Festival Tanjazz, que comenzó el pasado miércoles en esta ciudad del Estrecho de Gibraltar, reúne en cinco días de actuaciones a 23 agrupaciones y ya está considerado como una de las citas musicales ineludibles de la temporada.

La joven promesa estadounidense Sara Lazarus, el trompetista galo Fabien Mary y las canciones de los Beatles versionadas a ritmo de jazz por el grupo belga Jazz Me Do son otros de los protagonistas sobre los escenarios de este festival.

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