Público
Público

Los chabolistas de Kibera muestran a los científicos cómo se vive sin agua corriente

EFE

Científicos, expertos, periodistas y personalidades diplomáticas han podido conocer hoy de primera mano cómo se enfrentan a la vida sin agua corriente ni saneamientos los habitantes de Kibera, el mayor barrio chabolista de África que tiene una extensión de unos 2,5 kilómetros cuadrados.

El grupo, formado por participantes en las jornadas que la ONU ha organizado en Nairobi para celebrar mañana el Día Mundial del Agua, se ha aventurado por las calles embarradas y repletas de desechos y excrementos de Soweto East, uno de los distritos de Kibera.

Los asistentes, bien vestidos y equipados con enormes cámaras, grababan y tomaban fotos de las chabolas, de los niños y de otros residentes y del agua marrón que corría a los dos lados de la calle transportando todo tipo de desperdicios.

Dorene Awala y sus dos hijos, que viven en la zona, llenaban bidones de agua de un grifo conectado a una cañería mientras varios miembros del grupo les fotografiaban: "Venimos varias veces al día, llenamos todos estos recipientes y ésta es nuestra agua para toda la jornada, porque en la chabola no tenemos agua corriente ni aseo", contó Awala a Efe.

Kibera es el hogar de entre ochocientos mil y un millón de personas que viven en pequeñas chabolas de unos 9 metros cuadrados donde familias enteras comparten una o, con suerte, dos habitaciones, y la gran mayoría de estas viviendas carecen de agua corriente y electricidad.

Los participantes en las jornadas de la ONU, que recorrieron las encharcadas calles de Kibera bajo la atenta mirada de los chabolistas, visitaron unos nuevos retretes construidos como parte del programa de las Naciones Unidas "Iniciativa Integrada del Saneamiento del Agua y la Gestión de los Desechos de Kibera (WATSAN, en inglés)".

En ellos, y tras pagar 3 chelines kenianos (algo menos de 0,03 euros), los habitantes de Soweto East reciben un poco de papel higiénico y pueden usar unos servicios muy básicos, que consisten de un agujero en el suelo o una ducha de agua fría que procede de un depósito situado en el tejado.

"Es maravilloso", dice Nicolas Odero, miembro de la asociación Better Life (Una Vida Mejor), que gestiona las nuevas letrinas. "Éstas están excavadas más profundas y conectan con una tubería; antes sólo había un agujero poco profundo que muchas veces se desbordaba", describe Odero.

Gracias a este programa de la ONU, se han construido 48 de estas letrinas para los 70.000 habitantes de Soweto East, distribuidas en ocho localizaciones.

Sin embargo, el personal que trabaja en la manutención de los retretes dicen que sólo reciben unas 2.000 visitas al mes en total y que el motivo por el que más gente no utiliza las nuevas instalaciones es, simplemente, porque no pueden permitirse pagar los 3 chelines.

"Ha sido increíble pero a la vez horrendo visitar este asentamiento. Te hace sentir muy humilde", dijo a Efe Frances Lucraft, coordinadora del programa de desarrollo de la Asociación Internacional del Agua, tras la visita a Kibera.

"Hay que concienciar a la gente sobre esta situación, a aquellos que no tienen ni idea y que no saben que son unos privilegiados simplemente por tener agua limpia y saneamientos", agregó Lucraft.

Esa labor de concienciación es uno de los objetivos del Día Mundial del Agua, según Joshua Kaiaganaine, encargado de los proyectos de agua y saneamientos de UN HABITAT, una de las agencias de la ONU que ha organizado las jornadas y que se ocupan de los asentamientos humanos.

"La meta global de estos encuentros es lograr un mejor trabajo con los gobiernos locales, ONGs y países donantes para aumentar la calidad del agua", afirma ya fuera de Kibera el encargado de UN HABITAT.

Sin embargo, Kaiaganaine admitió que hay que pasar más tiempo trabajando en los propios asentamientos y menos en las oficinas. "Hay que dar más dinero para proyectos sobre el terreno, ahora mismo hay niños muriendo en Kibera, ¿qué estamos haciendo aquí?".

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias