Los bancos y cajas españoles se han convertido en el último año en auténticas inmobiliarias. Fruto de los embargos de hipotecas ejecutados y de las compras de activos realizadas a las promotoras (a cambio de deuda), su cartera inmobiliaria asciende ya a 15.300 millones de euros, según un estudio realizado por la consultora DBK. Esta cifra supera en más de siete veces los 2.000 millones de euros que gestionaban en ladrillo a final de 2007.

El estudio confirma que, como en todas las crisis, los bancos acaban convirtiéndose en las grandes inmobiliarias del país. Sin embargo, las entidades financieras españolas tienen poco interés por tener viviendas en su poder. Por eso, en los últimos meses han puesto en marcha varias estrategias para intentar desprenderse de ellas cuanto antes. Según el estudio, actualmente tienen en venta 35.000 pisos, que esperan colocar a través de sus oficinas (han implementado sistemas de incentivos para los empleados), de los nuevos portales que han lanzado en Internet y de las sociedades inmobiliarias que han creado para gestionar sus inmuebles.

Su política es especialmente agresiva en cuestión de precios. Están haciendo descuentos importantes (de en torno al 30%) porque pueden permitirse rebajas mayores que las promotoras, ya que han rentabilizado parte de la inversión con los intereses cobrados en el préstamo antes de que se convirtiera en moroso. Y, además, les conviene hacer los descuentos para deshacerse del inmueble cuanto antes y no tener que abonar las elevadas provisiones que les obliga a dotar el Banco de España.

Además de los pisos en venta, las entidades se han quedado, como inversión, edificios y otras construcciones para alquilar o vender con plusvalía en el futuro. Esta cartera ha pasado de 2.400 millones de euros en 2007 a 8.559 millones en marzo pasado.