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Un anciano admite que mató a su esposa pero que no sabe por qué lo hizo

EFE

Un hombre de 78 años para quien el fiscal pide 20 años de internamiento en centro psiquiátrico penitenciario por el asesinato de su mujer, a la que disparó tres veces momentos después de recriminarle una supuesta infidelidad, se ha declarado culpable en el juicio pero ha dicho que no sabe por qué lo hizo.

Durante la primera sesión del juicio, celebrado hoy en la Audiencia de Granada con jurado popular, el anciano ha señalado que primero se puso la pistola en la cabeza porque su intención inicial era matarse, pero, sin saber por qué, disparó a su mujer, a la que "nunca" amenazó en los más de 50 años que llevaban casados, en los que tuvieron siete hijos.

"No sé por qué lo hice. Se me fue la cabeza. Yo no soy capaz ni de matar a un animal", ha indicado al tribunal.

Aunque la Fiscalía sostiene que momentos antes del crimen el acusado recriminó a su mujer una supuesta infidelidad, el hombre ha dicho que no lo recuerda, pero sí ha admitido que llevaba diez o doce años creyendo que le era infiel, lo que le llevó incluso a poner un cerrojo en la puerta de la vivienda por temor a que ella y su supuesto amante accedieran algún día a la casa y le mataran.

En su declaración, intercalada por sollozos, el acusado, M.L.R., ha manifestado que en el crimen, que tuvo lugar la mañana del 3 de abril de 2009 en el domicilio conyugal, en Píñar (Granada), usó una pistola que tenía escondida en un palomar desde hace quince o veinte años y que días antes del homicidio la llevó a su casa para limpiarla.

La Fiscalía mantiene que cuando ocurrieron los hechos el acusado, que con anterioridad al crimen había estado en tratamiento psiquiátrico y psicológico, sufría un trastorno de ideas delirantes con una "concepción errónea de la realidad", por lo que tenía sus facultades cognitivas y volitivas "totalmente anuladas".

El acusado ha relatado que, desde meses antes del crimen, estaba siendo sometido a un tratamiento psiquiátrico al que él se oponía y que, dice, su familia le suministraba en la comida.

Según su testimonio, tras el crimen se dirigió a un bar para que contactaran con su hijo o la Guardia Civil para confesar el crimen y por si podían hacer algo por la vida de su mujer, que ya había fallecido porque dos de los disparos le causaron la muerte inmediata.

La acusación popular, ejercida por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, atribuye al acusado un delito de asesinato por el que solicita inicialmente 17 años y medio de condena pero en la cárcel, en lugar de en un centro psiquiátrico penitenciario como pide la Fiscalía, porque no considera acreditado que el anciano no supiera lo que hacía cuando mató a su mujer.

Por su parte, la defensa solicita por un delito de homicidio tres años de internamiento en un centro psiquiátrico para el acusado, que en su opinión no es una persona peligrosa porque su agresividad la había enfocado "única y exclusivamente" hacia su mujer, a la que "incluso ese día la quería y aún hoy llora su ausencia".

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