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Vicente Aleixandre La casa del poeta Vicente Aleixandre, perdida entre la ruina y el olvido

La vivienda de quien fuera uno de los máximos exponentes de la Generación del 27 se encuentra deshabitada y abandonada. Nada que ver con lo que fue en su día: un lugar habitual de reunión de escritores como García Lorca, Cernuda, Alberti, Miguel Hernández y Neruda.

Fachada de Velintonia, 3, en un día nevado. / AAVA

En el chalet situado en el número 3 de la calle Velintonia, el premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre vivió su doloroso exilio interior, en aquella casa, en 1928, recibió los primeros ejemplares de su libro de presentación, “Ámbito”, y en esa residencia el que fuera uno de los máximos representantes de la Generación del 27 conoció a Luis Cernuda, Miguel Hernández o Pablo Neruda.

En Velintonia, 3 su gran amigo Federico García Lorca solía tocar el piano de la madre de Vicente Aleixandre, y allí le leyó por vez primera los magistrales Sonetos del amor oscuro, todos, los publicados y los perdidos, que aún eran unos sonetos sin título.

Aleixandre concibió en esa casa la mayor parte de su obra. El premio Nobel de Literatura en 1977, que desde finales del año pasado presta su nombre a una estación de Metro situada cerca de su casa, hizo de ella un "refugio vital y un espacio propicio para la amistad, que con tanta entrega cultivó a lo largo de su vida".

Son palabras de Alejandro Sanz, presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, que cada vez que visita la casa del poeta siente una mezcla de emoción, desolación e indignación porque Velintonia, año tras año, se va deteriorando y el tiempo deja sus huellas terribles en las paredes, en las ventanas, y en el jardín en el que aún vive el imponente cedro libanés que plantó el escritor sevillano en 1940.

Alejandro Sanz a la izquierda de la imagen junto al escritor Fernando Aramburu. /Foto AAVA

Alejandro Sanz a la izquierda de la imagen junto al escritor Fernando Aramburu. /Foto AAVA

"En Velintonia —explica Sanz— sucedieron hechos de un incuestionable valor histórico, reflejados en numerosos textos, cartas, memorias, evocaciones. En Velintonia nuestro poeta vivió y amó. Por eso siento también indignación porque llevamos 24 años denunciando el penoso estado de abandono del histórico inmueble y puede pasar lo peor: que adquiera la casa un particular y destruya irreversiblemente todo lo que representa".

La casa de Velintonia, 3 permanece vacía desde 1986, cuando falleció Concepción Aleixandre, hermana del escritor. El inmueble lleva en venta muchos años y ha habido, según le consta a la asociación, alguna oferta privada. No obstante, la sobrina nieta del Nobel siempre ha manifestado su deseo de hablar con cualquier representante de las administraciones públicas para intentar llegar a un acuerdo razonable de venta.

No a la ideologización interesada

La propuesta defendida por la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre es convertir Ventolina, 3 en la Casa de la Poesía, y cree que para conseguirlo lo más importante y urgente es constituir una mesa de trabajo integrada por representantes de las tres administraciones (municipal, autonómica y del Gobierno central), "y en la que nuestra asociación pueda también participar activamente para poder seguir defendiendo, con garantías, el fin que debe darse a esa casa, evitando cualquier interesada ideologización del espacio", resalta Alejandro Sanz.

En su opinión, la situación de "desprecio institucional" hacia la casa de un poeta y premio Nobel como Vicente Aleixandre no tiene parangón en Europa. "Esto sería inimaginable en Alemania, Francia, Reino Unido o Austria, por ejemplo", subraya.
Sanz no duda en culpar de la ruina y el olvido de Velintonia 3 a gobernantes y políticos, que tienen la "honrosa responsabilidad y la obligación, porque tienen la capacidad y los medios para hacerlo, de velar por nuestro patrimonio histórico y cultural y de protegerlo con todas las garantías, para que las generaciones futuras puedan disfrutarlo con la máxima plenitud".

"Esto —puntualiza— solo se consigue con cierta sensibilidad cultural, respeto por la historia y una firme voluntad en lograrlo. Desgraciadamente, nuestros gobernantes parecen estar más preocupados en mantener sus cargos que en trabajar por preservar el legado histórico de todos los españoles”.

Antigua biblioteca de Vicente Aleixandre hoy vacía en la casa de Velintonia 3. / AAVA

Antigua biblioteca de Vicente Aleixandre hoy vacía en la casa de Velintonia 3. / AAVA

Un conjunto de ladrillos y paredes

En tono irónico, Sanz se pregunta qué se puede esperar en España si la directora general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, Paloma Sobrini, en unas declaraciones a Radio Nacional en octubre de 2017, fue capaz de negar rotundamente el incuestionable valor histórico de Velintonia al afirmar que la casa era solamente un “conjunto de ladrillos y paredes”, palabras que, a su juicio, merecían su dimisión.

El próximo 21 de junio, la asociación abrirá Velintonia para recordar a Pablo Neruda, que conoció precisamente allí a Vicente Aleixandre, presentado por Federico García Lorca hace ochenta y cinco años. El objetivo es seguir denunciando el lamentable estado de abandono de la casa. En el acto participarán destacados poetas, escritores y artistas, así como las actrices Julieta Serrano y Charo López.

Detalle del timbre de una de las puertas de la casa. / AAVA

Detalle del timbre de una de las puertas de la casa. / AAVA

Desde que en 1995 inició la lucha para hacer de Velintonia, 3 una Casa de la Poesía, el colectivo ha recibido el apoyo y solidaridad de decenas de escritores, poetas, intelectuales y artistas.

Entre ellos destacan premios Nobel como Seamus Heaney, Mario Vargas Llosa o Jean-Marie Gustave Le Clézio, poetas como Claudio Rodríguez, José Hierro, Pere Gimferrer, Clara Janés o Antonio Gamoneda, novelistas como Fernando Aramburu, Javier Marías, Francisco Umbral, José María Merino o Vicente Molina Foix y artistas como Luis Eduardo Aute, Miguel Poveda, Alejandro Sanz, Joan Manuel Serrat, Amancio Prada, Patxi Andión, Maga, Carmen Linares, Raphael y Clara Montes.

En cuanto a las esperanzas que pueden tener en el nuevo Gobierno que surja de las recientes elecciones generales y en los que se vayan creando después de los comicios locales y autonómicos, Sanz se muestra pesimista. "No tenemos ninguna esperanza, visto lo visto. En estos años ha habido promesas, leves siempre, de unos y de otros, acuerdos incumplidos, muchas vanas palabras que, como diría Aleixandre ‘son un soplo solo’. Queremos hechos, y para eso hay que trabajar con voluntad", concluye.

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