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La UE sigue de perfil ante la criminalización de las ONG que rescatan migrantes en el Mediterráneo

El Gobierno italiano insiste en el cierre de puertos y en los desembarcos selectivos de personas rescatadas por buques humanitarios. Las organizaciones humanitarias temen que Bruselas les imponga nuevas normas para operar.

Parlamento europeo
Apertura de la 70ª sesión plenaria del Parlamento Europeo este pasado martes. Julien Warnand / EFE

Ha sido un debate sin votación en el Parlamento Europeo de Estrasburgo. Es decir, que debate ha habido más bien poco. Los eurodiputados de los diferentes grupos han reforzado sus ya conocidas posiciones. A saber: la ultraderecha quiere cerrar las puertas a todos los migrantes, a los que vincula con la inseguridad y la delincuencia. El PP europeo le calca ideas y retórica, salvo la eurodiputada española Dolors Montserrat, que solo ha cargado contra el ministro del Interior español a cuenta de la tragedia de Melilla. Los socialdemócratas hablan de respetar la ley y los derechos humanos en el Mediterráneo central, mientras se encomiendan a un nuevo pacto europeo de Migración y Asilo que lleva dos años de retraso. La izquierda europea y Los Verdes piden respeto a la labor de los barcos humanitarios, que son "los únicos" que cumplen la ley en cuanto a salvamento y rescate de náufragos.

Conclusión: hay que esperar, al menos, hasta la tarde del viernes, cuando se reunirán los ministros del Interior de los países comunitarios para tratar este asunto. Sobre la mesa, la nueva propuesta de 20 puntos de la Comisión Europea, criticada por las ONG y por varios grupos parlamentarios, que alegan que ese contenido no aporta nada que no se esté haciendo ya. Mientras, el nuevo Gobierno Italiano retoma su cruzada contra las ONG que salvan vidas en el mar, fuerza a la UE a reformular la acción de las ONG y, de paso, dinamita las relaciones entre varios Estados miembro, sobre todo con Francia.

Quizás el mejor resumen de esta estéril discusión haya sido el del eurodiputado liberal alemán Jan Christoph Oetjen, que se ha declarado "harto de estos debates" sin propuesta claras: "Nuestro problema no es de conocimiento, sino de acción. No hemos avanzado nada porque no hay un consenso en el Consejo Europeo. Hay ONG rescatando en el Mediterráneo porque no hay una respuesta europea organizada y conjunta".

Las consecuencias del bloqueo durante días —algunos durante semanas— de cinco barcos de diferentes ONG con más de 1.000 rescatados a bordo están todavía por verse, pero sí ha puesto el foco en varias verdades incómodas para la UE. Su inacción en este viejo asunto, el de la búsqueda y rescate en el mar, ha terminado por estallar con la vuelta de la ultraderecha a Roma, y ha colocado de nuevo en la diana a las ONG y, sobre todo, a las personas que se la juegan en el mar para llegar a Europa, unas 280.000 en los que va de año y más de 90.000 solo a Italia, según Frontex.

De aquellas cinco naves que esperaban, solo una acabó entrando y desembarcando en un puerto italiano, que son los más cercanos considerados seguros en esta zona de búsqueda y rescate. Otras dos lo hicieron parcialmente después de que técnicos italianos valoraran la vulnerabilidad y el estado de salud de los rescatados, aceptaran a una parte y obligaran a los buques a volver con el resto a aguas internacionales.

El barco Oceans Viking, de la ONG francesa SOS Mediterranée, acabó yendo al puerto francés de Tolón después de 21 días de bloqueo con cientos de personas a bordo. Se negó a esos desembarcos selectivos que la ultraderecha italiana trata de imponer, pero no forzaron una batalla como la vista en 2018, que terminó con el famoso barco Acuarius desembarcando a más de 600 rescatados en València.

El bloqueo de este buque fue la gota que colmó el vaso para Francia, aunque la tensión también se alargó hasta los Gobierno de Alemania y Noruega, países de bandera de otros dos barcos bloqueados.

Ahora, París ha abandonado el mecanismo voluntario de solidaridad pactado por Bruselas, en el que varios países han ofrecido hasta 8.000 plazas de acogida para reubicar a personas llegadas a Italia. Sin embargo, como recuerda Italia, en los meses que lleva en vigor este dispositivo, apenas se ha realojado a 130 personas.

Y la retórica de Matteo Salvini, actual ministro de Infraestructuras italiano, con pleno control de los puertos del país, vuelve a ser la de que Italia, España, Grecia y Malta son los únicos países de la UE que soportan la presión migratoria. No tiene en cuenta, en cambio, que una gran parte de quienes llegan a estos países acaban en Alemania, Francia, Bélgica, Dinamarca o los estados escandinavos. En el argot político europeo se conocen como "movimientos secundarios".

Sea como fuere, Italia no está dispuesta a cambiar de opinión, una las grandes bazas de la ultraderecha triunfante durante la reciente campaña electoral, a pesar de que Bruselas y otros países le han recordado que abrir los puertos para personas en peligro, la mayoría posibles refugiados, no es una decisión autónoma, sino un mandato del derecho marítimo internacional y los derechos humanos.

Es lo mismo que las ONG llevan tiempo defendiendo. Lo han vuelto a hacer esta semana en el Parlamento Europeo, en rueda de prensa junto al eurodiputado de Anticapitalistas Miguel Urbán, integrado en la izquierda europea (GUE/NGL). Urbán ha sido muy crítico no solo con Italia sino también con la Comisión Europea, a la que reprocha haber dejado "que se cierren puertos a rescatados sin que pase nada" mientras en el horizonte todo apunta que "habrá nuevas normas para las ONG".

Contra los bulos y la difamación

Representantes de las ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), Mission Lifeline, SOS Mediterranée, Open Arms y Sea Watch han denunciado en Estrasburgo que han regresado "los bulos" que los vinculan con el tráfico de personas, a pesar de que los números procesos judiciales que algunas llevan enfrentando desde 2017 solo han verificado que actúan de acuerdo a las normas. Según los portavoces, su presencia no sería necesaria en la zona si hubiera un organismo público y civil de salvamento, como fueron las desaparecidas operaciones Mare Nostrum o Tritón.

Sin embargo, recuerdan que las personas llegadas a Europa que ellos rescatan apenas suponen entre el 10% y el 15% del total, por lo que no cabría culparles a ellas de un repunte migratorio. "No necesitamos nuevas normas, lo que hace falta es que la Comisión recuerde a los Estados sus obligaciones jurídicas. No caben desembarcos selectivos", insistía Sophie Tadeus, representante de Sea Watcht.

Por su parte, el coordinador de operaciones de búsqueda y rescate de MSF, Juan Matías Gil, ha asegurado que la ONG ha recurrido ante los tribunales italianos el ultimo decreto de los ministerios de Interior, Defensa y Transporte e Infraestructuras, este último en Manos de Salvini, quien aún está inmerso en un proceso judicial por "secuestrar" el barco de Open Arms y los migrantes rescatados durante su primera batalla contra las ONG.

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