Una veintena de profesores de distintas ciudades de España se han unido para iniciar una demanda colectiva y denunciar a sus Administraciones ante la falta de protección en sus puestos de trabajo pese a ser personas de riesgo. Son docentes con enfermedades crónicas y patologías que les hacen vulnerables ante esta pandemia. El riesgo que corren si se infectan de coronavirus es muy grave y, pese a esto, viven desde septiembre un "maltrato administrativo" por el que se sienten ignorados y desprotegidos.

Este grupo de profesores, bajo la plataforma Trabajadores de riesgo del sector de la enseñanza, también prepara una carta que enviarán al Defensor del Pueblo. Público ha hablado con varios de los docentes afectados. Hay varios puntos en común en todas sus historias: las Administraciones no han evaluado sus situaciones ni adaptado sus puestos y son profesores que quieren trabajar pero en condiciones de seguridad en las que no tengan que arriesgar sus vidas.

Las enfermedades crónicas o patologías que sufren son muy distintas, pero todas ellas encuadran en las señaladas por el Ministerio de Sanidad como enfermedades que les hacen ser personas de riesgo durante la pandemia del coronavirus. La Comunidad de Madrid es una de las Administraciones que "maltrata administrativamente" a estas personas de riesgo pero la situación se repite, al menos, en Andalucía y Castilla-La Mancha.

Los docentes han decidido, tras el consejo de sus abogados, denunciar por lo social basándose en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y la Ley de Teletrabajo y exigiendo una tutela de esta jurisdicción en tanto en cuanto la Administración empleadora no está protegiendo al trabajador vulnerable. La denuncia como tal trata de "la inactividad de la administración autonómica en cuanto a la falta de medios y herramientas en sus centros de trabajo que les permitan desarrollar su actividad laboral adoptando las medidas de prevención necesarias para evitar contagios tanto entre el personal del centro, alumnos, y familiares de los mismos".

No todos los docentes que están en el grupo podrán seguir adelante con la denuncia. Santiago Vallejo y Nerea (nombre ficticio) son dos de los profesores que, tras el rechazo de la Comunidad de Madrid de evaluar su situación para adaptar sus puestos, están de baja médica por ansiedad. Sin embargo, hay al menos siete profesores que querrían denunciar pero que no lo hacen por su situación económica. Son docentes de Andalucía y Madrid que se encuentran en huelga desde que empezó el curso por las condiciones en las que tuvieron que volver a las aulas. 

Riesgo inasumible

Los profesores, en el texto que preparan para explicar su denuncia al Defensor del Pueblo, avisan que las Administraciones ni les están protegiendo ni están implementando medidas de seguridad para sus trabajos. "Al profesorado que por edad, patologías crónicas o embarazo debería ser sustituido para protegerlo, se nos está obligando a trabajar en condiciones que ni siquiera cumplen con las medidas de prevención del covid que habrían de cumplirse para el resto de docentes, trabajadores en los centros educativos y alumnado (distancia mínima de 1,5 m., aulas no masificadas con ratios reducidas y con aire limpio...). El riesgo al que nos enfrentamos en nuestro trabajo para nosotros es totalmente inasumible", explican en el texto.

Los docentes piden, en primer lugar, que adapten su trabajo para realizarlo con medidas de protección o telemáticamente: "Queremos poder atender al alumnado de riesgo o con familiares con los que convivan que sean de riesgo, o poder contribuir haciendo trabajos administrativos para nuestros centros telemáticamente". Y, si no es posible, reclaman una baja médica o incapacidad temporal.

Los docentes están iniciando el proceso de demanda a la vez que plantean sumar a más profesores. Los sindicatos de enseñanza como Comisiones Obreras (CCOO) o la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) han denunciado también en varias ocasiones la situación de desprotección de los profesores con patologías, mayores de 60 años e incluso embarazadas. Todos coinciden en que, pese a que se tuvo muy en cuenta a los vulnerables en la primera ola, ahora están siendo grandes olvidados de la pandemia.