Unos cinco migrantes murieron al día durante los primeros seis meses del año al tratar de cruzar las fronteras españolas en patera. En total, 951 personas perdieron la vida en las rutas migratorias para llegar a España hasta junio. La mayoría rumbo a Canarias, con un total de 778 fallecidos, y en la ruta argelina, con 102 muertes, según Caminando Fronteras.

El colectivo ha presentado este jueves un informe en el que advierte de que la ruta canaria está aumentando "su capacidad mortífera", a pesar de que la llegada de pateras a esta zona ha disminuido un 19%.

Las víctimas en el primer semestre han sido sobre todo mujeres y niños, donde las cifras ascienden a 112 y 49, respectivamente. Los meses más mortíferos fueron febrero, con 237 fallecidos, y junio, con 332.

Unas 12.192 personas llegaron a nuestro país en pateras, barcas hinchables o cayucos, hasta el 30 de junio, según el Ministerio del Interior. Un 4,17% más que en el mismo período de 2022. Los migrantes procedían de hasta 14 países diferentes: Argelia, Camerún, Costa de Marfil, Gambia, Etiopía, Guinea Conakry, Islas Comoras, Mali, Marruecos, República Democrática del Congo, Senegal, Siria, Sri Lanka y Sudán. 

Caminando Fronteras, además, denuncia "una mala coordinación entre los países que deben activar los servicios de socorro". "En el caso de España y Marruecos, la coordinación no está basada en el derecho a la vida, sino en las negociaciones bilaterales de control migratorio", critican sobre el caso de un naufragio ocurrido el 21 de junio, que tenía como destino Gran Canaria, en el que fallecieron 36 personas.

En esta tragedia, España decidió transferir las responsabilidades a Marruecos, quienes tardaron horas en realizar el rescate y solo lograron recuperar dos cadáveres. Uno de ellos de un bebé.

"Los niños lloraban mucho, no teníamos agua… Los vi morir frente a mí, se iban cayendo al mar y cuando llegó el rescate era muy tarde. Los marroquíes nos tiraron en el desierto, tenía quemaduras y se infectaron, gracias a Dios estoy viva, solo nos queda Dios cuando todos quieren asesinarnos", relata en el documento un superviviente de uno de los naufragios registrados.

Asimismo, desde Caminando Fronteras denuncian la vulneración de los derechos humanos que sufren las víctimas y sus familias. Los supervivientes se ven sometidos a detenciones, desplazamientos forzosos, ataques físicos y retenciones en aplicación de la Ley de Extranjería. Mientras, los desaparecidos sufren la negación del derecho a ser buscados. Por su parte, las víctimas cuyos cuerpos han sido encontrados acaban enterradas en fosas comunes, "sin protocolos que garanticen su identificación y entierros dignos".

"Yo lo que deseo y lo que solicito es ver el cadáver de mi hermano, aunque sea a distancia, para que apacigüe el fuego que está ardiendo en mi corazón; que las autoridades españolas nos ayuden a transferir el cadáver a Argelia cuanto antes para hacer un funeral según la tradición y que su alma pueda descansar en paz", declaró a la organización el hermano de una persona que perdió la vida en las costas de Denia.