a coruña
Actualizado:Las rías gallegas se formaron hace 60 millones de años en el período Cenozoico y son un espacio delicado y excepcional, con ecosistemas únicos gracias a la combinación de corrientes de aguas dulces y saladas que las bañan con distintos nutrientes. Pero cualquier mínima alteración puede trastocar ese equilibrio y afectar gravemente a la supervivencia de las especies que habitan en ellas.
La de Arousa, la más al norte de las rías Baixas y en la que desemboca el río Ulla, es una de las más ricas del país en producción marisquera de bivalvos, moluscos muy sensibles a los cambios y cuya producción lleva veinte años en caída libre: un 75% menos de berberechos y cerca de un 70% menos de almeja en las tres variedades que se crían allí, babosa, rubia y fina, en los dos últimos decenios.
La causa es la contaminación que recibe el río de las poblaciones e industrias a lo largo de la cuenca del Ulla, la alteración de su corriente y la acumulación de tóxicos provocada por los saltos hidroeléctricos de los embalses de Touro, Brandariz y Portodemouros, y las variaciones en los vientos y en los flujos de agua del océano Atlántico que está provocando el cambio climático.
"La situación es crítica", asegura Xaquín Rubido, biólogo y portavoz de la Plataforma para a Defensa da Ría de Arousa (PDRA), quien alerta contra la inacción de las administraciones, especialmente de la Xunta, ante la contaminación continuada que padece el estuario. "Si seguimos inclinando la balanza del lado del deterioro, la ría desaparecerá tal y como la conocemos hoy, es decir como el pulmón marisquero de Galicia", añade.
Alimento y sumidero
La factoría de producción de pasta de celulosa que la empresa Altri quiere construir junto al río Ulla en Palas de Rei, a 120 kilómetros al noreste de la ría, utilizándolo a la vez como alimento y sumidero de su proceso productivo, puede ser la puntilla, según advierten las organizaciones civiles que encabezan la contestación social al proyecto.
Altri extraerá cada día 46 millones de litros diarios del Ulla -equivalente al consumo humano de toda la provincia de Lugo y la ciudad de Santiago- en el embalse de Portodemouros, al que devolverá 30 millones de litros que, asegura, pasarán por un proceso de depuración para garantizar "una calidad que no cambia el estado actual del río", que llegará a Arousa "en las mismas condiciones que ahora".
"Si seguimos inclinando la balanza del lado del deterioro, la ría desaparecerá"
Pero lo cierto es que Altri no verterá al Ulla agua limpia, sino, tal y como afirman varias asociaciones ecologistas, contaminada con amonio, nitratos, sulfatos, fosfatos y fósforo total. En cantidades por debajo de los topes legales, pero que reaccionarán con los que ya intoxican desde hace años el embalse
Según un informe conjunto de Greenpeace, Amigos de la Tierra, Seo Birdlife y WWF, Portodemouros ya tiene una elevada contaminación por fósforo, entre otros, y sufre cada año numerosos episodios de eutrofización por nitrógeno similares a los que padece la Manga del mar Menor en Murcia, en los que suelen reproducirse cianobacterias tóxicas para los animales y las personas.
Materia orgánica
El portavoz de la PDRA recuerda además que la propia compañía reconoce que la parte de agua que devolverá al río estará a 27 grados, lo que podría elevar otros tres la temperatura media de su caudal. Y añade: "Una fábrica de celulosa produce también una ingente cantidad de materia orgánica que acabará en la ría, que ya sufre una severa incapacidad de renovación de oxígeno en el agua".
El previsible incremento de la contaminación en el Ulla que llegará a Arousa ha levantado la protesta del sector marisquero, formado en su mayoría por mujeres que se han unido al movimiento social de protesta contra la factoría. "Hay una pregunta muy sencilla: si van a devolver agua limpia, ¿por qué no la reutilizan en su proceso productivo?", se pregunta Imma Rodríguez, mariscadora y portavoz de la Organización de Mariscadoras na ría de Arousa.
"Si van a devolver agua limpia, ¿por qué no la reutilizan?"
Altri se ha asociado en Galicia con la empresa Greenalia, propietaria de varias explotaciones eólicas en la comunidad, bajo la marca Greenfiber. El nombre apunta reminiscencias ecológicas y verdes con las que los promotores de la fábrica pretenden sortear la imagen contaminante y dañina para el medio que va a asociada a la industria de producción de celulosa.
Greenfiber ofrece a las mariscadoras una respuesta a la pregunta de Imma Rodríguez basada "en una cuestión estrictamente técnica" que a ellas no les convence: "Por el momento, la tecnología no permite reutilizar más agua purificada, ya que la carga de tratamiento del agua para la fábrica es muy alta", dice la empresa.
Ence
Altri no sería la primera celulosa de Galicia. Desde hace más de 60 años, Ence explota una factoría de pasta de papel ubicada en terrenos públicos en la ría de Pontevedra, en la capital de la provincia. La factoría, cuya imagen la empresa también ha querido lavar mediante ingeniería semántica -la ha rebautizado como "biofábrica"- contaminó el estuario pontevedrés durante decenios con vertidos de mercurio que arrasaron sus bancos marisqueros.
En 2016, el Gobierno de Mariano Rajoy (PP) prorrogó por 60 años el permiso para que Ence siguiera ocupando suelo público en Pontevedra, lo que le permitió descartar el ingente coste que habría tenido su traslado a otro emplazamiento. Para lograr la ampliación de ese plazo, la empresa esgrimió un informe de la consultora lusa Pöyry, que aseguraba que su actividad no era viable en ningún otro lugar de Galicia porque ninguno de sus ríos tiene el volumen hídrico necesario para alimentar su actividad.
Según han denunciado las organizaciones civiles que se oponen al proyecto de Altri, Pöyry se fusionó hace cuatro años con la consultora sueca AF bajo la marca Afry. Afry fue la asesoría que elaboró el informe con el que Greenfiber defiende ahora que la celulosa de Altri, que tendrá una actividad mucho mayor que la de Ence, sí se puede instalar junto al Ulla y abastecerse de sus recursos.
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