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El otoño se nota en el final de la tarde, que deja paso a la noche de manera apresurada, casi sin dejar al paseante tiempo para darse cuenta de que el fresco requerirá de chaqueta. En un Madrid atenazado por la pandemia me encuentro con Alí Pacheco y Néstor Troncoso, dos periodistas que pasan unos meses en España acogidos por Barcelona protege a periodistas de México, un programa del ayuntamiento catalán que proporciona una estancia temporal a personas amenazadas por el ejercicio de su profesión desde el año 2018. Nos acompaña Arturo Landeros, de Taula per Méxic, la asociación que gestiona este programa de acogida del consistorio barcelonés.
Alí Pacheco tiene 30 años, es editor de Imagina Periódico, un digital que empezó a dirigir desde su época de estudiante. Tras sus gafas contiene las palabras, saltando a mis preguntas con "eso es un temazo" cuando la conversación alcanza un punto álgido. Lleva la camiseta de su equipo de fútbol, Los Potros. Es hijo de Francisco Pacheco Beltrán, también periodista, asesinado el 25 de abril de 2016. Dos tiros a la puerta de su domicilio en Taxco, estado de Guerrero. Era director de un periódico local, El Faro, que su hijo, Alí, me cuenta que ayudaba a doblar cuando era adolescente.
Néstor Troncoso ha pasado los cincuenta años y es abogado. Empezó a escribir en redes sociales sobre los desmanes que encontraba en su trato con la administración de justicia. Ese fue su salto a su otra profesión, la de un periodista muy particular que, aunque ve sus artículos publicados en diferentes medios, rara vez cobra por ello. Trabajaba en el Estado de Tamaulipas, costa del Golfo, frontera con Texas, uno de los enclaves por los que transitan droga y emigrantes hacia Estados Unidos. A Néstor le secuestraron a finales de mayo de 2019, le dieron una paliza y, tras su denuncia, pusieron precio a su cabeza: "Primero de 200.000 pesos, luego de medio millón", unos 20.000 euros. Todo por llevar ayuda humanitaria e intentar contar lo que sucedía en el pueblo de Hidalgo. Nos explica que la propia policía que lo tenía que escoltar fue la que preparó la emboscada con el crimen organizado.
"Mi padre pagó con su vida su línea periodística, sus investigaciones molestaban a mucha gente"
Organizaciones como Reporteros sin Fronteras y Artículo 19 estiman que en México se produjeron entre 2010 y 2016 alrededor de unos 800 delitos contra periodistas por el hecho de ejercer su profesión. Hasta el año 2018, desde el comienzo de la anterior década, fueron asesinados 134 profesionales de la información. Prácticamente la totalidad de los mismos queda impune. La fiscalía especial creada en 2006 por el Gobierno Federal sólo ha sido capaz de generar tres condenas. México es el país del mundo más peligroso para ejercer el periodismo, sólo por detrás de Siria y Afganistán.
"Los periodistas locales son los que corren más peligro para ejercer la libertad de prensa", nos cuenta Alí. "Se calcula que el 60% por ciento de las agresiones son obra de funcionarios públicos". Ante mi cara de estupefacción sonríe irónicamente. "Mi padre pagó con su vida su línea periodística. Era ingeniero y auditor, lo que le otorgaba la capacidad de seguir de cerca el uso del dinero público, sometido habitualmente a actos de corrupción. No te puedo decir quién fue el responsable de su muerte, esa es la labor de la Fiscalía, pero sí que sus investigaciones molestaban a mucha gente".
Hidalgo, el pueblo donde Néstor Troncoso fue secuestrado es un lugar donde "se hace la voluntad de los criminales porque los criminales son la autoridad pública. Todos son parte del crimen organizado”. En esta zona se han encontrado unas ingentes reservas de gas. Varias empresas extranjeras están perforando el suelo con la agresiva técnica del fracking, entre ellas ACS, de Florentino Pérez. Néstor nos cuenta que parte de ese gas va directamente a Estados Unidos, sin pasar por la empresa nacional PeMex. El diario ABC, en 2017, nos informaba que el proyecto de extracción mediante fracking estaba creando "ciertas fricciones con la población local". Néstor habla de miles de desplazados. "Aquí no entra nadie, aquí mandamos nosotros", le dijeron al periodista antes de darle una paliza que sus captores transmitieron por redes sociales. La impunidad parece total. "Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas…, sus policías locales son parte del crimen organizado", relata Alí.
En 2019, fueron asesinados 14 periodistas en América Latina. Diez de ellos en México
Llegados a este punto necesito entender como México, un país próspero, ha caído en esta espiral de violencia y corrupción. Néstor nos explica que en los años ochenta aún existía la separación entre el narcotráfico y las instituciones del Estado. El Cartel del Golfo, el más poderoso en la época: "Llegaba a acuerdos con algunos agentes de tránsito, a arreglos con algunos políticos, pero la verdadera quiebra empezó con el presidente Salinas de Gortari y su ataque contra los sindicatos. Los sindicatos eran decisivos en México para las elecciones, pero en el marco del NAFTA, el tratado de libre comercio firmado entre EEUU, Canadá y México, se les atacó hasta que perdieron su poder. Eso rompió tanto el trabajo como la sociedad y dejó las manos libres a los gobernantes". Aquí interviene Arturo Landeros, de Taula per Méxic, para recordarnos la derrota del PRI en el año 2000, tras setenta años en el poder. Los Gobiernos de Fox y de Vicente Calderón no significaron un cambio a mejor, sino una profundización en el neoliberalismo, de pretensión dinamizadora pero de realidad caótica. Es en esta primera década del siglo XXI cuando los cárteles empiezan a tomar un poder desatado, el momento de la guerra con los Zetas, la organización paramilitar escindida del Cartel del Golfo. "Tamaulipas y Veracruz son una fosa clandestina en sí misma", expresa Alí. Los policías colgaban ahorcados de los puentes como en Irak.
Es entonces cuando Alí recuerda una estremecedora anécdota que le sucedió en 2006, en su época de estudiante de preparatoria, enseñanza secundaria. "Recuerdo que venía de mi casa, en Tasco. Ese día había llovido, se sentía que había sido una noche pesada, tuve que saltar un charco grande en mi camino. Veo que hay varias patrullas de policía a las puertas de la prepa, me meto a clase. Una compañera nos cuenta que habían balaceado la comandancia para liberar a un detenido. La ciudad parecía en guerra. A las horas nos desalojaron por una amenaza de bomba. De camino a mi casa me encuentro con el mismo charco. Ahora no era de agua, era de sangre. Es triste, pero hoy hay niños de 10 años en México que ya ven eso normal".
Néstor quiere resumir, a su juicio, cuál es uno de los vértices del problema mexicano, donde se dan cita el crimen organizado, la corrupción pública, los desplazados y las multinacionales. "Son las únicas que prosperan. Donde están es donde más conflicto hay con el crimen organizado, pero ellas nunca lo sufren, sí la población local, que se ve obligada a trabajar allí en malas condiciones por la falta de alternativas".
"Para los grandes medios los periodistas muertos no existen"
¿Y el periodismo en México, qué dice de todo esto? Néstor y Alí me cuentan que la televisión se reparte entre los dos principales grupos mediáticos: Televisa y Tvazteca, la televisión pública que fue privatizada en 1993. "Le dedican a los asesinatos de los compañeros unos segundos en los titulares. Para los grandes medios los periodistas muertos no existen". En la prensa, sólo La Jornada y El Proceso, parecen tomarse, en su opinión, en serio el tema de las agresiones contra los periodistas. "La violencia la sufren especialmente los medios pequeños", insiste Alí. "Yo no pago para que me peguen", fue la sentencia con la que el presidente López Portillo resumió la estrecha unión entre los grandes medios y la publicidad institucional. De ahí que los medios pequeños, carentes de ese dinero, sean los más libres, pero también los más azotados por los crímenes contra los periodistas. Ven la esperanza en los medios digitales, en el periodismo a través de YouTube, donde incluso muchos profesionales de dilatada experiencia se han tenido que refugiar. Me citan a Imagina Periódico, de Alí, a Aristegui Noticias, a la televisión digital Rompevientos… Ambos no van a dar su brazo a torcer. Ambos quieren seguir ejerciendo libremente el periodismo en su país.
En 2019 fueron asesinados 14 periodistas en América Latina. Diez de ellos en México. Néstor me da el final de la entrevista: "El periodismo se considera que es el cuarto poder. En México eso no existe. En México el cuarto poder son los cárteles".
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