madrid
La batalla climática también es lucha de clases. Tanto, que los hogares de las familias más ricas contaminan dos veces más que los pobres, según el informe Injusticia climática. Lo que contaminan los más ricos y pagan los más vulnerables presentado este martes en la Cumbre del Clima de Madrid por la organización Oxfam Intermón. Los datos del estudio revelan que las emisiones de las familias con menos poder económico suponen el 5,8% del total en España, mientras que las producidas por las familias más ricas son 2,3 veces más altas.
Si se contabilizan las emisiones del sector de los transportes –el más contaminante de España– ocurre algo similar, ya que las clases altas españolas emiten 6,4 toneladas de CO2 por cada 10, frente a las 3,6 toneladas de las clases populares con menos ingresos. Sin embargo, los ricos, que son los que más contribuyen al cambio climático en España, son los que menos padecen las consecuencias de esta crisis global.
La crisis climática cambiará de manera paulatina el modelo de producción debido a la escasez de recursos. Ante esta coyuntura, la población con menos ingresos pagará las consecuencias ya que no contará con mecanismos para adaptarse a los cambios de consumo. En otras palabras, sólo las clases altas podrán acceder a las nuevas formas de movilidad privada –vehículos eléctricos, entre otros– y conseguir mayor variedad de alimentos debido al incremento de los precios que se espera.
"Sin una apuesta pública de calado, los niveles de renta tan bajos impiden que una gran parte de la población pueda acceder a tecnologías alternativas para reducir sus emisiones, mejorar la eficiencia energética de sus hogares u optar por productos sostenibles o ecológicos”, explica el informe.
“Pedimos al Gobierno de España que asegure que la transformación ecológica de la economía es justa, evitando las políticas regresivas y vinculando la lucha contra la desigualdad a las políticas medioambientales, que aumente la contribución financiera al Fondo Verde para el Clima de los 150 millones comprometidos a 330 millones, y que perdone la deuda a países especialmente vulnerables para reinvertirlos en proyectos de mitigación y adaptación”, ha reclamado Lara Contreras, responsable de relaciones institucionales de Oxfam Intermón.
Desigualdad mundial
Esta realidad es igual de evidente, según revela el informe, si se establece una comparativa de los países que más contaminan. En ese sentido, las conclusiones de la organización revelan que los Estados desarrollados son los que más contribuyen a la crisis climática con unas mayores tasas de emisión frente a las regiones en desarrollo. Tanto es así, que los cálculos detallan que los principales países de la OCDE, entre los que se encuentra España, liberan a la atmósfera 44 veces más CO2 que los países más empobrecidos.
“Un granjero ugandés necesitaría 50 años para conseguir contaminar lo mismo que un español en sólo un año”
Según explican desde Oxfam Intermón, una persona en España contamina cuatro veces más que un ciudadano chino y 6,4 veces más que un guatemalteco. En otras palabras, “un granjero ugandés medio necesitaría 50 años para conseguir contaminar lo mismo que un español en sólo un año”. Sin embargo, las regiones del mundo más empobrecidas y menos contaminantes son las que sufren de manera más abrupta las consecuencias de la crisis climática. Tanto es así que, entre 1998 y 2017, de los diez países más afectados por los fenómenos extremos asociados al calentamiento del planeta, ocho estaban en vías para el desarrollo.
De esta forma, los países más vulnerables a las consecuencias de la crisis climática están ubicados en el denominado Globo Sur, es decir, los estados africanos, sudasíaticos y latinoamericanos. “La vulnerabilidad no es aleatoria. Las personas son vulnerables por estar política, social o económicamente excluidas y tener, por tanto, escasos accesos a recursos, influencia, información y relevancia en la toma de decisión”, expone la organización.
Pero no sólo sufren en mayor medida las repercusiones del cambio climático, sino que tienen menos mecanismos para la adaptación y la resiliencia. Tanto es así, que el 97% de las personas con bajos ingresos del planeta no dispone de una cobertura de seguros para afrontar catástrofes medioambientales, ni de apoyo social brindado por las instituciones públicas y los gobiernos locales.
En cierta medida, la desigualdad ante los fenómenos meteorológicos extremos es una realidad que se visibiliza sólo con cifras, tal y como expone el informe. Si el huracán Katrina desoló el sur de EE UU con más de 1.800 fallecidos y desaparecidos, el ciclón Nargis fue mucho más devastador en Myanmar, ya que dejó más de 180.000 víctimas mortales.
Por otro lado, Oxfam pone el foco en cómo la desigualdad de género aumenta la vulnerabilidad de las mujeres ante los fenómenos climáticos. Según los datos del informe, tienen 14 veces más probabilidades de morir ante un desastre medioambiental que un hombre. Buena prueba de ello es que el 70% de las víctimas mortales que dejó el tsunami de 2004 en el sudeste asiático eran mujeres.
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