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Los oligopolios de los fertilizantes ponen en jaque la producción de alimentos global mientras engordan sus beneficios

Las nueve grandes empresas del sector multiplicarán sus ganancias por cinco gracias a la escalada de los precios provocada por la guerra de Ucrania, mientras los grupos ecologistas denuncian el impacto medioambiental de sus productos.

Una única planta de plátano en una finca del municipio de Tazacorte, a 09 de septiembre de 2022, en La Palma, Santa Cruz de Tenerife Canarias (España).
Una única planta de plátano en una finca del municipio de Tazacorte, a 09 de septiembre de 2022, en La Palma, Santa Cruz de Tenerife Canarias (España). Kike Rincón / Europa Press

El cocktail molotov de la guerra en Ucrania y el cambio climático han creado la tierra de cultivo para profundizar la crisis alimentaria. Las restricciones a la exportación de grano y fertilizantes o su bloqueo en territorio ucraniano están agudizando el drama humanitario en países de África u Oriente Próximo, donde la escasez de los alimentos y el aumento de los precios ya era una cuestión de primer orden antes del estallido de la guerra en Ucrania. Sin embargo, en el otro lado los nueve grandes oligopolios aumentarán sus beneficios este año en unos 57.000 millones de euros, cinco veces más que antes de la guerra, según el informe La Trampa de los Fertilizantes: los Crecientes Costes de la Adicción de la Agricultura a los Fertilizantes Químicos, difundido por la European Climate Foundation.

"Mientras mucha de la gente que se dedica a la agricultura lucha por hacer frente al aumento de los precios, las compañías de fertilizantes más grandes del mundo alcanzan récord de ganancias", reza el documento, que subraya que todo ello se está traduciendo en una gran presión para los agricultores y para los presupuestos nacionales. Los precios disparados de estas sustancias están poniendo en jaque la producción de alimentos global. La propia ONU advirtió el mes pasado que es crucial reducir el coste de materiales como la potasa o los fertilizantes nitrogenados para prevenir una catástrofe humanitaria todavía mayor.

En los últimos 70 años, el uso mundial de fertilizantes químicos se ha multiplicado por diez. Según la industria, ello ha beneficiado a promover la seguridad alimentaria y un mayor acceso a los alimentos a millones de personas en todo el mundo. La otra cara es que los fertilizantes químicos son uno de los grandes causantes del cambio climático, provocando degradación del suelo y contaminación del agua y de aire. Según el informe citado, representan 1 de cada 40 toneladas de las emisiones globales de efecto invernadero.

"La era de los fertilizantes químicos baratos ha llegado a su fin. Los gobiernos deben poner fin a la especulación corporativa, detener el uso excesivo de fertilizantes químicos, impulsar la producción de alternativas orgánicas y redirigir el gasto público hacia prácticas agrícolas agroecológicas que causen menos daño que los fertilizantes químicos", afirma en la pesquisa Sophie Murphy, directora ejecutiva del Instituto para la Política Agrícola y Comercial (IATP, por sus siglas en inglés).

La falta de transparencia en el sector, unido a los altos costes del gas y los bloqueos en Ucrania y Rusia, dos de los grandes productores mundiales, ha resultado en un precio desorbitado de estas materias al que están haciendo frente los más vulnerables. Cuatro compañías, Nutrien, Yara, CF Industries y Mosaic, controlan un tercio de todos los fertilizantes nitrogenados y dominan un imperio que supera los 200.000 millones de euros, recoge el documento.

El coste histórico de los alimentos es inasumible para millones de personas en riesgo de pobreza, muchas de ellas dependientes de una agricultura sacudida por los efectos del cambio climático y por la reducción de producción de sus cultivos. De seguir esta tendencia, la producción en África podría caer un 20%. En países como Zambia, el alto precio de los fertilizantes ha sido un componente clave para que la inflación de los alimentos se dispare por encima del 300%.

Ayudas a los productores de fertilizantes

Los países del G20 han pagado este 2022 un 288% más por los fertilizantes químicos en comparación con 2020. Dibujar una estrategia que haga frente a esta crisis será, de hecho, uno de los puntos clave de la agenda de la veintena de líderes de las principales economías mundiales, que se reunirán la próxima semana en Indonesia. La tendencia ante esta policrisis aguda es apoyar con subsidios a las empresas del sector para aumentar la producción. "Los campesinos están en grandes apuros mientras las grandes compañías de fertilizantes se llenan los bolsillos. Los gobiernos deben dejar de usar dinero público para subsidiar los fertilizantes químicos y apoyar medidas hacia prácticas agroecológicas que beneficien a agricultores, consumidores y al planeta", advierte David Calleb Otieno, de la Liga de Campesinos de Kenia.

Se prevé que esta misma semana la Comisión Europea presente una nueva hoja de ruta para lidiar con la crisis de fertilizantes en el grueso de la Unión. Durante el último Consejo de la UE sobre la materia, el comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski, adelantó que la comunicación del Ejecutivo comunitario versará sobre el apoyo a los fabricantes de fertilizantes con el objetivo de que la "UE no pierda este sector" y evitar las dependencias con terceros países. Según las declaraciones que el polaco ha emitido en los últimos meses, la estrategia comunitaria irá destinada a fomentar las ayudas a productores de fertilizantes con medidas como la transferencia de dinero desde las compañías energéticas o el fin de los aranceles a la importación de amoniaco.

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