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Hay un puñado de vídeos registrados en el condado albanés de Gjirokastër el 16 de junio de 2014 por una cadena de televisión llegada de Tirana donde se aprecian densas columnas de un humo ceniciento y correoso elevándose hacia el cielo a varios cientos de metros de las posiciones de la policía mientras resuenan ecos de disparos. Las piras eran, en realidad, enormes tronchos de maría que los agricultores del terruño intentaban hacer arder a toda prisa mientras les rodeaban. El olor de la hierba alcanzaba hasta Siberia.
Ochocientos agentes fueron necesarios aquel martes para cercar Lazarat, una pequeña población de algo menos de tres mil habitantes situada doscientos veinte kilómetros al sur de la capital albanesa. A los reporteros de un canal local de televisión les quemaron el vehículo y les robaron a punta de pistola cuando trataban de cubrir lo que ocurría. Los narcos no querían rendir la Medellín de Europa y respondieron al ataque con lanzagranadas propulsados (RPG), armas ligeras y mortero. En la radio, entre tanto, el entonces ministro de Interior Saimir Tahiri aseguraba que sus hombres no se detendrían hasta que lograran controlar "hasta el último centímetro de Lazarat". Tahiri era todavía entonces una de las estrellas ascendientes del gobierno socialista del primer ministro del país, Edi Rama. Se vanagloriaba de haber modernizado la fuerza policial albanesa y de estar poniendo término a la producción a escala industrial de marihuana en enclaves como el propio Lazarat. Cuando tuvo lugar el operativo, se estimaba gracias a las prospecciones realizadas por los helicópteros italianos que en la comarca se producían anualmente novecientas toneladas de maría. El valor de esa hierba equivalía a la mitad del PIB del país. Hasta las viejas de la población se dedicaban al negocio.
Tahiri solo era la cabeza visible de una fuerza policial podrida hasta sus cimientos
Tan solo cinco años después, el propio ministro de Interior se sentó en un banquillo acusado de tráfico de drogas, corrupción, abuso de poder y pertenencia a banda criminal. Según la fiscalía, un primo lejano de Tahiri — el narcotraficante Moisi Habilaj— había utilizado el coche y las influencias del ministro para vender impunemente hierba en los países vecinos. El ministro fue finalmente absuelto a finales del pasado año de los cargos de tráfico de drogas, en un primer juicio donde sí se le condenó, sin embargo, a tres años de prisión por abuso de poder. Posteriormente, se acordó repetir el proceso debido a las irregularidades que se detectaron. El propio embajador norteamericano en Tirana se refirió a lo ocurrido y denunció que los funcionarios del tribunal donde se procesaba a Tahiri habían sido presionados y tentados con sobornos. En realidad, Tahiri solo era la cabeza visible de una fuerza policial podrida hasta sus cimientos y masivamente a sueldo de los traficantes que habían convertido Albania en un narcoestado.
Estado fallido y corrupto
Según la oposición del primer ministro socialista Rama, al menos 22 parlamentarios del partido gobernante han trabajado para los gánsteres a cambio de protección política y facilidades para el manejo del negocio. Albania es un simulacro de país y todavía, a día de hoy, la mayor fuente de abastecimiento de los chuscos de maría que se fuman en Europa. Las presiones europeas y norteamericanas redujeron la producción de hierba durante los años ulteriores a la operación de Lazarat pero las mafias han sido capaces de reorganizarse cambiando de estrategia y trasladando los cultivos a zonas montañosas sin dueño y de más difícil acceso, que es, por otro lado, exactamente lo mismo que vienen haciendo desde hace algo más de un año en remotas áreas boscosas del Prepirineo situadas en la Ribagorza, el Sobrarbe, la Hoya de Huesca o el Pallars Jussà.
En efecto, se sabe gracias a los datos del propio gobierno de Tirana que en 2019 y, muy particularmente, en lo va de año se ha incrementado nuevamente de forma muy notoria la cantidad de hectáreas de maría cultivadas en Albania mientras surgía, en parejo, una nueva tendencia vinculada a las actividades de los hampones albaneses que sugería que estaban utilizando en España los métodos que ya ensayaron con éxito en su país.
Granada es, según la Policía Nacional, uno de los epicentros de la hierba española
Aunque las mafias albanesas se hallan aún muy lejos de enseñorearse del grueso del negocio español de la hierba, los datos proporcionados por la Guardia Civil y la Policía Nacional sustentan la idea de que los narcos de ese país están trasladando una parte significativa de las plantaciones a cielo abierto que antes cultivaban en Italia o Albania a remotos emplazamientos de Aragón y Catalunya y otras zonas rurales. Se han incrementado también de forma muy notoria el número y la complejidad de los cultivos de interiores en comunidades como Andalucía y, más especialmente, en Granada, que es, según la Policía Nacional, uno de los epicentros de la hierba española.
El fenómeno de la marihuana del Pirineo es nuevo, llamativo, relevante y forma inequívocamente parte de un patrón que insinúa que ha engordado igualmente la porción de la tarta ilegal de este negocio que le disputan los albaneses a narcos españoles y de otras nacionalidades y a los pequeños cultivadores. Al mismo tiempo, datos de las propias fuerzas policiales europeas sugieren que un porcentaje cada vez más significativo de la maría que se comercializa en Bélgica, Portugal, Holanda, Francia o el Reino Unido está siendo producido bajo las copas de los pinos de Huesca o Lleida. El último gran hallazgo realizado hace tres meses en Aragón por la Guardia Civil se llevó a cabo en un área tan inaccesible de la Ribagorza que era preciso abastecer por agua mediante una embarcación a los jardineros que se ocupaban de la plantación.
La complejidad de la sofisticada infraestructura de la que se habían servido para ocultar las plantas indicaba, a juicio del capitán Arturo Notivoli, que no se había dejado nada a la improvisación. Los narcos sabían lo que hacían y se las ingeniaron de algún modo para hacer llegar un generador eléctrico de 140 kilos monte adentro, no muy lejos del santuario que posee el Opus Dei en Torreciudad. Todas las plantaciones halladas en el Pirineo contaban con pequeños campamentos estables donde pasaban meses sus trabajadores. Que hubieran sido capaces de encontrar emplazamientos tan remotos y desconocidos sugería que contaban igualmente con la colaboración de los locales. El negocio ha echado a andar recientemente y, presumiblemente, son muchas más las plantas que han conseguido cosechar que las halladas por la policía, siempre un paso por detrás del narco.
Un "deja vu" de Albania
Según el periodista de Tirana Elvis Bajram, lo que están haciendo en nuestro país "es un déjà vu de lo ocurrido antes en Albania". Han movido el chiringuito a la Península porque les resulta más sencillo y económico cultivar la maría en un territorio de la UE con características climáticas y una orografía casi idéntica a la del país de origen. "Y para poner en marcha la filial española del negocio, se están sirviendo del know-how adquirido desde los noventa en su país", añade Bajram.
Este periodista albanés de 44 años tuvo la osadía de investigar en 2013 el tráfico de personas entre el puerto de Bilbao y Porstmouth (Inglaterra) y divulgar todas sus pesquisas a través de un conocido canal italiano de televisión. Hace ya dos años que vive en Canadá, como persona protegida del Gobierno de ese país, pero sigue monitorizando desde la distancia las actividades criminales de los hampones albaneses que se han hecho con el control de buena parte del negocio de la prostitución y de la droga en Europa Occidental. A su juicio, lo primero que hay que saber es que las grandes cosechas de marihuana destruidas por los distintos cuerpos españoles de Policía durante los últimos meses en las proximidades de Torreciudad (Huesca), Agüero y otras masas boscosas del Pirineo catalán y aragonés iban a ser utilizadas en parte para apuntalar a la casta ultracorrupta de políticos que gobierna en Tirana. Es decir, que por el mismo motivo, la hierba que no se ha aprehendido — con certeza, muy superior en cantidad a la incautada— terminará financiando a la "nomenklatura" de funcionarios y lumpen-gobernantes que rigen los designios de su narcoestado.
"En abril del año próximo hay elecciones, lo que explica también en parte que en Albania o en España se hayan producido cantidades enormes de marihuana, en un número significativamente mayor al de los años precedentes. Los narcos necesitan dinero para apuntalar en el poder a sus padrinos políticos comprándoles los votos a cambio de que estos les ayuden a lavar su dinero mediante inversiones inmobiliarias en grandes edificios o en resorts y a proteger sus intereses con la colaboración de un ministerio del Interior y una policía podrida por la corrupción", nos explica Bajram.
Los dueños de la maría pirenaica
¿Pero quiénes está en verdad detrás de esas mafias albanesas que mencionaban la Policía Nacional, la Guardia Civil y los Mossos de Escuadra tras las operaciones que condujeron al hallazgo de millares de plantas ocultas entre las frondas de las sierras del Pirineo? Los informes de las fuerzas de seguridad son pródigos en cifras sobre incautaciones y número de arrestos, pero no ayudan a trazar las relaciones entre los criminales que operan en España y las bandas matrices ni a comprender mejor la profunda naturaleza del negocio y menos todavía, a poner nombre a los capos. Todos los detenidos durante las operaciones son, como señalaba un responsable de la Policía Nacional de Huesca, los menos malos de los malos, simples jardineros a los que se encomienda la labor de custodiar la hierba y hacerla crecer bajo las copas de los árboles. "Suelen reclutarse entre desempleados con poca educación y sin futuro de las zonas rurales albanesas. La mayoría tienen antecedentes criminales y saben muy bien para quién trabajan", añade el periodista. A menudo, tras ser temporalmente arrestados, regresan hasta Albania y obtienen un nuevo pasaporte falso, con el que regresan "limpios" a España o a cualquier otro país de Europa Occidental.
En la aldea deshabitada de Lapenilla, cercana a la población aragonesa de Graus, se detectó este pasado verano el vehículo de un rumano detenido un mes antes mil doscientos kilómetros al sur, durante una operación contra un cultivo situado en Huelva. Que el jardinero reapareciera semanas después de su arresto en las proximidades del lugar donde la Guardia Civil hallaría días después doce plantaciones era una evidencia consistente de que todas estas redes se hallan interconectadas.
¿Quién era el gran patrón de ese rumano que estacionó su viejo Opel junto a las ruinas de una aldea? Al decir de Elvis Bajram, "detrás de muchas de esas nuevas actividades en el negocio de la droga en España hay un mafioso del norte de Albania bien conocido", pero cuyo nombre prefiere no mencionar para no comprometer su seguridad y la de su familia. El reportero teme que se ensañen con los suyos en su país de origen, de acuerdo a una atávico código de honor conocido como "kanun" que convierte a las mafias albanesas en una de las más efectivas, diligentes y opacas del mundo. Se trata, en esencia, del Talión y la vendetta. "Si te metes con nuestro dinero iremos a por tu familia", le dijeron en vísperas de su huida a Canadá.
"Todas las mafias albanesas que operan en Europa Occidental tienen conexión con el país de origen y ese grupo español detectado en el Pirineo no es una excepción", afirma. "Se trata de un brazo de la mafia que comenzó actuando en los Países Bajos. Hasta hace tres años, cultivaban la maría en interiores en Holanda y, desde allí, se mudaron al Reino Unido y ahora, a España. ¿Por qué han dado ese salto? Esencialmente, por dos razones. Porque ambos países poseen una orografía y unas condiciones climáticas semejantes y porque es más fácil abastecer el mercado desde dentro. En la Península ibérica tienen a su disposición montañas semejantes a las de Albania y unas condiciones de luz y temperatura muy semejantes, así que no deben siquiera ni invertir en desarrollar semillas adaptadas a los suelos. Utilizan una variedad conocida como amnesia, idéntica a la que plantaban en Lazarat. Se trata de la misma gente que antes traficaba con personas y movía migrantes ilegales a Gran Bretaña a través de Bilbao. En suma, poseen los conocimientos necesarios para hacer mover la mercancía y cultivar en España les abarata el transporte. Ahora ya no tienen que sufrir para sacar la droga a través de Italia u otros países".
Dueños de burdeles en Holanda
El reportero albanés está plenamente convencido de que las plantaciones de hierba que desbarataron las fuerzas del estado en los pinares de Agüero, el Pajars Jussà o las proximidades de Torreciudad y en el interior de naves situadas en Monzón (Huesca) o Lleida pertenecían a uno de los mayores grupos de la mafia albanesa que opera en el extranjero, el del mencionado mafioso del norte del país. "Solían controlar también los mercados de la prostitución en ciudades como Bruselas y en Holanda. Tenían bares y chicas, pero luego ampliaron la escala del negocio y lo diversificaron para darle a la gente lo que pide, allá donde quiera que lo reclaman. España es su nueva tierra de provisión", dice.
Hablamos, a su juicio, de grupos poderosos y con notables medios. "El dinero no es un problema para ellos. Pueden crear todas esas infraestructuras y mantener durante meses a sus trabajadores dentro de las plantaciones, siguiendo los mismos procedimientos que utilizaban en Albania. Hasta la última planta de hierba encontrada en esos bosques es el resultado del trabajo de unos tipos que operan casi con total impunidad desde los Balcanes, gracias a que se hallan respaldados por el Gobierno. Son terriblemente efectivos porque reclutan a sus trabajadores entre gente sin recursos, y familiarizados con la criminalidad, que no van a delatarles nunca ni robarles por temor a que se ensañen con los miembros de su familia. Es un grupo muy estructurado que lleva muchos años operando en toda Europa. España es perfecta para ellos porque además tiene varios puertos que utilizan como lanzaderas para mover las drogas a Inglaterra y el resto de países".
Doscientos kilos de Bilbao a Inglaterra
Hace solo unas horas, funcionarios de la Agencia Tributaria incautaron en colaboración con la Guardia Civil un alijo de doscientos kilos de marihuana oculto en unos muebles que viajaban al Reino Unido en ferry. En agosto pasado, fueron hallados otros dieciséis kilos de cocaína dentro un vehículo que pretendía embarcar dentro del tráiler de un camión desde la capital de Vizcaya. En opinión de Bajram, el tráfico irá a más porque los gánsteres balcánicos se están fortaleciendo.
"En Albania tenemos las montañas más altas de los Balcanes y lugares muy aislados y deshabitados a donde solo puede llegarse tras caminar ocho o nueve horas. ¿Te suena la historia? En esencia, es lo mismo que ahora hacen en España y que hasta no hace mucho, hacían también en algunas zonas de Italia como Puggia. Allá colaboraban al principio con la Ndrangheta, pero adquirieron el poder suficiente para dirigir sus propias operaciones", explica el reportero.
"Sucedió lo mismo con la cocaína de Colombia. Al principio, los albaneses operaban a través de intermediarios, pero ahora tiene su propia gente en Latinoamérica, que se ocupa del proceso entero. Son la mafia más salvaje y una de las más fuertes y no quieren trabajar con otros. Durante mi investigación, descubrí también que controlaban incluso a los trileros de la Rambla de Barcelona. Tienen redes muy densas y bien urdidas así que buscan el dinero y pelean por los mercados, hasta que se posicionan en los mejores lugares. España es uno de ellos. No les importa una mierda las personas".
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