La pandemia del coronavirus no ha frenado a la ONG española Pallasos en Rebeldía en su intención de volver a Palestina. Han vuelto para llevar a cabo la séptima edición del FestiClown: una referencia global del humor solidario. El motor de la iniciativa, un grupo conformado por unas 60 personas, dispuestas a dibujar sonrisas en su recorrido por las ciudades de Jerusalén, el campo de Aida en Belén, Hebrón, Ramallah, Nablus y Gaza.

En esta edición ha habido espacio para el humor, el circo, las artes plásticas, el teatro, la música o la danza. Se han llevado a cabo animaciones y espectáculos de circo y payasos en diferentes espacios, tanto exteriores como interiores; visitas a campamentos de refugiados para promover talleres formativos de clown y técnicas de circo como malabares o acrobacias; plasmar el street art por las diferentes ciudades buscando la emoción de quién lo observa, y promulgar la defensa de los derechos humanos, en protesta por la situación actual del conflicto.

La organización tiene mirada feminista y pretende la formación de las mujeres palestinas, mediante un proyecto en que tratarán de "formarlas en el circo dentro de las escuelas públicas", relataba a Público el director de Festiclown y Pallasos en Rebeldía, Iván Prado. Con ello tienen garantizada la continuidad de las niñas y su futuro como monitoras.

Otros objetivos que se ha marcado la organización son los de fortalecer la única escuela de circo que tienen en el campo de Aida en Belén, ampliar la red de circo social y traer a nuevos artistas que impulsen el proyecto.

"Se les sale los ojos de la cara"

Uno de los aspectos que más ha podido disfrutar Prado ha sido la posibilidad de jugar con los niños "como si fuese un abuelo, un tío, alguien de la familia". Según su relato, ha disfrutado en cada momento de la reacción de los más pequeños. Algo que le "da calor y luz interior para continuar haciendo este trabajo". Además de seguir promulgando el código ético de que "la humanidad necesita reírse de sí misma para poder encontrar la libertad", prosigue.

Una sensación que también ha tenido Abraham Pavón, de la compañía Circense Kanbahiota. El artista sonreía al expresar "la emoción" de los niños al ver a los artistas de circo haciendo sus espectáculos: "Se les salen los ojos de la cara". Pavón estima que "los niños sienten que estamos en su lucha". Continuaba su relato matizando que "estamos para apoyarles, porque no están solos". 

La ilusión de la gente local por llevar a cabo algo nuevo también es un aspecto que han recalcado las muralistas Iris Serrano, Irene Bofill y Julieta Xlf en su viaje a Palestina. "Nos han ayudado y nos han dado fuerza para realizar los murales por las diferentes ciudades", recalca Serrano. 

"El festival está siendo muy duro"

Pero como era de esperar, no todo ha sido sonrisas en este periplo por Palestina. "Nos hemos encontrado una situación muy tensa en la que hay enfrentamientos todos los días. Lo que ha hecho que el festival esté siendo muy duro", manifiesta Prado. 

Un ejemplo de lo complicado que es trabajar bajo estas condiciones ocurrió el pasado 28 de septiembre. El ejército israelí asaltó el Lajee Center, sede de la primera escuela de circo de un campo de personas refugiadas, la Rebel Circus School, fundada por Pallasos en Rebeldía, según denuncia la organización.

Unos hechos que obligaron a la dirección del FestiClown a suspender las actuaciones que tenían programadas para esa jornada y para la siguiente. La moral del equipo quedaba tocada al presenciar de esta manera los constantes ataques que sufren las personas palestinas por parte del Estado de Israel.

Resistencia y reinvención

Algunos artistas han relatado a Público precisamente, el comportamiento del ejército israelí. Los raperos Ergo Pro, Ill Pekeño y Tensei hicieron hincapié en el "número desorbitado" y la crudeza de los controles o checkpoints. "A nuestros compañeros de Pallasos les prohibieron la entrada de material", relataban. Algo que les perjudicó en una de sus actuaciones porque "tuvimos que conformarnos con una batería pequeña para hacer la instrumental de la canción".

"Me ha sorprendido y más en este viaje, la capacidad de resistencia y de reinvención de su población. Si les matan a un familiar, mañana se levantan con alegría", relata Prado a este periódico. Un argumento que apoya Abraham Pavón, manifestando que "los palestinos nos enseñan que la dignidad humana existe y que se puede estar alegre en momentos de maltrato e injusticia".

La opinión entre los artistas sobre el conflicto entre Israel y Palestina es bastante pareja. Aunque algunos se desmarcan de esa teoría. La muralista Iris Serrano cree que "esto es un genocidio". Una reflexión que comparten los raperos: "Esto es igual o casi peor que el genocidio nazi de los alemanes a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial".

El FestiClown "tendrá muchas ediciones" como asegura su director. La organización pretende volver a Palestina "a pesar de los constantes impedimentos por parte del Estado de Israel". Su intención es volver "porque la
risa es un derecho de todos y todas".