El propietario de Twitter, Elon Musk, ha anunciado este miércoles que abandonará su puesto como director ejecutivo cuando encuentre un sustituto. Tras perder la encuesta realizada el pasado domingo en la que preguntaba a los usuarios sobre su futuro en el cargo, sus planes de futuro ahora pasan por dirigir los equipos de software y gestión de servidores.

Musk ha anunciado su dimisión con total fidelidad a su estilo: con un tuit. A través de su cuenta de Twitter, ha comunicado que lo hará "tan pronto como encuentre a alguien suficientemente tonto como para tomar ese puesto" sin ultimar detalles. Esto no pilla por sorpresa, dado que cuando el magnate compró Twitter comunicó que dirigiría la compañía únicamente durante "unos pocos meses".

Con más de un día de diferencia desde que concluyó el sondeo, el multimillonario ha comunicado lo prometido. En la encuesta, también llevada a cabo a través de la red social, han llegado a votar más 17 millones de usuarios –quienes decidieron en mayoría que el multimillonario abandonase su puesto–. En la misma publicación prometió que sería vinculante.

Ante los comentarios que ha provocado esta encuesta, el magnate ha aclarado que no se trataba "de encontrar un director ejecutivo (CEO), sino de encontrar un director ejecutivo que pueda mantener Twitter con vida".

Los altos ejecutivos de Tesla –la otra compañía del magnate– llevan un tiempo pidiéndole a Musk que busque un sustituto para dirigir la red social –ya que le quita mucho tiempo–, algo que lleva haciendo desde hace varias semanas sin éxito alguno. Ante la ausencia de detalles, se desconoce si el sucesor del magnate, que lleva unos meses al mando de Twitter, procederá de dentro de la compañía o si será externo. 

Problemas de inversión

La red social está sufriendo una gran inestabilidad económica desde que fue adquirida por el propietario de Tesla. La propia empresa automovilística tuvo que comprar dos grandes paquetes de acciones de Twitter entre noviembre y diciembre por un valor de 7.550 millones de dólares en total.

Ante la fuga de inversores y anunciantes, síntoma de las decisiones de Musk, el multimillonario ha anunciado en varias ocasiones que la red social va directa a la bancarrota. Para evitarlo, según el magnate, ha llevado a cabo varios cambios como las verificaciones de los perfiles, el check azul de pago –que fue retirado de forma casi inmediata–, despidos en masa e incluso llegó a lanzar varios ultimátums a sus empleados para que llevasen a cabo un trabajo duro.

A su vez, algunos de los anunciantes han abandonado la red social ante la radicalización y el aumento de los discursos de odio. El último suceso que ha acercado el punto de vista de los anunciantes al resto de usuarios ha sido cuando Musk censuró a varios periodistas al cancelar sus cuentas por, supuestamente, revelar información sobre el magnate –fueron reestablecidas el pasado viernes–.