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Discriminación Una empresa rechaza a una estudiante en prácticas con la excusa de que no tienen vestuarios, ropa, ni baños para mujeres

Todos los alumnos del ciclo de Montaje y Distribución en la Universidad Laboral de Culleredo (A Coruña) fueron admitidos menos ella, la única mujer de su clase, quien se siente discriminada pese a sus notas brillantes. Su pasión, ser soldadora.

Una estudiante en prácticas que desea ser soldadora denuncia que una empresa la ha rechazado por ser mujer.
Una estudiante que desea ser soldadora denuncia que una empresa la rechazó por ser mujer. Efe / Archivo

Tiene diecisiete años y un expendiente envidiable, pero la única alumna del ciclo de Montaje y Distribución en la Universidad Laboral de Culleredo (A Coruña) vio rechazada su solicitud de realizar prácticas en una empresa que alegó que no disponía de vestuarios, ropa ni baños para mujeres.

Sus notas son las mejores de la clase, que cuenta con una sola mujer entre los veinte matriculados, y sueña con ser soldadora, pero ha sufrido la discriminación de género en primera persona, como ha denunciado en el diario La Opinión de A Coruña, donde su madre relata cómo "llegó a casa con lágrimas en los ojos".

"Como mujer, como madre y como feminista, me hirvió la sangre", añade la progenitora. "Ella decide irse por un mundo de hombres y resulta que es la mejor de su clase. Se pregunta por qué no puede hacer lo mismo que los demás", se queja antes de matizar que su hija no necesita un "vestuario propio" porque "se pone el buzo de trabajo por encima de la ropa".

La afectada logró hacer prácticas en otra empresa gracias a su tutora y a los responsables del IES, aunque el revés ha evidenciado las trabas de las mujeres para insertarse en un entorno laboral tradicionalmente masculino. "Mi pasión es llegar a ser soldadora. En clase somos veinte, diecinueve chicos y yo. Todos han conseguido prácticas menos yo", se quejaba a La Opinión de A Coruña. "Me dijeron que no había vestuarios, ropa ni baños para chica".

La madre declaró a La Voz de Galicia que la falta de vestuarios para mujeres fue "una excusa peregrina", porque entiende que la negativa de la empresa obedece al "simple hecho de ser una chica". Y se pregunta: "¿Cómo es posible que esto siga ocurriendo a día de hoy? ¿Qué sentido tiene esa discriminación si, además, ella es la mejor de su clase?".

Según la progenitora, como "saca todo sobresalientes", fue la primera en escoger una empresa para hacer las prácticas. Se decidió por una próxima a su casa, pero tras el rechazo se llevó "un buen chasco". La propia afectada explica al diario La Voz de Galicia que no necesita un vestuario adaptado, sino "un aseo para cambiarme", al tiempo que recuerda que en el IES se cambia con el resto de sus compañeros: "¿Qué problema hay?".

La afectada ahora espera que la empresa que le dio la espalda lea los reportajes de los diarios coruñeses y se den cuenta de que rechazaron a una buena alumna, quien agradece el apoyo de sus compañeros de clase. "Todos se pusieron de mi lado, al igual que los responsables del centro y mi tutora. Quiero agradecerles su apoyo. Pero aun así es una lucha en la que hay que seguir, porque es evidente que hay mucho que cambiar".

También se ha quejado de que la ropa y las botas se fabrican "pensando en hombres", aunque su suegra se encarga de ajustarle la vestimenta, mientras que tunean la máscara de soldadora para que no le quede grande. "Pero lo más denigrante de todo es que en pleno siglo XXI todavía, y siendo las mejores en cualquier ámbito, las mujeres tengamos que seguir rogando una oportunidad", concluye la alumna.

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