madrid
Actualizado:Cada año las industrias de todo el mundo vierten a los mares entre 300.000 y 500.000 millones de kilogramos de metales pesados, lodos tóxicos, gases y otros desechos peligrosos, según datos de la UNESCO. El excesivo consumo, reflejado en fechas como el Black Friday, supone la extracción de una gran cantidad de materias primas, agua potable y energía. Desde hace una década, el Green Friday se ha convertido en una alternativa sostenible y ecológica al consumismo masivo del Black Friday.
Celia Ojeda, responsable de Consumo de Greenpeace España, explica a Público que, pese al impacto ambiental que genera la producción, las marcas sostenibles cuidan todos los detalles del producto. "Utilizan energías renovables, miden el patrón para que no les sobre textil, reciclan y tienen como objetivo que el producto que compres sea duradero en el tiempo para reducir el consumo".
La miembro de la ONG ambientalista señala al gobierno y a las empresas, como verdaderos responsables del impacto ambiental que causa el consumismo. Ojeda reconoce que ninguna institución está luchando contra el Black Friday. "Si voy a una ciudad, no me encuentro con moda sostenible, me encuentro con moda fast-fashion. Una producción y un consumo sostenible pueden evitar los daños generados en estas fechas", opina.
Una respuesta el consumo desmedido
En algunas ocasiones, el Black Friday se prolonga durante una semana entera, incluso más. Esto genera un gran impacto medioambiental. El Green Friday, como su versión consumista, se celebra el último viernes de noviembre de cada año y plantea un gasto moderado, responsable, verde y ético. La campaña ecológica propone o no comprar nada, o bien aprovecharlo para consumir aquello que se necesite a través de marcas responsables y sostenibles.
Una de las primeras apariciones de la iniciativa Green Friday se produjo en 2013 en Brasil a través de la plataforma Agenda Sustentabilidade. Más tarde, la propuesta fue impulsada en la Cumbre del Clima de París (COP21) por la Comisión Europea. La institución anunció una revisión de la normativa comunitaria sobre el etiquetado de eficiencia energética en los aparatos eléctricos. Luis Suárez, coordinador de conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), explicó que el objetivo de la propuesta era "mitigar el modelo actual de compra compulsiva y concienciar sobre un consumo responsable y el impacto de los productos".
Un año más tarde, la campaña ecológica llegó a España, liderada por la consultora en sostenibilidad María Negro y su agencia El Hervidero de Ideas. Este movimiento ha evolucionado hacia #ConsumeconCOCO, un "punto de encuentro de marcas sostenibles y consumidores responsables que quieren generar un impacto positivo en el mundo".
Seis de cada 10 españoles considera que la compra compulsiva de ropa es perjudicial para el Medio Ambiente
Según un estudio realizado por More Than Research, el 59,6% de los españoles consideran que comprar ropa de temporada es uno de los comportamientos que más impacto causa en el Medio Ambiente. La empresa investigadora asegura que seis de cada 10 españoles considera que la compra compulsiva de ropa es perjudicial para el medioambiente.
7.500 litros de agua para producir un pantalón
"La moda rápida es un peligro para el planeta", alertan desde Greenpeace España. El consumo de agua de la moda fast-fashion, una de las industrias que más vende en el Black Friday, es de casi 8 millones de metros cúbicos anuales. La industria textil es responsable del 20% de la contaminación industrial de agua. La ONU informa que para la producción de unos vaqueros se necesitan 7.500 litros de agua, el equivalente al agua que una persona bebe durante siete años.
El uso de fibras sintéticas libera más de medio millón de toneladas de microfibras en el océano cada año
Desde el año 2000 la producción de ropa se ha duplicado, mientras que su uso ha disminuido un 36%. Greenpeace estima que más de la mitad de la moda rápida que se produce, se tira en menos de un año. La ONG asegura que el 73% de los textiles acaban incinerados o en vertederos.
La organización ambientalista advierte que el uso de fibras sintéticas hace que la ropa libere más de medio millón de toneladas de microfibras en el océano cada año. Esto equivale a más de 50.000 millones de botellas de plástico. Además, la industria de la moda es la responsable del 10% de las emisiones mundiales.
"Si queremos evitar que la temperatura global se eleve más de 1,5°C, tenemos que revertir esta tendencia", aseguran desde Greenpeace España. La ONG informa que las mercancías que se producen y no se compran terminan tiradas en vertederos, a veces exportadas a vertederos de terceros países o incineradas.
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