Cada vez hay menos agua, los pantanos están bajo mínimos en muchas cuencas a causa de una pertinaz sequía y, para colmo, una parte de las reservas, tanto subterráneas como superficiales, tiene altas dosis de nitratos que llegan a impedir su consumo. Lejos de remitir, esta contaminación causada por la agricultura y la ganadería intensiva va en aumento en España. El Tribunal de Justicia de la UE la investiga por incumplimiento de la directiva comunitaria sobre este compuesto químico.
Los nitratos y los compuestos orgánicos de nitrógeno de los fertilizantes de la agricultura y el estiércol del ganado se introducen en las aguas subterráneas a través de la lixiviación y llegan a las superficiales a través de la escorrentía de los campos agrícolas. El nitrógeno es un nutriente crucial que ayuda a las plantas y cultivos a crecer, pero en altas concentraciones resulta dañino para el ser humano y para el medio ambiente. Si llega a los 50 miligramos por litro, el agua ya no se considera potable.
Los últimos datos del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, publicados en 2022, reflejan que la presencia elevada de nitratos afecta al 22% de las masas de aguas superficiales y al 23% de las subterráneas en España, una contaminación que, según destaca Greenpeace, había aumentado un 51,5% en el periodo entre los años 2014 y 2019.
Ese nivel de contaminación obligó a ampliar la declaración de Zonas Vulnerables por Nitratos (ZVN) en cuatro millones de hectáreas más, hasta alcanzar el territorio necesitado de un especial control el 24% de la superficie total de España. Y ese espacio debería aumentar considerablemente tras el decreto de Transición Ecológica que en enero de 2022 redujo a los 37 miligramos por litro el umbral para declarar una masa de agua afectada por la presencia de este componente químico.
El agua destinada al consumo humano también ha sufrido la contaminación de nitratos. El Ministerio de Sanidad detectó en 2021 que 197 poblaciones españolas, con un total de algo más de un millón de habitantes, se habían visto afectadas por niveles de nitratos en el agua por encima de los límites permitidos.
La mayoría de esos pueblos tienen menos de mil habitantes, según los datos analizados por Ecologistas en Acción, quien precisa: ahí no están todos los que son, porque el control de nitratos sólo se hizo en el 62,8% de las zonas de abastecimiento, en el 12,4 de las infraestructuras y en el 11,4 de los puntos de muestreo.
España, denunciada ante el Tribunal de Justicia de la UE
La Comisión llevó a España ante el TJ de la UE por no tomar suficientes medidas contra la contaminación por nitratos
La contaminación por nitratos no es exclusiva de nuestro país, al contrario, está bastante generalizada en toda Europa, donde, según estimaciones de la Administración comunitaria, genera pérdidas anuales de al menos 70.000 millones de euros.
Pero en octubre de 2021 la Comisión Europea remitió un informe al Parlamento Europeo en el que señaló que algunos Estados miembros, entre ellos España, debían adoptar "urgentemente medidas adicionales para alcanzar los objetivos de la Directiva sobre nitratos", aprobada ya hace 33 años, en 1991.
Un mes después, la Comisión llevó a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por no haber tomado medidas suficientes contra la contaminación por nitratos, un procedimiento judicial que aún no ha concluido y está a la espera de resolución.
La Comisión Europea destacó en ese momento que nuestro país debía revisar y seguir designando zonas vulnerables a los nitratos en siete comunidades autónomas (Castilla y León, Extremadura, Galicia, Balears, Canarias, Madrid y País Valencià) y adoptar medidas adicionales en las cuatro donde las medidas adoptadas habían resultado insuficientes para cumplir los objetivos de la directiva comunitaria (Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Murcia).
El procedimiento judicial, sin embargo, parece no haber surtido aún mucho efecto. Los últimos datos publicados, los que incluye la Junta de Andalucía en su Informe de Medio Ambiente de 2023, reflejan un incremento de la contaminación por nitratos en una de las comunidades más extensas y la de mayor población de España, que, además, no aparecía entre las peor situadas en el apercibimiento de la Comisión Europea a España en 2021.
El llamativo caso de la cuenca del Guadiana
Julio Barea: "Nos hemos convertido en la granja de Europa y eso tiene unas consecuencias brutales"
El informe revela que en las cuencas del Guadiana, mediterráneas andaluzas y Guadalquivir aumentaron en 2022 las concentraciones de nitratos superiores a los 50 miligramos por litro. La Junta destaca el caso de la del Guadiana (norte de Córdoba y parte de Huelva), donde en 2021 no se había medido ningún punto con mala calidad del agua y un año después registró un 6,67% de alta presencia de nitratos.
En el caso de las aguas subterráneas, la situación en Andalucía ha pasado de "ser aceptable a regular", reconoce la Junta. En las demarcaciones del Guadalquivir, Guadalete-Barbate y Tinto-Odiel-Piedras, con una alta actividad agrícola, entre el 34 y el 40% de puntos analizados superan el umbral de 37 miligramos establecido en 2022, mientras que en la del Guadiana, con una intensa actividad ganadera, se ha rebasado esa barrera en el 50% de los muestreos.
En el norte de la provincia de Córdoba, donde se concentra uno de los más importantes enclaves ganaderos de Andalucía, hay una treintena de pueblos con 80.000 personas que se abastecen con camiones cisterna desde abril del año pasado, debido a la contaminación del agua del pantano de La Colada, el que debía suministrar al embalse de esa zona, Sierra Boyera, que está tieso a causa de la sequía.
En este caso, los nitratos no son los culpables, ya que, según los análisis de la Delegación de Salud de la Junta, el agua de La Colada no es potable a causa de unas altas concentraciones de arsénico y cianobacterias. Pero, sin duda, es el caso más sintomático de la acuciante falta de agua en una comunidad donde los embalses se encuentran bajo mínimos tras años de sequía y diferentes frentes amenazan las pocas reservas que quedan.
Todos los estudios coinciden en situar en la agricultura y ganadería el origen de la contaminación por nitratos de las masas de agua superficiales y subterráneas, y por tal motivo analizan su incidencia. El informe de Transición Ecológica de 2022 refleja que la superficie agraria en las zonas vulnerables de nitratos equivalía a 64.797 kilómetros cuadrados y la de estiércol del ganado estaba en 52.476 entre los años 2015 y 2019.
"Es destacable el incremento que experimenta la excreta de nitrógeno orgánico de la cabaña de cerdos, que alcanza las 113,61 kilo-toneladas de nitrógeno al año en promedio" para ese periodo, se señala en el documento del ministerio.
Ecologistas en Acción destaca que las mencionadas 197 poblaciones cuya agua para el consumo humano se ha visto afectada por un alto índice de nitratos se caracterizan por albergar una "elevada cabaña ganadera", mayoritariamente de carácter intensivo. Según esta organización, esos municipios cuentan con cerca de 1,2 millones de cabezas de ganado porcino, bobino, ovino y caprino y 4,5 millones de aves de corral censadas.
Las llamadas macrogranjas, con miles de animales hacinados, sobre todo cerdos, no han dejado de crecer en España, que se ha convertido en uno de los mayores exportadores del mundo de carne porcina.
"La cabaña ganadera ha ido en aumento. Son cientos de millones de animales, casi 900 millones sacrificados en 2022. Sólo en la cabaña porcina hay más de 56 millones, más que habitantes en España. Nos hemos convertido en la granja de Europa y eso tiene unas consecuencias brutales para el medio ambiente de nuestro país", dice a Público Julio Barea, de Greenpeace.
Mediciones con un "futuro incierto"
Julia Martínez: "Hay una actitud complaciente hacia los intereses de las empresas agrarias intensivas y las macroexplotaciones"
Esta organización ecologista llevó a cabo en 2023 una campaña de medición de nitratos, con la participación de unos 10.000 voluntarios que hicieron 5.000 mediciones en todas las comunidades autónomas. Y los resultados, de lo que se considera como un mero diagnóstico de aproximación a la realidad, son, a juicio de Barea, alarmantes: el 28,6% de las aguas subterráneas analizadas están contaminadas, precisamente las más preocupantes porque "son reservas de agua para un futuro incierto", en medio de una grave sequía.
El 7% de las aguas destinadas al consumo humano analizadas en este muestreo ciudadano también se encuentran afectadas por una alta presencia de nitratos, lo que significa, según Greenpeace, que muchas personas pueden estar bebiendo agua contaminada sin siquiera saberlo. Las comunidades con una mayor contaminación detectada en esta campaña fueron Balears, Castilla-La Mancha y Castilla y León.
La Fundación Nueva Cultura del Agua, integrada por profesionales de España y Portugal que promueven una gestión del agua más racional y sostenible, considera también preocupante la situación con los nitratos. Se trata de un problema que, a su entender, se arrastra desde hace años y al que no se está poniendo solución, debido, entre otras razones, al alto grado de incumplimiento de las comunidades autónomas en el control de las causas de la contaminación: el regadío y la ganadería intensiva que han ido en aumento.
"Hay una actitud excesivamente complaciente y comprensiva hacia los intereses de las empresas agrarias intensivas y las macroexplotaciones ganaderas", asegura a Público la directora técnica de la fundación, Julia Martínez, quien subraya que sólo con la declaración de zonas vulnerables de nitratos no se soluciona el problema.
El ejemplo de la degradación del mar Menor
Julia Martínez: "Se está subvirtiendo el abastecimiento humano porque se están priorizando actividades como el regadío"
Como ejemplo de ello, la responsable de Nueva Cultura del Agua señala lo sucedido en Murcia. En 2001 se declaró la zona del Segura como zona vulnerable y en 2016 estalló la crisis eutrófica del mar Menor, debido a la llegada masiva de fertilizantes de origen agrícola del campo de Cartagena, que acabó provocando una mortandad masiva de la fauna marina. "Esa declaración está claro que no sirvió de nada", apostilla.
Los nitratos estimulan el crecimiento de las algas, las cuales, en niveles moderados, sirven como alimento para los organismos acuáticos, entre ellos los peces. Pero una concentración excesiva provoca que las algas crezcan en exceso y se produzca el fenómeno denominado sopa verde, que causa un agotamiento del oxígeno en el agua, lo que se conoce como eutrofización, con consecuencias muy negativas para la biodiversidad.
Precisamente esta semana, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, del PSOE, y el presidente del Gobierno murciano, Fernando López Miras, del PP, han firmado un convenio para crear una comisión interadministrativa de colaboración con el objetivo de conseguir la recuperación ecológica del mar Menor y solucionar sus graves problemas ambientales.
No obstante, la directora técnica de Nueva Cultura del Agua advierte de que los nitratos, además de causar graves daños a la biodiversidad, como en el caso del mar Menor, están afectando a una prioridad como es el abastecimiento humano.
Al respecto recalca que se están contaminando fuentes, pozos, manantiales de muchos pueblos de España que ya no pueden hacer uso de esa agua y deben buscar otras alternativas de suministro, más caras, si no es que la están consumiendo porque aún no se han hecho mediciones para determinar su nivel de contaminación.
"Se está subvirtiendo el abastecimiento humano, una prioridad establecida en la Ley de Aguas, porque se están priorizando actividades como el regadío", se lamenta Julia Martínez.
"Toda España está en riesgo"
Koldo Hernández, de Ecologistas en Acción, considera que "toda España está en riesgo" con la contaminación del agua por nitratos, aunque en unos sitios la situación sea más alarmante que en otros. "Estamos hablando de salud humana, no solo ambiental. Este es un claro ejemplo de cómo el deterioro ambiental provoca consecuencias para la vida humana", explica a este periódico.
La sequía, además, según Hernández, ha contribuido a aflorar la presencia de nitratos en el agua: el caudal de los embalses se encuentra a niveles muy bajos y hay que extraer el agua de las zonas más bajas, donde se acumulan los nitratos.
El gran problema, a juicio del portavoz de Ecologistas en Acción, es que la directiva de la UE que regula el control de los nitratos es de 1991 y, más de tres décadas después, las administraciones públicas españolas siguen centradas en la medición, en la toma de datos, ahora con umbrales menos permisivos, pero no en la aplicación de medidas que atajen de una vez los focos de contaminación: agricultura y ganadería, fundamentalmente.
En el Ebro ya no dan nuevas autorizaciones
Julia Martínez: "Hay que obligar a la reconversión ambiental de cada instalación ganadera, a actuar con los regadíos intensivos"
La Confederación Hidrográfica del Ebro es la primera cuenca española que ha puesto en marcha una iniciativa para atajar la contaminación por nitratos, la llamada Estrategia Nitrache. Esta medida consiste, básicamente, en dejar de autorizar el uso del agua a nuevas granjas ganaderas o la ampliación de las ya existentes en las zonas vulnerables por la alta presencia de este compuesto químico.
Aragón y Catalunya, dos de los territorios que atraviesa la cuenca del Ebro, son precisamente las comunidades con más explotaciones ganaderas de cerdos: la primera tiene casi 6,5 millones de cabezas y la segunda, más de 7,3 millones, lo que entre ambas supone algo más del 51% de toda la cabaña porcina estatal.
El pasado 20 de diciembre, activistas de Greenpeace cortaron el agua en oficinas de las confederaciones hidrográficas del Segura, Duero y Guadiana, para exigirles medidas inmediatas que frenen la contaminación del agua en sus cuencas por nitratos, y que, al menos, pongan en marcha estrategias como la Nitrache en el Ebro.
"Les cortamos el agua para que, de una forma simbólica, viesen lo que sufren los pueblos a los que les han cortado el agua porque está contaminada con nitratos", explica Julio Barea.
Sin embargo, la Fundación Nueva Cultura del Agua considera que la medida puesta en marcha por la Confederación del Ebro no soluciona este grave problema de contaminación. A juicio de su directora técnica, hay que tomar medidas mucho más drásticas que vayan más allá de no permitir nuevos usos. "Hay que obligar a la reconversión ambiental de cada instalación ganadera, a actuar con los regadíos intensivos", subraya Julia Martínez.
Dejar suministros tradicionales por "deterioro ambiental"
La Asociación de Operadores Públicos insta a municipios rurales "a recurrir a sistemas dependientes de agua embalsada"
La sequía, mientras tanto, avanza. Y la necesidad de agua es cada vez más acuciante. La Asociación de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (Aeopas) advierte en su último informe sobre la situación en Andalucía de que "la gravedad de la sequía se refleja no solo en la escasez cuantitativa de agua, sino también en la calidad del recurso".
Haciendo referencia al Informe de Calidad de las Aguas 2010-2022 del Ministerio de Transición Ecológica, Aeopas avisa de que el "deterioro ambiental tiene implicaciones negativas no solo para los ecosistemas hídricos y la biodiversidad, sino también para los sectores sanitario y agrícola". Por ese motivo, la Asociación de Operadores Públicos insta a municipios rurales "a abandonar fuentes de suministro tradicionales y a recurrir a sistemas dependientes de agua embalsada".
En su informe, esta organización detalla la situación hídrica de cada provincia y destaca el caso de la provincia de Almería, donde los niveles de radiactividad natural detectados en los Pozos de Bernal obligaron a suministrar agua con camiones cisterna a unos 2.000 vecinos de barrios y pedanías de la capital. Y también menciona el de Roquetas de Mar, donde a finales de diciembre la Junta declaró como no apta para el consumo el agua distribuida en la red del municipio, al superar los valores de Dosis Indicativa (DI).
Aeopas considera "urgente" que la Junta, el Gobierno central y las diputaciones provinciales andaluzas acuerden un plan para abordar la sequía y los problemas de suministro de agua en la comunidad, en el que todas las administraciones aporten dinero, infraestructuras y medidas de gobernanza
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