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Condenan a tres hombres por agredir a los dueños de una frutería en València al grito de "moro de mierda"

Se enfrentan a un delito de daños y dos delitos leves de lesiones, con el agravante de cometerlos "por razón de raza, etnia o nación".

04/06/2023 - Varias personas se concentran para contra el racismo en la Plaza del Callao, a 4 de junio de 2023, en Madrid.
Varias personas se concentran contra el racismo en la Plaza del Callao, a 4 de junio de 2023, en Madrid. Diego Radamés / Europa Press

El Juzgado de lo Penal número 19 de València ha condenado a los tres hombres que agredieron a una pareja de fruteros de Benicalap (València) por un delito de daños y dos delitos leves de lesiones, con el agravante de cometerlos "por razón de raza, etnia o nación".

Los hechos se remontan a abril de 2021, cuando los autores llegaron a la frutería regentada por una española y su marido paquistaní y empezaron a manosear y a arrojar al suelo las frutas y verduras. Cuando la tendera les llamó la atención, los hombres los insultaron con gritos como "moro de mierda, vete de mi país" a él y "qué haces follándote a un moro" o "tú estás con el moro, puta guarra" a ella.

El dueño intentó calmarlos, pero lo atacaron y golpearon mientras seguían tirando los artículos dispuestos en el exterior de la tienda, valoradas en 654 euros. Ambos tuvieron que ser atendidos en el hospital La Fe por presentar policontusiones.

Cuando la Policía llegó al lugar de los hechos alertada por los vecinos, uno de los detenidos le advirtió a un agente que en su barrio no le llamaba la atención "ningún moro de mierda".

Un castigo consensuado

La sentencia judicial les impone a cada uno diez meses de multa con una cuota diaria de cinco euros, una indemnización solidaria a las víctimas de 984,92 euros por las lesiones sufridas y los desperfectos causados y 189,49 euros por los gastos ocasionados a la sanidad pública. También tendrán que pagar los costes procesales.

Las víctimas, representadas por la abogada Pilar Serrano, de la organización València Acull, han accedido a no solicitar pena de prisión. En su defecto, han accedido a negociar debido a las muestras de arrepentimiento de los agresores y a su compromiso de no volver a actuar de ese modo.

Sin embargo, la libertad de los hombres se puede ver comprometida en caso de no pagar las cuotas diarias. Por cada dos días en los que no se envíe el dinero, el juez puede imponer otro de privación de libertad. En su caso podría traducirse en su localización permanente por ser delitos leves.

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