Agonizando hasta la muerte. Los cerdos de dos granjas ubicadas en Alfamén, Zaragoza, y en Otiñena, Huesca, sufren un verdadero infierno que viola gravemente la normativa de bienestar animal. La Fundación Igualdad Animal ha denunciado este jueves a ambas instalaciones por el estado deplorable en el que se encuentra el ganado.

Las imágenes, recogidas en el mes de agosto, muestran cerdos comiendo los cadáveres de otros cerdos, cuerpos en descomposición, mutilaciones, heridas abiertas, abscesos y todo tipo de lesiones. Javier Moreno, cofundador de Igualdad Animal, alerta a este diario de que las condiciones insalubres en la que habita este ganado también pueden suponer "un problema para la salud pública".

"Los hechos vulneran gravemente la legislación sobre bienestar y sanidad animal", denuncia Anna Mulá, gerente de incidencia legislativa de Igualdad Animal. "Son muy numerosos los incumplimientos detectados que provocan dolores, sufrimiento y daños a los animales".

La granja de Huesca está presuntamente vinculada a la empresa Joaquín Bayona y CIA S.C. ligada a Piensos Costa, según señala Igualdad Animal a este diario. Dicha empresa anuncia en su página oficial haber sido la primera del sector en obtener el sello en Bienestar Animal certificado por AENOR. En conversación con Público, Piensos Costa ha confirmado la relación con la granja, pero niega las violaciones de derechos. Este medio ha tratado de contactar con la granja sin éxito.

Los cerdos de esta instalación sufren deformaciones de gran tamaño en el área del estómago y los genitales sin recibir atención veterinaria, según relata Igualdad Animal. También presentan cojeras, pezuñas gangrenadas, heridas abiertas llenas de pus y moscas, así como desnutrición severa.

La explotación zaragozana aparece vinculada a Copiso (Cooperativa Ganadera de Piensos de Soria). Esta asegura contar con los sellos de bienestar animal IAWS, IBAW y WELFAIR y aseguran el cumplimiento de las cinco libertades contempladas por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Público ha llamado a la granja sin recibir respuesta en el momento de la publicación. Copiso tampoco ha hecho declaraciones al respecto.

En esta granja han documentado lechones muertos dejados a merced del resto de ganado, un cerdo vivo siendo devorado por los demás, otro lleno de garrapatas, varios con orejas mordidas o heridas sangrantes, agua contaminada, además de veneno para ratas colocado cerca de los cerdos y la presencia de ratas dentro de los corrales lo que supone un grave riesgo sanitario para los animales.

Por otro lado, la explotación de Zaragoza tiene un registro veterinario desactualizado. La última visita registrada por veterinarios de la empresa Copiso a la granja data del 24 de julio de 2024, mientras que las fotos aportadas son del 16 de agosto de 2024, lo que demuestra la falta de seguimiento y supervisión veterinaria durante un período prolongado.

Según Moreno, la "paradoja" de los certificados "nos debe hacer reflexionar". El de Igualdad Animal recuerda que a menudo "es la empresa la que se pone el sello a sí misma, sin que proporcione ningún tipo de garantía real" en cuanto al bienestar de los animales.

Un grave estado de salud, maltrato y hacinamiento

El informe veterinario, al que Público ha tenido acceso y realizado por la doctora Karen Mancera, experta en producción porcina, señala una "gran prevalencia de lesiones, cojeras, canibalismo y la falta de espacio". Esta situación "evidencia la falta de implementación de medidas que promuevan el bienestar animal".

El mismo documento subraya una "gran cantidad de individuos en un espacio reducido". Además, "en específico en Copiso, se observa una persecución con agresión evidente". Ante los incumplimientos de varias leyes de sanidad y bienestar animal, la Fundación Igualdad Animal presenta este viernes "sendas denuncias contra las explotaciones", según afirma la organización.

La denuncia, a la que este periódico ha tenido acceso, indica "incumplimientos de las condiciones de bienestar animal, la presencia de cadáveres de cerdos abandonados, roedores, veneno, y agua contaminada en los bebederos".

Las infracciones cometidas son sancionables con multa económica de hasta 100.000 euros –infracción muy grave– en materia de bienestar animal y con multa de hasta 60.000 euros –infracción grave– en materia de sanidad animal. "La administración debe actuar para comprobar los hechos, verificar el estado en el que se encuentran los animales y tomar las medidas de corrección y seguridad que impidan la continuidad del daño", declara Mulá.

No es un caso aislado

En 2023 solo fueron inspeccionadas en España el 0,98% de las explotaciones ganaderas, de acuerdo con un informe del Ministerio de Agricultura. Así, "las inspecciones se realizaron solo en 2.846 de las 365.616 explotaciones ganaderas existentes", lamenta Igualdad animal en un comunicado. "Controles que, además, cuando se llevan a cabo, son avisados hasta con 72 horas de antelación", añade.

"No podemos hablar de casos aislados", subraya Moreno. El activista destaca que esta clase de maltrato "es la consecuencia de un sistema que trata a los animales como mercancía para el beneficio económico".  Con la denuncia que presentan este viernes, "esperamos que se actúe" y que  se lleve a cabo un inspección por parte de las autoridades públicas.