El pasado 20 de abril, Canarias dijo basta. El archipiélago se debate en una paradoja que afecta a todos los destinos turísticos de la península: ¿está España preparada para un modelo turístico sostenible?

Las marchas del pasado 20 de abril recogen una expresión de hartazgo entre los isleños por los altos índices de pobreza, los bajos salarios, la escalada de los precios de la vivienda o la saturación de las carreteras y de los espacios naturales. Un hastío que se empieza a notar también en provincias como Asturias o Cádiz, donde sus vecinos ven cada vez más imposible conseguir un alquiler asequible. 

Localidades que antes eran un paraíso se han acabo convirtiendo en un lugar de supervivencia para quienes ven como sus ciudades y barrios se llenan de viviendas vacacionales que les obligan a buscar un hogar en puntos menos gentrificados.

Pero no sólo la proliferación de estos inmuebles ha obligado a ciudadanos a alejarse de sus barrios. Este tipo de modelo turístico también tiene graves consecuencias para el medio ambiente.

La ocupación de entornos naturales genera una fractura irreversible sobre los ecosistemas impidiendo que la flora y la fauna autóctonas puedan desarrollarse.

Ciudades como Amsterdam o Venecia ya se han plantado contra el turismo de masas prohibiendo la construcción de nuevos edificios hoteleros o implantando una tasa a los visitantes. Sin embargo, en España aún son muchos los gobiernos autonómicos que rechazan incluir impuestos como la ecotasa por miedo a perder turistas.

En este vídeo analizamos si España está preparada para un turismo sostenible o si, por el contrario, a las instituciones aún les queda mucho camino por recorrer y muchas voces por escuchar.