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Calles que conmemoran, leyes que se incumplen: las vías que violan la memoria democrática

Los nombres de las calles tienen importancia. Traen recuerdos, sí, pero, sobre todo, son conmemorativos. La aplicación de la Ley de Memoria Histórica, de salud tan delicada en las últimas semanas, refleja perfectamente esa realidad.

04/05/2023 - Calle General Dávila
Vista de la calle General Dávila, a 4 de mayo de 2023, en Santander, Cantabria (España). Juanma Serrano / Europa Press

Durante toda mi infancia vi el yugo y las flechas cuando salía del portal.

Yo vivía en Torrelavega, en un sitio que dicen "Torres de Carabaza". A un lado queda la ciudad, al otro una mies con prados, veteada por caminos de pozas y salpicones, que se llega hasta el Besaya. A un lado hay edificios y tiendas, al otro asoman el Ibio, el Burco (arriba cargaba nieve), hasta la Masera si te asomas así, un poco demasiado. Ahí vivía yo, y teníamos un yugo y unas flechas en el portal.

Era una placa con forma de rectángulo, color grisáceo. Dos metros y medio, aproximadamente, desde el suelo (suelo de mármol pálido, que resbalaba como un demonio en invierno, cuando traes botas manchadas del cole), incrustada en una pared marrón con pintitas oscuras (una pared tan setentera, una pared como la que ustedes están pensando ahora, como la que vieron tantas veces).

"Ministerio de la Vivienda, Instituto Nacional de la Vivienda", leías ahí. Y, al lado, el simbolito de las narices. Imposible de arrancar, lo prometo...

(Digo que leías, pero realmente no lo leías, porque era desde hace tanto, porque no fijabas tus ojos en ello, porque debajo estaban los telefonillos, con sus mil nombres, y ahí habitaban todas las historias del mundo, y te venía a la mente ese vecino tan simpático con aquel apellido tan raro. Lo otro era una mancheta, era tan natural como las bardas entre los montes o que huela a orines en el muro del fondo. Es trágico, sí. Es trágico).

A cambio viví en una calle con nombre precioso. Poeta José Luis Hidalgo. Le decíamos la Plaza, pero era Calle Poeta José Luis Hidalgo, el que escribió lo de "Ya no es posible detenerme / para saber lo que retorna. / Y la tierra viene conmigo, / viene conmigo la mar honda, / vienen conmigo los rebaños / de vagas nubes que el sol dora". Ese José Luis Hidalgo. Daba un gustito especial, decir la calle que era...

Ustedes no dan importancia a "tener" calle porque entendemos, aquí, que todos la tienen. Pero no fue así durante siglos, no es así ahora, en algunas latitudes.

El origen de las calles

Sobre el origen de las calles, de sus nombres, de su significancia, acaba de publicarse un libro hermoso y original, un libro que se titula, claro, El Callejero. Es obra de Deirdre Mask, con traducción de María Porras Sánchez, y recién aparece en la editorial Capitán Swing.

Allí se habla, por ejemplo, de Addressing the Unaddressed, una ONG con base en Kolkata (la Calcuta de antes), cuyo cometido es dotar de dirección postal a quienes habitan ciclópeos suburbios en aquel infierno olvidado.

Sin calle, sin número, eres la sombra imposible de encontrar

Sin calle, sin número, no puedes tener alta en el censo, no ejerces tus derechos civiles, no centralizas un salario, no accedes a ayudas sociales. Sin calle, sin número, eres la sombra imposible de encontrar.

Claro, luego llega lo de poner nombre, y no es cosa sencilla. En la última centuria muchos sitios de sonoridad "malsonante" fueron rebautizados por mera cuestión estética, y ya no tenemos Cumloden Courts, o Butthole Road, o Ass House Lane. Todo son ejemplos reales extractados del libro, y no pienso traducirles a ustedes ninguno, porque aquí se escribe con decencia.

Pero eso es anécdota. Recuerdo, si quieren verlo así, de una época en que los humores eran más directos, más brutotes. Tiene la importancia que cada cual quiera darle, en el sentido que desee verlo.

La complicación viene con lo otro. Lo otro. Primero... existen grandes bolsas de población en países como Estados Unidos donde los residentes rechazan sus direcciones. No denominación, ni número, no... el mismo hecho de tenerla.

Lo entienden como violar su espacio íntimo, como ese invadir que inicia el nefando poder público. La coincidencia entre estas bolsas con survivalistas o milicia civil no tiene nada de casual.

Como no lo tiene los nombres de una calle u otra. Cito, de nuevo, a Mask. En el Reino Unido las direcciones que terminan en Street alcanzan, de media, la mitad de valor respecto a aquellas que terminan en Lane. Connotaciones del término calle, de la misma palabra... piensen, no hay "mujeres haciendo la avenida", ni "perros placero".

Ah, otra curiosidad (o no)... las casas que están en direcciones "apellidadas" King o Prince cuestan más que aquellas sitas en Queen o Princess. ¿Casualidad? Pudiera ser, pero si analizas datos de todo un país...

Calles que recuerdan el pasado

Pero, vale, vayamos al mismo meollo. Los nombres, los nombrecitos. Porque las calles recuerdan, conmemoran. Hablo con Roberto Ruisánchez, de Desmemoriados. Desmemoriados se define como una "Asociación para la Recuperación de la Memoria Colectiva de Cantabria".

Buscan sacar a la luz (sacar de las tinieblas) historias que una dictadura enterró, historias que muchos, hoy, andan soslayando tras los "no toca" o los "eso pasó hace mucho". Historias de víctimas y verdugos... cuyos nombres aparecen en las calles. Los de unas, sí, pero también los de otros.

Roberto Ruisánchez: "hay aun quince calles que incumplen la Ley de Memoria Democrática"

"Nosotros nos dirigimos al Ayuntamiento de Santander para recordarles que hay aun quince calles que incumplen la Ley de Memoria Democrática. La estatal, la autonómica, todas. Concretábamos dos de ellas como las más sangrantes. Una, la de Alonso Vega, se abrió durante la dictadura. Otra es General Dávila. Ésta tenía un nombre que aun pervive en la memoria popular, pero está a punto de perderse, y es el Paseo del Alta".

Fidel Dávila fue comandante en jefe del Ejército del Norte durante la Guerra Civil. Bajo su mando se conquistó Cantabria, o Euskadi. Alonso Vega anduvo también por el norte, con el grado de coronel. Cuarta División de Navarra. Fue él quien llegó hasta el Mediterráneo y cortó la España republicana en dos. Fue él, igualmente, quien supervisaba campos de concentración en la posguerra.

Hay más cosas. Por Santander, digo. Alféreces Provisionales, Brunete, General Moscardó, Alto de los Leones o Ruíz de Alda. Hasta esas quince que dijimos.

Continúa Roberto. "Nos contestaron muy rápido, diciéndonos que las propuestas de cambios en el callejero eran cosa de Cultura... Parecía de chiste. Así que contactamos con los grupos municipales, y nos reunimos con todos menos el PP y Vox. La idea era hacer el cambio de nombre a esas calles, algo que el propio ayuntamiento de Santander ya decidió en pleno, allá por agosto del 2015. Entonces eran dieciocho calles, y en estos años se han cambiado tres".

"Después elevamos este asunto a la Audiencia Provincial de Cantabria, y allí nos invitan a que probemos la vía del contencioso-administrativo. Nosotros hacíamos hincapié en que eso, el no cumplir la ley, era un delito de desobediencia, pero parece que no todos pensaban así".

Fue por mayo de este 2023, unos días antes de que el Partido Popular, en la figura de Gema Igual, sacase mayoría absoluta en Santander. "Parece que ella no tiene muchas ganas de... Gema Igual dice que es partidaria de cumplir la ley, pero poco a poco. No aclara qué es poco a poco, porque llevamos casi una década con esto. Y ahí estamos, preparando el asunto".

Pregunto a Roberto. Sobre los monumentos más desapercibidos, más pequeñucos, sobre las placas que yo veía en mi portal.

Roberto Ruisánchez: "La Iglesia católica mantiene lápidas en honor a los caídos por Dios y por España"

"Todo eso lo citamos, sí, pero entendemos que lo de las calles, especialmente las dos que te señalé antes, es más sangrante. Y más sangriento. Si entrase a esto el consistorio, si recuperase el antiguo nombre en Dávila y pusiese uno nuevo para Alonso Vega, acorde a los criterios democráticos, nos parecería muy revelador. Pero no lo hace. Y claro que quedan cosas... con el cumplimiento inicial de la ley se despojaron asuntos muy llamativos. En el Faro, en Reina Victoria. Pero aun hay muchas, también esas placas que señalas tú".

"Ah, y faltan en relación a la Iglesia católica, que mantiene lápidas en honor a los caídos por Dios y por España. En el templo de la Calle Alta, por ejemplo, hay. Está en el interior, pero la ley es clara. Así que sí... queda mucho por hacer. Ahora vamos a seguir con las calles, porque creemos que es lo más relevante".

Recuerdos al horror

Y en otros sitios de Cantabria, Roberto... ¿continúan estos recuerdos al horror? "Claro, claro que hay. En Corvera de Toranzo queda una avenida del Generalísimo, nada menos. Y en otros pueblos. Los nuevos alcaldes se tomarán su tiempo antes de aplicar legislación, me temo. Eso si no nos derogan la ley".

Se informa sobre malo y bueno, pero las celebraciones solo pueden ser gozosas

Insisto con eso, con la idea, los temores. ¿Ves peligro cierto? "Parece que lo hay, sí, porque algunos dicen que se derogará, o modificará, la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Cantabria".

Esta ley se aprobó por noviembre de 2022. En aquel entonces, Partido Popular, Ciudadanos y Vox rehusaron participar en dicha votación parlamentaria al considerar que dicha norma no buscaba la "reconciliación" ni "resarcir sufrimiento", sino solo "enfrentamiento" y "ajustar cuentas con el pasado".

Quizá parece asunto menor, pero... Terminamos, de nuevo, con Mask. En El Callejero aparece una frase muy reveladora, justo en un capítulo sobre los monumentos a generales sudistas en Estados Unidos (o a miembros del Ku Klux Klan, vaya).

Dice Mask que "conmemorar el pasado es una simple manera de desear el presente", y es cierto. No caigan en el engaño de los "eso es historia, y la historia debemos conocerla". Los libros informan, las calles celebran. Y se informa sobre malo y bueno, pero las celebraciones solo pueden ser gozosas.

Aunque algunos guardemos recuerdos gratos de la infancia.

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