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Atención más cercana, menos alumnos y aprendizaje con el entorno: así funcionan los colegios rurales

Tener menos alumnos o clases multigrado son algunos rasgos de los colegios rurales que permiten una atención más cercana y un trabajo activo con el alumnado. Un modelo basado en la diversidad que no siempre se tiene en cuenta.

Foto de archivo de una escuela
Los alumnos de las escuelas rurales representan el 1,5% del total del alumnado matriculado en Educación Infantil y Primaria en España. Pixabay

Llega la hora de entrar a clase y a las puertas de un CRA (Colegio Rural Agrupado) no se amontonan cientos de niños y niñas esperando, ni se escucha el bullicio de los coches. Los alumnos entran a clase ordenadamente, no son muchos y todos se conocen, algunos hasta comparten pupitre con compañeros de cursos diferentes.

"No se puede hablar de un solo modelo de escuela rural", dice Laura Domingo Peñafiel

Con esto quedan descritas las dos características principales de los centros rurales: encontrarse en lugares con una población reducida y contar con aulas multigrado que agrupan alumnos de distintas edades, según señala a Público Laura Domingo Peñafiel, profesora e investigadora en el departamento de pedagogía de la Facultad de Educación de la Universitat de Vic - Universitat Central de Catalunya.

Los CRA -entre otras denominaciones- son escuelas de Educación Infantil y Primaria que se encuentran en entornos rurales en los que, al haber una población estudiantil reducida, los centros de varias poblaciones cercanas se agrupan administrativamente para formar un solo colegio con varias sedes, manteniendo así su funcionamiento.

Estas comparten la Dirección general del centro y, además, algunos de los docentes se trasladan de un centro a otro para impartir clases. Aunque, en el caso de las zonas con menos estudiantes, un CRA puede llegar a tener una sola sede e, incluso, un aula.

Aunque "no se puede hablar de un solo modelo de escuela rural", como indica Domingo Peñafiel, muchos colegios rurales comparten rasgos como el uso de metodologías más activas, el aprovechamiento del entorno como forma de aprendizaje o una atención más personal. Todo ello debido a que el número de alumnos es menor y se puede trabajar centrándose más en los estudiantes.

El uso del entorno y de metodologías más activas son dos de los rasgos que presentan muchos colegios rurales

De aprovechar sus potencialidades, las escuelas rurales presentan un modelo educativo que cuenta con aspectos que pueden servir de ejemplo a otros contextos. "Están acostumbrados a trabajar con mucha diversidad y, por lo tanto, a tener programaciones muy flexibles, a hacer una evaluación muy personalizada y a tener en cuenta el entorno en el sentido más amplio", apunta la docente.

No obstante, aunque tienen características que pueden ser beneficiosas para la formación de los estudiantes, la Administración no siempre tiene en cuenta sus necesidades.

La atención que reciban va a depender de la "sensibilidad que haya en cada  momento en el departamento de Educación" de cada comunidad y en el ministerio, explica Domingo Peñafiel. "Es triste, pero es así", matiza.

Aulas multigrado y cercanía

"[El multigrado] contribuye a que socialicen mejor", señala Ismael Fernández

Ismael Fernández, director y tutor de tres cursos del CRA La Coroña (Asturias), dice a Público que, aunque parezca "una dificultad añadida", juntar alumnos de diferentes edades puede ser una ventaja.

"[El multigrado] contribuye a que socialicen mejor. A los pequeños les ayuda a fijarse en modelos del alumnado más mayor y a los mayores a responsabilizarse del alumnado más pequeño", matiza.

Además, al ser menos alumnos, puede haber una mayor atención. "La atención va a ser más personalizada. Existe un contacto más próximo con tus alumnos y un seguimiento más estrecho por parte del profesorado", apunta Carlos Cuenya, director del CRA de Riaño (León).

CRA Guadalajara
Puerta de entrada del colegio de Guadalajara en el que trabaja Rafael García. Cedida por Rafael García

Como indica Rafael García, director de un centro rural de la provincia de Guadalajara, esta cercanía permite "conocer los intereses del alumnado más fácilmente, así como poder identificar sus puntos fuertes y necesidades". "Por ese lado, la escuela rural tiene todo a favor", concluye García.

Contar con una ratio reducida de alumnos favorece también la comunicación con las familias y su participación. María Beatriz Hernández, representante de familias en el consejo escolar y presidenta del AMPA del CRA de Cabanillas de la Sierra (Madrid), describe la escuela como "una gran familia" y ensalza lo involucrados que están en las actividades, no solo desde el AMPA, sino en todos los ámbitos.

Entorno natural y metodologías diferentes

Otra de las características que comparten muchos de estos centros es estar situados en un entorno rodeado de naturaleza. Factor que pueden integrar en su forma de enseñar para hacer la formación más relacionada con lo que rodea al alumnado.

"Nuestros alumnos aprenden en un entorno natural que utilizamos como metodología de aprendizaje", explica Elena Coya, directora y profesora de gimnasia del CRA de Cabanillas de la Sierra. El centro cuenta con el proyecto artístico CreARTEs, que busca que los estudiantes trabajen con distintos elementos naturales.

Esta iniciativa "pone los recursos naturales del entorno de cada localidad al servicio de la escuela y favorece un contacto directo con lo que nos rodea. Es una manera de que escuela y entorno se unan", concluye Coya.

CRA Cabanillas de la Sierra
Imagen de un huerto cultivado por los alumnos del CRA de Cabanillas de la Sierra. Cedida por el CRA de Cabanillas de la Sierra

Rafael García explica que esa relación con el entorno ayuda a crear vínculos y a conocer mejor a la comunidad. "Para nosotros el pueblo forma parte del aula. Se cuentan cuentos en la plaza, se hacen actividades de matemáticas en la puerta del ayuntamiento, hablamos con la gente...", sostiene García.

Asimismo, ser grupos reducidos y diversos también favorece que los métodos empleados involucren los intereses de los estudiantes, como es el caso del trabajo por proyectos, entre otras técnicas que dejan atrás el seguir un libro de texto.

En el caso del CRA de Cabanillas, su directora apunta: "De primero de infantil hasta tercero de primaria no tenemos libros, trabajamos por proyectos y, paulatinamente, en los demás cursos intentamos que a la larga el libro sea una mera herramienta".

CRA Cabanillas de la Sierra
Proyecto realizado por los alumnos de Cabanillas de la Sierra en la sede de Valdemanco. Cedida por el CRA de Cabanillas de la Sierra

Necesidades de los CRA

Según datos del Consejo Escolar del Estado, en el curso 2020-2021 se escolarizaron 60.809 alumnos en los CRA, lo que representa un 1,5% del total del alumnado matriculado en Educación Infantil y Primaria.

Se trata de un porcentaje muy pequeño en términos demográficos, pero ante esto Laura Domingo plantea: "¿España qué es rural o urbana? Pues las dos cosas: desde el punto de vista demográfico muy urbana y desde el geográfico muy rural".

Los alumnos de los CRA representan un 1,5% del total del alumnado matriculado en Infantil y Primaria

Los municipios rurales, donde están situadas estas escuelas, representan "el 82,0% del total" y ocupan un "84,0% de la superficie española", según datos del ministerio de Agricultura de 2020.

No obstante, pese a tener un importante peso geográfico, desde la Administración no siempre se atiende a sus necesidades específicas. Situación que ha confirmado la mayoría de los CRA entrevistados por Público.

Siguiendo la perspectiva de estos centros, la mayoría coincide en que los inspectores suelen entender sus situaciones y son flexibles. Además, los ayuntamientos saben que un CRA es un elemento dinamizador, por lo que les dan un gran apoyo. Sin embargo, observan que la legislación no siempre les representa.

La alta tasa de interinidad o la carga burocrática son algunas de los puntos a mejorar que señalan los CRA

"Muchas veces sentimos que la legislación y los programas pensados desde las consejerías de Educación se ajustan más a las características de un centro, llamémosle ordinario, que a las peculiaridades de un CRA", apunta Ismael Fernández.

Como director, uno de los problemas que encuentra es la dispersión del profesorado. Al estar repartido en varias sedes, no existe la facilidad en la comunicación que puede haber en un solo centro. Además, en caso de ausencia de un docente, al ser una plantilla reducida y separada, la gestión es más compleja.

Carlos Cuenya también menciona las dificultades administrativas. "Soy el director del CRA de Riaño, pero hago también de secretario, jefe de estudios y de bedel", explica. Una situación que le supone una gran carga de trabajo. El colegio cuenta con poco más de 40 alumnos -más una veintena del IES Vadinia que estudian en Riaño por un acuerdo-, pero la burocracia a realizar es similar a la de un centro más grande.

"A los equipos directivos, nos tienen enterrados en burocracia", Carlos Cuenya

"A los equipos directivos- que no son equipos, solo somos una persona-, nos tienen enterrados en burocracia", matiza y añade que, una vez terminados los trámites,  debe seguir con el resto de actividades.

Otro problema es la alta tasa de interinidad que existe en los CRA. Muchos centros se encuentran alejados de las ciudades y eso hace que no siempre sean la primera opción del profesorado. Las plantillas se cubren con muchos interinos que cambian a menudo, lo que dificulta la organización del colegio porque los proyectos y lazos comenzados por un profesor son difíciles de mantener cuando este cambia.

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