ZARAGOZA
Actualizado:"Ponemos el foco en que esto puede ser un problema a medio plazo, porque nuestros jóvenes están socializando en estos ambientes", advierte Ángel Dolado, Justicia de Aragón (defensor del pueblo autonómico), ante la habitualidad de la presencia de menores de 14 a 18 años en casas de apuestas y salones de juego, a las que van como clientes pese a tener teóricamente prohibida la entrada, y ante la elevada prevalencia de la ludopatía en ese sector de la población.
"Lo ven como una forma de socializar, como en otras épocas ocurrió con los salones recreativos o con los cromos. Por eso este tipo de locales se ubican en el entorno de los institutos", apunta.
Tan frecuente es esa cercanía que comunidades autónomas y ayuntamientos han comenzado a ponerles límites, aunque se trata de una medida que, por llegar con el mercado al borde de la saturación, puede acabar operando, en realidad, como un blindaje para las empresas que ahora mismo cuentan con licencias, ya que las trabas solo afectarían a sus eventuales proyectos de expansión o a los nuevos operadores.
Esa proliferación de casas de apuestas y locales de juego, tolerada de hecho hasta hace poco en la mayor parte del país, ha tenido, entre otros, efectos como atraer a un numeroso público en edad adolescente pese a que los menores de edad tienen vetado el acceso y como provocar una prevalencia de la ludopatía de magnitud epidémica: hasta un 6% de los chavales de 14 a 18 años la padecen, una tasa netamente superior a la detectada por el estudio de seroprevalencia de la mortífera primera ola de la pandemia, que se quedó en el 5,2%, y que rebasa con creces la de contagios por coronavirus que detecta el sistema sanitario en España (3,7%, 1,72 millones de casos).
Las elevadas tasas de penetración del juego entre los menores
Los datos del último Informe Estudes del Plan Nacional sobre Drogas y del Informe Especial sobre el Juego y los Menores en Aragón, elaborado por el Justicia, ofrecen registros inquietantes sobre la penetración del juego y la prevalencia de la ludopatía entre los adolescentes.
Así, según el primero de esos estudios, un 25,5% de los muchachos españoles de 14 a 18 años ha apostado dinero en juegos de azar presenciales en los últimos doce meses mientras otro 10,3% lo hacía online, con un 7,4% que opera en los dos formatos.
En la relación entre el dato de "ha apostado" por grupos de edad resultan determinantes el volumen y la frecuencia de las apuestas de los mayores de edad en loterías y quinielas, netamente superior a la de los jóvenes. Sin embargo, la práctica por parte de estos del juego online y de la combinación de ambos viene a triplicar al del conjunto de la población.
En Aragón, un estudio elaborado por la Universidad de Zaragoza sitúa en el 18,9% la tasa de muchachos de 14 a 18 años que juega presencialmente y en un 9,4% la de los que lo hacen online, mientras que en el grupo específico de los estudiantes de instituto un 38,4% ha apostado alguna vez, un 6% admite que tiene "problemas con el juego" y un 3,3% "podría tener adicción ya".
La aparentemente paradójica mayor afición al juego presencial que al de formato cibernético en la generación más digital que ha vivido en el país no es tal. "En los locales de apuestas también se juega online", aunque se registra en el otro capítulo, aclara Dolado, que duda de que, en este caso, los datos sitúen a Aragón como al ‘Ohio demoscópico’ del que hablan los politólogos por su frecuente (y rota por Teruel Existe) sintonía de sus resultados electorales con los estatales: "La situación tiene que ser peor en los barrios de ciudades como Madrid y Barcelona, donde la presencia de estas salas es mayor todavía".
La presencia de los adolescentes en las casas de apuestas
"Formalmente cabría pensar que nuestros menores no pueden tener acceso a los juegos de azar y apuestas, ya sea de forma presencial en establecimientos legalmente abiertos al público o por la vía, muchas veces incontrolable, de participación online", señala el informe del Justicia, que destaca la "discordancia" entre los resultados de operaciones policiales como el dispositivo Arcade, que el año pasado localizó solo a 28 adolescentes en los 1.881 locales inspeccionados, y las explicaciones que los propios adolescentes ofrecen.
Pese a esas diferencias, añade, "diversos trabajos estadísticos y académicos han venido evidenciando la existencia de un amplio grupo de menores que tiene o ha tenido acceso a los juegos de azar y apuestas, tanto de forma presencial como online".
Y, en este sentido, llama la atención sobre la constatación "públicamente evidente" del "crecimiento de situaciones de riesgo por el juego problemático y juego patológico", algo que "requiere afrontar el problema transversalmente por las administraciones públicas", al mismo tiempo que recuerda cómo "el sistema de identificación de los ciudadanos registrados presenta irregularidades incluso desde cuestiones tan simples como la detección en la entrada de los locales (donde igualmente debería procederse a la detección de posibles menores)".
El coste de las adicciones que el Estado decide permitir
El listado de conclusiones del informe plantea, negro sobre blanco, algunas de las disyuntivas que pone sobre la mesa la evolución que está teniendo el sector del juego y su incidencia en los adolescentes, entre las que destaca una: "optar por una regulación liberadora del sector a la vista de su repercusión económica, tanto pública como privada, [o] por el contrario, su limitación e incluso prohibición ante el perjuicio que en una determinada parte de la sociedad causa, y con mayor importancia cuando ese colectivo es el de nuestros menores".
"El juego de azar y las apuestas no son las únicas adicciones que pese al evidente daño que directa o potencialmente pueden producir en los ciudadanos, el Estado decide permitir", como ocurre con el consumo de tabaco y de alcohol, "asumiendo el coste de la repercusiones de las posibles patologías que se produzcan como daño colateral por la aportación económica" de esos sectores a sus arcas vía impuestos y tributos, algo que, "como contrapartida" le obliga a implementar "planes sanitarios de adicciones y de educación en la materia", concluye.
Sin embargo, la realidad pone en evidencia la consistencia de los argumentos economicistas favorables a los juegos de azar tras la irrupción del juego online y sus elevadas facturaciones, las cuales generan un déficit cercano a los mil millones de euros anuales en la balanza comercial por explotar entre dos tercios y tres cuartas partes del negocio empresas con sede en otros estados.
"El juego no genera zonas de confort, sino adicciones, y en el análisis coste-beneficio son mayores los gastos que provoca que los ingresos", explica Dolado, que plantea que "a lo mejor habría que advertir en sus productos que puede crear conductas adictivas, lo mismo que se advierte de los riesgos para la salud en el tabaco".
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