Los abusos y discriminaciones racistas por parte de los cuerpos policiales representaron la mayor parte de casos en los que SOS Racismo actuó durante 2022 en Catalunya. La entidad intervino en más de 300 situaciones en las que se había producido racismo, de las cuales 110 fueron asumidas como nuevos casos. Son unas cifras similares a las de 2021, cuando aumentaron un 80%. 

La actuación de la Guardia Urbana de Barcelona es la que concentra más denuncias, con más de un 60% de los casos, frente a los cerca del 20% de los Mossos d'Esquadra. Uno de cada cuatro casos es por trato discriminatorio o abusivo, y cerca del 25% es por identificaciones por perfilación racial.

SOS Racismo afirma que sigue habiendo "una excesiva práctica" de este tipo, mucho más elevada de lo que se denuncia. Muchas de estas actuaciones irregulares se concentran en el barrio de Ciutat Vella, aunque el Ayuntamiento de Barcelona, según la entidad, no lo reconoce.

A los 110 nuevos casos se suman 170 con los que la entidad ya trabajaba de años anteriores. Paula Rossi, también técnica del SAiD, ha afirmado que "las situaciones de racismo siguen subiendo" aunque cerca del 70% no se denuncian formalmente. Más allá del abuso policial, los demás casos denunciados son principalmente por agresiones entre particulares (19%) y discriminaciones en el acceso a derechos como la sanidad y la educación (17%).

Las mujeres y las personas de nacionalidad extranjera son por primera vez mayoría en los casos atendidos, aunque la entidad lamenta que personas en situación irregular y pertenecientes al colectivo LGTBI son todavía dos grupos a los que no logra llegar. "Esto demuestra una vez más que la regularización significa garantizar derechos", ha dicho Rossi. Más allá de los casos particulares, SOS Racismo también ha llevado denuncias colectivas, sobre todo por la práctica del black face o discursos de odio.

En el ámbito educativo han destacado un aumento "alarmante" de casos, especialmente cuando la escuela "es el agente discriminador o que reproduce la discriminación". Grisel Almeida ha explicado su caso como víctima de este tipo de discriminación dentro de una escuela privada, que culminó en la expulsión de su hijo de 12 años sin pasar por los procesos pertinentes. Tras una primera denuncia en el Síndic de Greuges, SOS Racismo ha asumido la defensa de la familia y el caso sigue en investigación.

La revictimización, principal problema al denunciar

Uno de los motivos principales por los que las víctimas no denuncian es la revictimización a la que las somete el sistema judicial. Así lo ha explicado uno de los abogados de la entidad, Bruno Maestro, quien ha señalado la falta de formación antirracista de los operadores jurídicos. "A menudo reclaman que se explique por qué esa situación es racista", ha afirmado. 

Esto se suma a la dificultad de probar las discriminaciones vividas en casos en los que existen "denuncias cruzadas", especialmente entre la víctima y los cuerpos policiales o de seguridad privada.

Maestro ha destacado también dos logros de la entidad en el ámbito judicial. Uno es el caso del conductor de TMB que agredió e insultó a una mujer y a sus hijas a raíz de un error en el título de transporte. El conductor fue condenado a seis meses de cárcel y seis de multa y la sentencia reconoce el origen racista de la agresión. "No son unos insultos cualesquiera, sino que atacan a la dignidad de la persona y la intentan expulsar de su condición de ciudadana", ha remachado el abogado.

El otro éxito judicial fue una condena por un caso de agresión entre dos mujeres, una de las cuales profirió insultos racistas mientras intentaba arrancar el velo a la otra.