madrid
Juan Carlos de Borbón ocupa un lugar destacado en las agendas incautadas en 2020 al comisario jubilado José Manuel Villarejo y que investiga el Juzgado Central de Instrucción seis de la Audiencia Nacional dentro de la causa Tándem. El comisario jubilado, acusado de cohecho y organización criminal, ha hecho siempre en público una defensa a ultranza del rey emérito. Sin embargo, en sus agendas personales hizo anotaciones sobre varios asuntos turbios relacionados con el anterior jefe de Estado, como ha podido comprobar Público.
Implicado en una operación para chantajear a la Casa Real y al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), como desveló este medio en 2017, Villarejo mantiene que su visita, en Londres, en febrero de 2015, a Corinna Larsen, expareja y exsocia del rey emérito, fue una misión de Estado encargada por el CNI para arreglar los problemas que tenía el emérito con la empresaria alemana, que había participado, como intermediaria, en varios negocios de empresarios españoles. Pero los servicios secretos lo han negado y adjudican la postura de Villarejo a una estrategia defensiva para encubrir supuestamente el verdadero motivo de su reunión con Corinna: la obtención de información comprometida sobre los negocios de Juan Carlos de Borbón, comisiones, rutas de dinero opaco, etc.
Tres meses después de la reunión en Londres con Corinna Larsen, que propició Juan Villalonga, expresidente de Telefónica (también presente en la cita), Villarejo anotó en su agenda, el 27 de mayo de 2015: "El transfer de dinero se sigue haciendo en aviones y maletas, ya que paran en la base aérea de Torrejón. Aviones privados para los movimientos de dinero. Usan fundaciones".
Estos detalles se corroboraron años después, al destaparse la existencia de varias fundaciones, como Lucum y Zagatka, ambas sociedades offshore, radicadas en paraísos fiscales. Desde ésta última el rey emérito sufragó el coste de viajes en vuelos privados, que, según los apuntes de Villarejo, pudieron servir para transportar maletas llenas de dinero opaco.
La anotación continúa con la siguientes palabras: "Todas las actuaciones, Londres, Mónaco y Brasil, el mismo 2012, después del tema elefante". Se refiere Villarejo al incidente protagonizado por el entonces jefe del Estado en Botsuana, el 13 de abril de 2012, en plena crisis económica en España, donde participó en una cacería, en la que abatió a un elefante. En dicho viaje se fracturó una cadera. El escándalo político provocado por ese accidente aireó la relación del jefe del Estado con la empresaria Corinna Larsen y desembocó en su abdicación, en junio de 2014. Según el comisario Villarejo, tras este grave episodio, por el que el monarca entonó su mea culpa con aquello de "lo siento, no volverá a ocurrir", los flujos de fondos opacos supuestamente continuaron.
Y Villarejo apunta tres destinos: Londres, Mónaco y Brasil. Los dos primeros son lugares de residencia habituales de Corinna Larsen, quien, inmediatamente después de suceder el incidente de Botsuana, recibió una transferencia de la Fundación Lucum por valor de 65 millones de euros, procedentes de la supuesta comisión que habría recibido el rey Juan Carlos en 2008 de la familia real saudí presumiblemente por su futura intermediación en el contrato del AVE a La Meca, adjudicado a un consorcio de empresas españolas, en 2011.
Sin embargo, Brasil no ha sido señalado, de momento, en ninguna investigación como escenario de presuntos negocios opacos o cuentas bancarias vinculados con el rey emérito. Villarejo pone el foco, intencionadamente o no, en el país carioca, primer destino oficial del entonces rey Juan Carlos tras la cacería en Botsuana, en junio de 2012. Un viaje oficial en el que fue acompañado, como era la costumbre, por una comitiva de presidentes y consejeros delegados de grandes bancos y empressas, como Banco Santander, Repsol, Telefónica, Iberdrola, Iberia, Isolux, Abengoa, Gas Natural Fenosa, Indra, Acciona, CAF, Talgo y Navantia. De nuevo, el rey, como ocurrió en tantas ocasiones, como intermediario de negocios del Ibex, bajo la sombra de un posible papel de comisionista.
Corinna también estuvo en Brasil
Curiosamente, Corinna Larsen había estado en Río de Janeiro un mes antes, en viaje de negocios, según confesó la empresaria en una entrevista en la BBC en agosto de 2020, en la que denunció que en aquel viaje a Brasil sintió que la seguían y vigilaban y achacó el operativo al CNI español, dentro de la campaña que emprendió a partir de 2018 contra los servicios secretos y en especial contra su director de entonces, Félix Sanz Roldán. Corinna le acusa de haberla amenazado de muerte en relación al contencioso que mantenía con el rey emérito a cuenta supuestamente de fondos opacos que le habrían sido transferidos a la empresaria solo para su ocultación y no para que pasasen a formar parte de su patrimonio.
El 11 de noviembre de 2015 Villarejo anotó en su agenda "Corin [por Corinna] quiere mandar mensaje al rey actual para que la dejen en paz". De ser cierto que el comisario apuntó en esa fecha esta aseveración, Felipe VI podría haber recibido misivas de Corinna antes de 2019, cuando le llegó una carta de la alemana contándole que él era beneficiario en la Fundación Lucum. Un año después, el actual monarca hizo alusión a esa carta en el comunicado oficial en el que anunció su renuncia a la herencia que le pudiera corresponder.
Bárbara Rey en las agendas de Villarejo
Otra examiga del rey emérito aparece en las agendas de Villarejo. Se trata de la actriz Bárbara Rey, que llegó a mantener una relación con Juan Carlos de Borbón en los años 90 y que denunció una operación de los servicios secretos para apoderarse de documentación comprometida en su vivienda. Villarejo anotó en su agenda el 29 de septiembre de 2015 que el empresario Ramón Blanco Balín, conocido como el blanqueador de la trama Gürtel y ex vicepresidente de Repsol, le contó que Aznar le pidió, en su etapa en Repsol, "que pagara a Bárbara Rey 300 millones de pesetas en seis años". "Y otro tanto les pidió a Telefónica y el Banco Santander". "En total fueron los pagos anuales de 150 millones (de pesetas). Ellos le daban el dinero al CESID [denominación anterior del CNI] y éstos a la artista", consta en la agenda de Villarejo. Blanco Balín, íntimo amigo de Aznar, entró en Repsol en 1996 y en 2000 fue nombrado vicepresidente.
Sobre su amigo Juan Villalonga, amigo a su vez de José María Aznar y expresidente de Telefónica, Villarejo anotó el 11 de noviembre de 2015: "El viaje de bodas costó un millón de euros pagados por el CNI". Villalonga se casó por tercera vez en 2010 con la fotógrafa alemana Vanesa von Zitzewitz, amiga de Corinna Larsen.
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