barcelona
Actualizado:El último ciclo electoral ha situado al PSC en el centro de la política catalana, como formación hegemónica del territorio. Tres triunfos seguidos -elecciones en el Parlament de febrero del 2021, municipales del 28 de mayo y las recientes generales del 23J- han confirmado la recuperación absoluta del partido liderado por Salvador IIla, que vuelve a exhibir su tradicional fortaleza y, definitivamente, ha dejado atrás su década horribilis, marcada por los años más intensos del procés y por unos pésimos resultados en las urnas.
En las generales del día 23 el triunfo de los socialistas catalanes fue rotundo: 19 diputados y más de 1,2 millones de votos, el 34,49% del total. De hecho, más que dobló las cifras de la segunda fuerza en las urnas: Sumar En Comú Podem. Hacía 15 años -desde el 2008- que la formación no se imponía en unos comicios en las Cortes españolas y desde entonces no había conseguido el logro del millón de sufragios -en aquella ocasión, la candidatura que lideraba Carme Chacón consiguió una victoria todavía más contundente, con 25 diputados y 1,69 millones de votos, el 45,4% del total-. El partido ganó en las cuatro provincias catalanas y fue la primera opción en 472 municipios, con una hegemonía clara en las ciudades más pobladas.
En un contexto en el que los votos de ERC son necesarios para investir a Pedro Sánchez, Illa no intensificará la oposición a Aragonès
A la hora de valorar la victoria, el primer secretario del PSC, Salvador IIla, quiso huir del "triunfalismo" y pidió "tener los pies en el suelo e interpretar bien este resultado". Según él, los resultados son "un sí a la convivencia, al diálogo". Pese a la debilidad de ERC, que en dos meses ha acumulado dos derrotas contundentes en las urnas, Illa ha descartado intensificar su oposición al Govern de Aragonés y ha asegurado que mantendrá una política de "mano tendida". Que Pedro Sánchez dependa de los votos de ERC -además de los de Junts- para continuar en la Moncloa obviamente es un factor determinante en la hora de explicar esta decisión, de forma que Illa al menos a corto plazo no intentará acortar su particular asalto en la Generalitat, el siguiente gran objetivo del PSC.
Los resultados del 23J no pueden considerarse anecdóticos, sino que consolidan la tendencia al alza de la formación, que dos meses antes ya se había impuesto en las municipales -no lo hacía desde el 2007-, con 712.922 votos, el 23,7% del total, por delante de Junts y ERC. El gran éxito de los comicios locales, pero, fue que además de mantener su tradicional hegemonía en el área metropolitana de Barcelona -l'Hospitalet, Santa Coloma de Gramenet, Cornellà o Sant Boi- y en grandes ciudades de la segunda corona -Sabadell o Granollers-, los socialistas pudieron recuperar las alcaldías de Lleida, Tarragona, Reus, Vilafranca del Penedès o Vilanova i la Geltrú, entre otras, perdidas en citas anteriores. Y, sobre todo, han vuelto a liderar el gobierno de Barcelona, después de más de una década, después de ser segunda fuerza -por detrás de Junts- pero recibir el apoyo de BComú y PP para la investidura de Jaume Collboni.
La primera victoria del actual ciclo llegó en las elecciones al Parlament del 14 de febrero del 2021, con 33 diputados y el 23,03% de los votos -un total de 654.766-, empatando en escaños con ERC y con uno más que Junts, pero superándolos en sufragios. Poco antes de los comicios, el partido decidió relevar al teórico candidato -el entonces primer secretario, Miquel Iceta-, por un Salvador Illa que había ganado notoriedad, proyección mediática y valoración ciudadana gracias a su gestión como ministro de Sanidad durante la pandemia de Covid-19. Este triunfo, de hecho, supuso romper una sequía que se arrastraba desde el 2009 y confirmar una recuperación después de tocar fondo entre los años 2014 y 2016.
De ganarlo casi todo a 14 derrotas seguidas
No se puede decir que históricamente el PSC no haya ocupado una posición central en la política catalana. De hecho, es quien más comicios ha ganado. Desde el 1977, Catalunya ha celebrado un total de 49 elecciones -16 a las Cortes españolas, 13 al Parlament, 12 municipales y 8 europeas- y los socialistas se han impuesto en 28 ocasiones, con una hegemonía clara en las generales, las locales y las comunitarias, donde acumulan 11, 9 y 5 victorias, respectivamente. En las catalanas, en cambio, solo han sido la fuerza más votada tres veces -1999, 2003 y 2021-. En las dos primeras ocasiones tenía a Pasqual Maragall como presidenciable, si bien en 1999 hay que matizar que en Girona, Lleida y Tarragona concurrió conjuntamente con ICV.
De las 49 elecciones que ha celebrado Catalunya desde 1977, el PSC ha ganado 28
En las generales, el PSC ganó las 10 elecciones celebradas entre 1977 y 2008, con un volumen de apoyo de un mínimo de casi el 30% de los sufragios y un máximo de más del 45% y un récord de 1.689.000 votos en 2008, mientras que en las municipales se impuso en los ocho primeros comicios -de 1979 a 2007- con un techo de 1.176.448 papeletas -el 39,82% del total- en 1983. En las europeas ganó todas las citas con las urnas entre 1987 y 2009, con la única excepción de 1994 -victoria de CiU-, con un pico de 1.116.348 votos en 1987.
Precisamente, los comicios comunitarios de 2009 fueron la última victoria de los socialistas catalanes antes de iniciar su particular travesía por el desierto, que se alargaría 12 años. Desde entonces se vieron superados en las urnas en cinco generales (2011, 2015, 2016, abril de 2019 y noviembre de 2019), cuatro comicios al Parlament (2010, 2012, 2015 y 2017, a pesar de que el 2006 CiU ya había sido la primera fuerza), tres municipales (2011, 2015 y 2019) y dos europeas (2014 y 2019). Es decir, acumulaba 14 derrotas consecutivas hasta febrero del 2021.
El impacto del 'procés'
La decadencia se explica por varias razones. De entrada, la crisis económica y financiera que estalló en 2007-2008 cogió a los socialistas al frente de los gobiernos del Estado, la Generalitat y las principales ciudades catalanas -como Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona-, con el desgaste que esto comportó. Paralelamente, en numerosos municipios acumulaba décadas ininterrumpidas en el poder y poco a poco había ido perdiendo una fuerza que disminuyó más con determinados relevos con dirigentes de un perfil cada vez más bajo.
Finalmente, la irrupción del procés, a partir del 2012, rompió parcialmente la formación, con varias escisiones de representantes de los sectores más catalanistas -que en muchos casos acabarían en ERC-, mientras que otros cargos y votantes optarían o bien por los Comuns o, en el caso de los exponentes más españolistas, por la derecha dura y ultranacionalista de Ciudadanos, movidos por el vector nacional.
En los momentos más intensos del Procés, el PSC sufrió fugas hacia ERC, Comuns y Ciudadanos
Esto llevaría al PSC a caer por debajo de los 600.000 votos en las generales de 2015 y 2016, en los comicios en el Parlamento de 2012 y 2015 -solo recibió el 12,7% de los votos y obtuvo 16 diputados, los mínimos históricos- o en las municipales de 2015, con un suelo de 359.214 sufragios en las europeas de 2014, si bien estos fueron unos comicios con una participación muy baja, de sólo el 46%.
El retorno al Gobierno del Estado -a raíz de la moción de censura de Pedro Sánchez a Rajoy en junio de 2018- y una progresiva reducción del peso del conflicto político catalán -aprobación de los indultos el 2021 y desmovilización creciente del independentismo- han ido devolviendo al PSC al centro de la política catalana, con unos resultados que ya habían ido al alza en 2019, cuando fue la segunda fuerza en las dos generales y en las municipales -detrás de ERC en los tres casos- y también en las europeas -detrás de Junts-.
El siguiente paso era volver a las victorias, un hecho que ya ha logrado captando votos de ERC, de los Comuns y de sus antiguos electores que años atrás habían optado por Ciudadanos, de forma que el reto pendiente es conseguir una presidencia de la Generalitat que sólo ostentó del 2003 al 2010. Los últimos barómetros del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) lo sitúan como primera opción de los catalanes, si bien en una pugna ajustada con ERC. Ahora bien, esto no garantizaría a Illa la llegada al Palau de la Generalitat puesto que dependería de pactos posteriores y el escenario de una mayoría absoluta independentista en el Parlament -y de un posible acuerdo- todavía es totalmente posible.
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