SEVILLA
Actualizado:El aislamiento de Susana Díaz en el seno del PSOE desde su derrota en las primarias contra Pedro Sánchez ha ido ensalzando, progresivamente, el perfil andalucista de la presidenta de la Junta. Empezó en el mismo congreso regional donde fue reelegida secretaria general del PSOE andaluz, donde le exigió a Sánchez -allí presente- que “nunca le hiciera elegir entre su lealtad a Andalucía y su lealtad al partido”, porque “siempre” optaría por lo primero.
Y parece haber alcanzado un punto de inflexión este lunes 4 de diciembre, cuando se conmemoran 40 años de la marcha multitudinaria de andaluces en defensa de la autonomía plena. “Defender Andalucía es caro y la coherencia se paga. Defender Andalucía por encima de todo es algo que duele en casa”, ha dicho la presidenta andaluza, en referencia directa a su propio partido.
El PSOE andaluz se considera “descolgado” del discurso que abandera la dirección federal de Pedro Sánchez respecto al “decisivo” debate territorial. Cree que Ferraz está volcada en sacar las castañas del fuego a Miquel Iceta en las elecciones catalanas del 21 de diciembre, aun a costa de dejar de lado a las comunidades del sur.
Susana Díaz no ha sido invitada por el PSC a hacer campaña en Catalunya, porque la andaluza no comparte la propuesta de “cooperación fiscal” de su compañero para la reforma de la Hacienda pública y la financiación autonómica. “Miquel sabe lo que pienso. Yo defiendo una España federal, no confederal. Pero no voy a entrar en polémicas con un compañero que está ahora mismo en campaña electoral”, dice, para acto seguido lanzar un dardo: “Romper la caja de la Seguridad Social es quebrar un país y poner en peligro el futuro de España”, con el que también ha cuestionado la propuesta del lehendakari, Íñigo Urkullu, de usar el concierto vasco como referencia para financiar al resto de comunidades.
La presidenta andaluza asume que su deber es “levantar la voz” frente al Gobierno de Mariano Rajoy, que está postergando la reforma de la financiación autonómica “con fines electoralistas”, pero también contra la dirección federal y catalana del PSOE. Este lunes ha hecho suya la idea de que en el PSC -en connivencia con Ferraz- existe el “fuego amigo” que puede dañar los intereses de Andalucía. Así se lo ha trasladado directamente el que fuera primer presidente electo de la Junta de Andalucía, Rafael Escuredo: “Presidenta, no me gusta lo que estoy oyendo en la campaña catalana. Yo tiendo la ropa cuando hablan de cooperación fiscal. Le tengo mucho miedo al fuego amigo”.
Escuredo ya hablaba de “fuego amigo” hace 40 años (también mirando de reojo a los socialistas catalanes y madrileños), cuando lideró en primera persona la defensa de una autonomía plena para Andalucía, equiparable a la que la Constitución reservaba en exclusiva para Cataluña, Euskadi y Galicia. Díaz le ha elegido a él para participar en los diálogos sobre el 4-D que ha organizado la Cadena Ser en Sevilla, siendo la única dirigente andaluza que ha evitado el debate directo con su líder nacional, Pedro Sánchez. El resto sí lo ha hecho: Antonio Maíllo con Alberto Garzón (IU); Teresa Rodríguez con Pablo Iglesias (Podemos); Juanma Moreno con Soraya Sáenz de Santamaría (PP) y Juan Marín con Albert Rivera (Ciudadanos).
La presidenta de la Junta ha hecho más profundo el surco que separa los intereses de su partido con los de su tierra, lo mismo que le espetó a un sorprendido Pedro Sánchez en la clausura del congreso regional del PSOE el pasado verano. Y Escuredo no sólo le ha servido de apoyo, sino que ha elevado tres peldaños la reivindicación: “En determinados momentos, Andalucía está por encima de los partidos”.
El expresidente ha sido muy crítico con el debate catalán. Le preocupa que sean los intereses nacionalistas de catalanes o vascos quienes fuercen el nuevo diseño autonómico o los criterios del reparto de financiación. “A Cataluña le regalaron el autogobierno porque en la II República ya tenían Estatuto. A Andalucía no le dio tiempo a tenerlo porque se interpuso la guerra. A Cataluña se le regaló el autogobierno y las demás regiones cositas para andar por casa en bata, como las diputaciones provinciales”, advierte.
Díaz quiere ser protagonista esencial del próximo debate territorial y ya está haciendo algo más que protestar, denunciar “agravios con el sur” y lanzar discursos que sirvan de contrapeso a Madrid y Cataluña. Desde este lunes, la presidenta andaluza abiertamente está llamando a la movilización de los andaluces en las calles, igual que hace 40 años, para que sea el pueblo andaluz quien sirva de contrapeso a la “deriva centralista y nacionalista que atraviesa el país”. “Aquí somos leales al himno. Andalucía se levantó en pie hace 40 años y ya no va a permitir que nadie la ponga de rodillas. Nos va a tocar levantar la voz porque van a querer callar a algunos a cambio de privilegios”, ha dicho.
Díaz también ha arremetido duramente contra la “izquierda moralista”, en referencia a Podemos e IU, a los que acusa de miopía política por ser incapaz de ver la necesidad de que todos los partidos andaluces actúen unidos en defensa de los intereses de esta tierra. “Es un despropósito que haya una izquierda que defiende el derecho de autodeterminación”, advierte.
Derrotada en la esfera orgánica, Susana Díaz se replegó en Andalucía desde donde ahora ejerce todo su poder institucional, hace valer el peso de su Gobierno (que acaba de garantizarse estabilidad política para todo un año con la aprobación de los Presupuestos de 2018) y el de una comunidad con 8,4 millones de electores. La oposición (la externa y la interna) le reprocha que trate de “instrumentalizar” los símbolos de la autonomía andaluza, como el 4-D o el 28-F, para tratar de salir de su “aislamiento” político. Es evidente que cualquier palabra de más o de menos de la presidenta andaluza aún desata una tormenta de reacciones de la dirección federal del PSOE, que concentra ahora un nutrido grupo de andaluces antisusanistas.
Los dardos directos e indirectos que Susana Díaz ha lanzado este lunes al PSC coinciden con el arranque de la campaña electoral en Cataluña, a medianoche de este martes. Los socialistas catalanes han preferido no contar con la sevillana, que será la primera presidenta de Andalucía que no hace campaña en una comunidad donde residen 850.000 andaluces. El PSOE andaluz ha ofrecido su colaboración a sus socios del PSC hasta el último momento, pero el equipo de Iceta ha declinado toda oferta, consciente de que “el perfil político de Díaz, que muchos vinculan al españolismo más centralista, en este momento resta más que suma”. “Creo que no voy a ir”, ha reconocido la presidenta de la Junta finalmente.
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