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El Tribunal Supremo confirma la expulsión del Ejército de un militar por corrupción y abuso de menores

El militar está condenado a doce años de prisión por corrupción de menores y abusos sexuales tras utilizar a la hija de su pareja, de 8 años, en la relación sadomasoquista que mantenían.

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El Tribunal Supremo confirma la expulsión del Ejército de un militar que abusó de menores. /TS

El Tribunal Supremo ha confirmado la expulsión del Ejército de un militar condenado a doce años de prisión por corrupción de menores y abusos sexuales tras utilizar a la hija de su pareja, de 8 años, en la relación sadomasoquista que mantenían. El hombre, brigada del Ejército de Tierra, recurrió al alto tribunal al considerar desproporcionada la sanción disciplinaria de separación del servicio que le impuso la ministra de Defensa, Margarita Robles, por una falta muy grave.

Los magistrados, no obstante, dan la razón a Defensa y ven "plenamente justificada" esa sanción ante la naturaleza de unos hechos "objetivamente graves y relevantes". Se trata, añaden, de una conducta "incompatible con el decoro y dignidad" que debe regir, más allá del servicio, la vida de los militares, obligados a guardar una especial observancia del derecho y evitar cualquier "desdoro" para las Fuerzas Armadas.

Es el segundo recurso que le rechaza el Supremo, que ya había ratificado la pena de doce años de prisión que le impuso la Audiencia Provincial de Madrid por sendos de delitos continuados de corrupción de menores y abusos sexuales. Los cometió en el marco de la relación sadomasoquista que inició con una mujer -condenada por los mismos delitos a 14 años de cárcel- con la que, al margen de sus respectivos matrimonios, mantenía conversaciones y encuentros sexuales en el que él era el amo, respondiendo a nombres como "milord" o "Vlado", y ella la sumisa, con el nombre de "yegua-Luz".

En el curso de esa relación, según los hechos probados en la sentencia, ambos consensuaron servirse de sus respectivas hijas pequeñas y, en concreto, utilizaron a la de la mujer, que tenía 8 años. Durante meses la mujer le envió fotos y vídeos de carácter sexual en los que aparecía la niña, en algunos casos siguiendo los guiones marcados por el hombre.

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