madrid
El 'sincericidio' de John Bolton, sería gracioso si no se tratara del ex asesor de seguridad de uno de los países más poderosos del mundo. Pero lo sintomático, es que no es la primera vez que lo insinúa, reconoce o como quieras llamarlo. No es que no lo sepamos o nos sorprenda. Nos reímos porque sale un señor bigotudo a decir algo que parece una coña, pero que en realidad es muy grave y lo peor: no es coña, es una verdad que sabemos y sabíamos antes de estas declaraciones.
Esta va a ser la segunda vez que lo confiese en público, pero hace un par de años me he leído un libro de Bolton. La habitación donde sucedió, se llama. Y no, no era por gustos literarios, era para que ustedes se ahorren la lectura y el dinero, casi un sacrificio. Y en ese libro ya más o menos revela el modus operandi que aplican para organizar golpes de Estado, las operaciones de cambio de regímenes no democráticos por otros regímenes… no democráticos. "Sus regímenes no democráticos", ya saben, todo aquello de "es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta", todo un clásico que también viene de EEUU y sus políticas exteriores.
Cuando el libro se publicó, Trump hizo dos declaraciones sobre el contenido que a ver qué te parecen: una, que todo el contenido del libro era mentira, y otra, que revelaba secretos de Estado.
¿Mentira que revelaba secretos de Estado? ¿Cómo se combinan esas dos cosas?
Entiéndase como quiera, es la lógica de esas declaraciones y tuits de Trump que a veces era realmente complicada de desentrañar. Seguramente había un poco de todo por ahí, pero en lo que se refiere a las operaciones que montaron en América Latina, no es que sea necesaria una desmentida de Donald Trump.
En esas operaciones, desmentidas por Trump y reconocidas ya en reiteradas ocasiones por Bolton, me quiero detener. La más destacada, tanto por la dimensión que terminó tomando, como por lo estruendoso de su fracaso y su ridículo, se llama "Juan Guaidó, presidente legítimo de Venezuela".
Difícil de olvidar aquel paripé un día de enero de 2019, cuando un señor se autoproclamaba presidente en medio de una plaza. Más difícil de olvidar para mí, que en esa misma época me proclamé emperatriz de Rusia, pero bueno, eso era en otra vida.
Confiesa John Bolton en su libro que a Trump la candidatura de Guaidó no le convenció demasiado nunca, que le parecía débil y que, textualmente, "no tenía lo que había que tener", signifique lo que signifique esto. Pocas horas después de aquella autojuramentación, Trump le dijo a Bolton que no le gustaba dónde estaban.
Aun así siguieron para adelante. Y cómo siguieron… Estaban barajando todo tipo de estrategias, y algunas las llegaron a poner en marcha. Primero, según confiesa Bolton, Trump llegó a decir que sería 'cool' invadir Venezuela porque Venezuela en realidad es parte de EEUU.
Perdonen por desviarme del tema, pero me parece importante que nuestros seguidores de Venezuela y Latinoamérica lo oigan una vez más, por favor: que dijo Trump que Venezuela era parte de EEUU con lo cual habría que invadirla, según el libro de Bolton. Me suena muchísimo de algo este mismo argumento y esta misma estrategia que algunos seguidores de Latinoamerica defienden en otras latitudes. Piensen qué les parecería, si Trump siguiera con esa idea porque, como vemos, estudiar, la estudiaron bastante, hasta el punto que Trump le solicitó a Bolton que mirara la posibilidad de enviar 5.000 soldados a Colombia pero luego el propio Bolton se echó para atrás porque, según él, los colombianos no estaban preparados para un conflicto convencional.
Desde que Juan Guaidó se autoproclama, lo reconocen 53 países, lo apoyan todos los medios, de verdad, todos los medios del mundo, a excepción de un par, pero dentro de Venezuela como que no avanza la cosa. El "usurpador" sigue y sigue y sigue… Ni las sanciones impuestas, ni los congelamientos de fondos venezolanos en el extranjero terminan de llevar a ese tan deseado 'regime change'.
La estrategia de Juan Guaidó y sus asesores es llamar a los venezolanos a tomar las calles. Calle y más calle, calle y más calle. Pero como que tampoco da resultados. En mayo libera de la prisión a uno de los opositores más destacados, Leopoldo Lopez y... el mismo resultado. La nada. Por no conseguir, no consigue ni que lo detengan para convertirse en mártir o algo.
Pasa un año así, aplaudiendo sanciones contra su propio país, yendo de gira de aquí para allá, a veces usando aviones oficiales de Colombia que el presidente Iván Duque le facilita. En medio de todo surgen unos escándalos de corrupción dentro de su equipo. Como bien previó Trump, se desgasta más rápido que un azucarillo en un vaso de agua.
Desgastado, medio olvidado, pero persistente, llega a mayo de 2020, cuando se produce uno de los últimos intentos de insuflarle oxígeno, mejor conocido como "Operación Gedeón". Dos grupos de militares venezolanos que se encontraban exiliados en Colombia desde 2019, acompañados de tres mercenarios de EEUU intentan entrar por mar a Venezuela desde dos sitios distintos con el fin de derrocar a Maduro.
Fueron detenidos todos y de sus testimonios nos enteramos de muchas cosas interesantes. El contratista norteamericano Jordan Goudreau reveló un documento que detallaba toda la operación. La autenticidad de ese documento la confirmaría más tarde el que era responsable de la estrategia de Guaidó, Juan José Rendón, que renunció tras el fracaso de esa operación.
El objetivo era, según se desprendía del documento revelado por el mercenario estadounidense, capturar, detener o eliminar a Nicolás Maduro e instaurar el régimen de Juan Guaidó. Y para ello se autorizaba el uso de todo tipo de armamento convencional.
La empresa Silvercorp, que aportaba mercenarios, se comprometía a reducir víctimas innecesarias y bueno, todo por el módico precio de 212 millones de dólares. Juan José Rendón posteriormente reconocía la operación, pero decía que era una mera exploración de alternativas.
La noticia pasó de puntillas por la mayoría de grandes medios que no perdían la oportunidad de mencionar a Venezuela con cualquier otro motivo. Las organizaciones internacionales, el grupo de contacto de la UE, calladas. El gobierno de EEUU, negó su implicación directa con un excelente argumento que dio Mike Pompeo en aquel entonces: "si ellos hubieran estado implicados el resultado habría sido distinto". Guaidó a su vez, ha ido variando su discurso de lo sucedido día tras día. Primero que era un falso positivo de Maduro, luego que ellos no fueron, pero si hubieran sido tampoco pasa nada, pero no fueron, pero por las dudas el asesor principal renunció: "Responsablemente evaluamos escenarios… diferentes al que eh eh eh estemos de acuerdo con el uso de mercenarios que ya vimos que no". En fin, no sabía yo que le iba a dar la razón a Trump, pero como que es medio evidente que no tiene lo que hay que tener…
Todo esto lo cuento porque me parece destacable el hecho de que en Venezuela durante años, sistemáticamente sucedieran cosas por el estilo, pero tenías que escarbar por ahí para encontrar alguna explicación, algún análisis, algún titular. Y Venezuela no es el único ejemplo.
Manu nos habló de Bolivia, yo también mencioné a Bolivia en uno de los programas anteriores. Básicamente, el escenario era muy parecido: aquí, en lugar del presidente encargado, teníamos a Jeanine Añez, una diputada hasta entonces desconocida, que con ayuda de Luis Almagro y de la Organización de los Estados Americanos, se convirtió en la presidenta a la que nadie eligió.
Por cierto, la OEA merece un programa aparte, pero solo un comentario: en su libro John Bolton se refiere a ella como una de las organizaciones más moribundas que existen y dice que ellos la despertaron para ver si ayudaba a Guaidó. Pero a Guaidó, como vemos, es difícil ayudarle. Así que la OEA despierta para intentar ayudar al golpismo boliviano con su informe sobre presuntas irregularidades durante las elecciones presidenciales que dio un marco legal al posterior golpe de Estado. Que, por cierto, también fue aplaudido por la mayoría de los países que conformaban la OEA y el grupo de Lima.
El grupo de Lima es otra organización irrelevante creada por gobiernos de derecha latinoaméricanos (qué tiempos aquellos) que, según Bolton, no son para nada difíciles de convencer para que hagan lo que Washington quiera.
Para finalizar, a mí me parece reseñable el hecho de que este tipo de noticias, confirmadas, sabidas, nunca generen titulares. Los generan si Bolton suelta alguna frase de las suyas, cuando el daño ya está hecho. A saber por qué.
Estados Unidos aprueba partidas presupuestarias para tumbar gobiernos y cambiarlos por otros que le sean favorables. A veces por la fuerza y a veces financiando a opositores. Esto no es algo que nos inventemos: es información pública de los presupuestos estadounidenses. Que sin embargo, nunca genera titulares.
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