La apuesta es clara. La "desjudicialización" del conflicto con Catalunya no tiene marcha atrás. Los hechos y las palabras del Gobierno de Pedro Sánchez en los últimos meses son claros. La reforma del delito de sedición y especialmente el de malversación ha provocado la reacción furibunda de la derecha. A esto se le suma la reforma de las mayorías para que el poder judicial elija a los magistrados del Tribunal Constitucional. Todo un cóctel de acusaciones de las que Moncloa y Ferraz se defienden. En lo que respecta a Catalunya, el mensaje es rotundo: mejorar la convivencia. 

PP, Cs y Vox, reeditando una suerte de "foto de Colón", han subido el tono especialmente en los últimos días. Se han escuchado calificativos como "asalto a las instituciones", "rendición ante los independentistas", "ruptura del Estado de Derecho" o incluso que "el diablo que se le ha metido en el cuerpo al presidente" y las habituales referencias de Gobierno autoritario o un presidente con aires de dictador. Los populares piden elecciones anticipadas y han anunciado que llevarán las últimas reformas al TC. La ultraderecha de Vox plantea una moción de censura, algo que apoya Cs pero no el PP. 

En el horizonte, además, Gobierno y Govern de la Generalitat buscan estos días cerrar una fecha para celebra otra sesión de la Mesa de Diálogo. El "compromiso adquirido", según destacan fuentes del Ejecutivo de Sánchez, es que tenga lugar antes de que finalice el año. El último encuentro se produjo el pasado 27 de julio en Madrid. Precisamente la reforma del Código Penal, avivada estos días con varias enmiendas, era uno de los siguientes objetivos en la hoja de ruta. 

La ministra de Educación y portavoz de la dirección socialista, Pilar Alegría, fue clara en su mensaje durante la rueda de prensa celebrada en Ferraz tras la reunión de la Ejecutiva del partido. "Cuando este partido y Gobierno llegó a la Moncloa nos encontramos con una situación de crisis profunda territorial, con un sentimiento de ruptura absoluta de la sociedad de Catalunya con España", afirmó nada más comenzar su intervención ante los medios. Los diferentes portavoces o dirigentes no suelen esquivar este asunto. 

Los socialistas se han defendido este lunes ante las acusaciones de que una reforma del delito de malversación podría rebajar las penas a los corruptos. O directamente dejarlos en la calle. Por la tarde se confirmaba el pacto con los republicanos catalanes para una enmienda transaccional que modificaba la inicial de ERC. 

Ante las "hiperventilaciones" y declaraciones "hiperbólicas" que según Alegría está usando el PP, los socialistas destacan que "la línea divisoria entre el PP y VOX es cada vez más difusa". Así lo señalan a este medio fuentes de la dirección del PSOE en Ferraz. "Feijóo ha comprado un discurso trumpista con el afán de polarizar el país y buscar el rédito electoral con ello. Su idea de la división de poderes es insultar al Ejecutivo, ignorar al Legislativo, y mantener secuestrado el poder Judicial sine die. Solo le falta decir que los españoles votan mal", consideran en la cúpula del partido. 

En Moncloa recuerdan que PSOE y Unidas Podemos se presentaron a las elecciones con la promesa de hacer política y rebajar el conflicto en Catalunya. "Todo lo que se está haciendo va encaminado hacia ahí". Destacan también la unión de la coalición en este aspecto, algo que contrasta con otras cuestiones que sí han suscitados diferencias palpables. 

Los planes de Sánchez para acercar posturas y cerrar políticamente el conflicto abierto con el 'Procés' se vieron enturbiados en primavera con el estallido del 'caso Pegasus'. Pero desde entonces se han ido cicatrizando las heridas con varios encuentros, también entre Sánchez y el president Pere Aragonés contactos y las reformas mencionadas, a falta de materializarse al cien por cien. La relación con ERC es más estable hoy. De hecho, no ha habido excesivo ruido esta vez para aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE), a diferencia de años anteriores. 

Situación electoral en Catalunya

En este contexto, Sánchez participó justo este domingo en un acto electoral en Barcelona. Junto a él, el candidato a la Alcaldía de Barcelona, Jaume Collboni, y el líder del PSC, Salvador Illa. El presidente del Gobierno transmitió ese mismo mensaje sobre la política de "conciliación" y reencuentro para Catalunya. Además visibilizó la apuesta clara del PSOE y PSC para llegar al Gobierno de la capital catalana y arrebatar el bastón de mando a Ada Colau.

Pero también miran los socialistas a las siguientes citas electorales. Primero, las generales de diciembre, donde creen que pueden superar a ERC. Y más allá en las próximas elecciones autonómicas, que no llegarán hasta el año 2025 salvo que haya adelanto electoral. En 2021 ya fue el PSC el partido más votado. Para los socialistas, solo hay que mirar los resultados del PP y del PSC en las últimas citas para ver qué tipos de políticas avala la ciudadanía catalana. "Por mucho que griten, parece claro", afirman fuentes consultadas, que apuntan a la irrelevancia de los populares en todos los espacios políticos de Catalunya. 

Entre los datos que maneja el Gobierno relativos al clima en la sociedad catalana recuerdan que en 2018 un 55% de los catalanes afirmaba que la convivencia estaba dañada en Catalunya como consecuencia del proceso soberanista y más del 40% había dejado de hablar con un amigo o un familiar por culpa de la política. En 2022, un informe del Instituto Catalán Internacional para la Paz (ICIP) y del Centro de Políticas Económicas de Esade decía que Catalunya es hoy la comunidad autónoma con menos polarización partidista. También que el apoyo a la independencia según las últimas encuestas del CEO ("CIS catalán) se han dado la vuelta desde entonces en favor del "no". 

Consideran en Moncloa además que ERC ha abandonado la unilateralidad de años anteriores en su última ponencia política y aunque sigue apostando por un referéndum, ya se habla de un "acuerdo de claridad" con el Gobierno. Además, la división del independentismo entre los republicanos y Junts es más patente que nunca. En definitiva, todo lo que llega desde Catalunya para el Gobierno parecen, de momento, buenas noticias.