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MADRID.- La sesión de control parlamentario al Gobierno de este miércoles ha sido bastante cómoda para el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Las formas y el fondo de las cuestiones planteadas por los tres interpelantes – Aitor Esteban, Rosa Díez y Pedro Sánchez – no han constituido ningún problema. El jefe del Ejecutivo ha echado mano de su particular manual de cifras triunfalistas y, en el caso del diputado vasco, se ha limitado a leer un espeso y denso texto técnico que le han preparado en el ministerio de Industria que a buen seguro ni él mismo ha entendido. Bastante ha hecho con solar la parrafada de un solo tirón, sin equivocarse.
El hecho es que el presidente del Gobierno ha protagonizado un hecho del que no se tiene constancia: ha renunciado a los 16 segundos que disponía para responder por segunda vez al portavoz del grupo del PNV. Con toda seguridad, dado lo espinoso del asunto a debate – el hub de gas en el País Vasco en la tramitación del proyecto de ley de Hidrocarburos que se tramita en la Cámara baja –, el presidente no disponía de una ficha para una segunda respuesta al portavoz del grupo del PNV y Rajoy no estaba esta mañana para mostrar cintura política para llenar esos segundos en los que cada parlamentario intenta rematar la faena.
En cualquier caso el líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez, tampoco le ha puesto en un brete. Se ha notado a la legua que Sánchez tenía la cabeza en otro lugar y que no estaba para cumplir su función de controlar al presidente del Gobierno. Consciente de esa situación, Rajoy se ha limitado en su respuesta a utilizar, casi literalmente, los mismos elementos empleados en su respuesta anterior a la magenta Rosa Díez. Las dos preguntas eran sorprendentemente muy similares – el aumento de las diferencias salariales entre hombres y mujeres durante su mandato – y el socialista tampoco ha tenido la suficiente cintura para dar un cambiazo a su intervención. Otras veces sí lo ha hecho, pero en esta ocasión ha perdido una oportunidad.
Y es que estaba en otras cosas. De su paso de esta mañana de miércoles por la sede parlamentaria han destacado sus palabras pronunciadas fuera del hemiciclo, ya en los pasillos, cuando ha dicho: “Cumpliré mi palabra”, en clara referencia a la situación judicial que viven sus colegas Manuel Chaves y José Antonio Griñán , diputado y senador respectivamente, y la posibilidad de exigirles sus actas parlamentarias.
Ante ese estado de cosas Rajoy ha echado mano de manual: unas cifras por aquí, otras por allá y, voilà, asunto resuelto: “En el Gobierno trabajamos para reducir las desigualdades”, ha sentenciado. Y lo ha hecho leyendo, como es su costumbre, que hasta para decir lo que ha dicho baja la cabeza y sujeta el papel pegado a su mano. Se aplica una norma que es una leyenda en la radio, entre otros medios: el peor guión es el que no se lleva escrito. Por ahí no le van a pillar a Rajoy.
Primero Rosa Díez, con su habitual torrente verbal, ha intentado impresionar a Rajoy: “¿No le da a usted vergüenza que una mujer deba trabajar 73 días más al año para equipararse salarialmente a un hombre?”. Pues, por lo visto, no, no le da vergüenza ni eso ni otras muchas cosas. Como la situación que le ha planteado, momentos después, Pedro Sánchez: “Usted legisla con mentalidad de hace 30 años”, ha pontificado el socialista recordando una cita del presidente del Ejecutivo escrita en un artículo de 1985. “Pero lo grave es que usted legisla contra el 50% de la población, las mujeres”.
Pues no señor, nada de eso. Rajoy ha relatado lo que tantas veces se le ha escuchado: “No hay peor política de desigualdad que el aumento desempleo”, le ha espetado al socialista. “Nosotros, cuando gobernamos, creamos empleo”, ha insistido. Y vuelta a los datos; que si el pasado año se han creado 400.000 empleos y en este “se crearán otros 600.000 puestos de trabajo”, ha anunciado ya como aperitivo electoralista”.
La sesión de control no ha tenido más historia. Ni siquiera el enfrentamiento entre el portavoz socialista, Antonio Hernando – sin duda bajo los efectos del shock del día anterior para explicar y rectificar a renglón seguido la situación judicial de Chaves y Griñán y el código ético del PSOE - , con la vicepresidenta Sáenz de Santamaría ha tenido especial interés. Al parecer, tanto el Ejecutivo como el legislativo ya están en otras zarandajas. A la vista hay cinco procesos electorales en cuatro citas en las urnas. ¡Ay es ná!
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