El PSOE de Madrid busca este sábado, una vez más, salir del pozo en el que lleva más de cinco lustros en una situación muy difícil y complicada. El exalcalde de Soto del Real, Juan Lobato, y el alcalde Fuenlabrada, Javier Ayala, son los osados que quiere llevar las riendas de un partido que pasa por horas muy bajas tras los últimos comicios a la Comunidad de Madrid, pero que tiene que afrontar en poco más de año y medio unas elecciones municipales y autonómicas.

Lobato y Ayala no son dos mirlos blancos de los que acostumbra buscar Ferraz para resucitar el PSOE madrileño, en todos los casos con poco éxito. Son dos dirigentes del partido de toda la vida y con tirón electoral. Lobato lleva ganando elecciones tras elecciones en una plaza tan difícil como Soto del Real. Y Ayala consiguió la segunda mayoría absoluta más abultada en las últimas elecciones municipales tras el imbatible Abel Caballero en Vigo.

Pero, más allá de su tirón electoral, los dos tienen características muy distintas. Lobato es un perfil transversal, moderno y ciudadano, que busca pescar en el caladero moderado de la ciudadanía madrileña, donde el PSOE siempre fracasa. Ayala, tras haber perdido los socialistas la hegemonía de la izquierda en las últimas elecciones autonómicas, quiere volver a recuperarla y ganar ese espacio, donde cree que puede recuperar mucho voto socialista.

Aunque el PSOE madrileño es imprevisible, todo apunta a que Lobato es el favorito para hacerse con el partido. Tiene los apoyos orgánicos más importantes del PSOE madrileño, y el PSOE madrileño es fundamentalmente orgánico. Ayala tiene el poderío de ser alcalde de uno de los feudos más importantes del PSOE y de una gestión que se elogia.

En el debate del pasado miércoles entre los dos candidatos, ambos demostraron sus diferencias en cómo conducir el PSOE madrileño, desde lo ideológico hasta quién pretende ser candidato a la Comunidad de Madrid en 2023. Lobato apuesta por él mismo si sale elegido, y Ayala no se postula para seguir presentándose como alcalde de Fuenlabrada y prefiere buscar un candidato potente y de consenso. Lobato quiere ser el único y claro líder del partido, y Ayala quiere primero reconstruir el partido.

Ferraz, que intentó maniobrar sin éxito para una candidatura conjunta y con varios nombres en la cartera, mira con cierta indiferencia lo que ocurra. Dicen que el candidato del Federal es Lobato y éste lo niega, pero tampoco han puesto toda la carne en el asador por él. En este caso, han dejado que los socialistas madrileños decidan entre ellos sin demasiadas interferencias, algo inusual.

Lo cierto es que quien salga elegido este sábado no tendrá una tarea fácil para reconstruir una federación socialista que está en una crisis endémica, pero que puede jugar un papel clave de cara a que Sánchez pueda seguir en La Moncloa tras las próximas elecciones generales. Si en Madrid el PSOE se hunde y el diferencial de diputados frente al PP es muy grande, ni Catalunya ni Andalucía repararán el roto. Y eso ya pasó.