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las primarias demócratas Bernie Sanders mantiene el pulso

Pese a que su oponente Joe Biden es ya el virtual vencedor de las primarias demócratas, el senador por Vermont baraja mantener la campaña para consolidar su victoria en "la batalla de las ideas" y llevar al Partido Demócrata hacia la izquierda

Biden y Sanders
Biden y Sanders en un reciente debate. (REUTERS)

El pasado martes Bernie Sanders perdió holgadamente contra Joe Biden en los tres Estados que celebraron primarias ese día: Florida, Illinois y Arizona. Al día siguiente, el senador por Vermont votó en Washington un paquete millonario de ayudas públicas sobre la pandemia del covid-19 y por la noche tomó un avión que lo trasladó a su ciudad, Burlington (Vermont).

Desde entonces no ha hecho ninguna valoración ni comentario sobre esa jornada electoral ni sobre el futuro de su campaña, a pesar de que el vicepresidente de Barack Obama es ya el virtual vencedor. Desde el miércoles, su cuenta de Twitter prácticamente sólo hace referencias a la pandemia de covid-19. ¿Qué gana, entonces, al no retirarse, si sabe que no podrá ganar?

Por un lado, mantener la campaña viva y con ello consolidar su victoria en "la batalla de las ideas", como él la ha llamado; por otra parte,y como consecuencia de ello, los delegados que vaya consiguiendo no le servirán para ganar pero sí para tener más argumentos para forzar todo lo que pueda un viraje a la izquierda en el Partido Demócrata.

"Sanders mantendrá su campaña para llegar a la convención demócrata y negociar introducir plataformas socialistas dentro del partido", explica a Público el politólogo de la Universidad de Iowa Steffen Smichdt. En la misma línea se expresó el pasado sábado Robert Borosage, escritor y activista de izquierdas, cofundador de la organización progresista Campaña por el Futuro de América.

En un artículo en la revista de izquierdas The Nation, Borosage sostuvo que "al mantener su campaña, Sanders puede seguir ganando delegados [y] esto le dará a su campaña una mayor influencia en el debate sobre la plataforma del partido y en las inevitables batallas sobre sus estructuras".

Sin embargo, el silencio de Sanders y su actitud elusiva y hasta brusca cuando se le ha preguntado por su futuro disparó la semana pasada las elucubraciones sobre su retirada... sin embargo, la semana terminó y ésta no se ha producido.

Campaña en 'stand by'

Sanders ha puesto la campaña en stand by para centrarse en su trabajo en el Senado sobre el covid-19, pero todo indica que, de momento, seguirá adelante. Hasta qué punto aguantará dependerá también, como sucede en la física más elemental y también en política, de las fuerzas contrarias a este movimiento: por un lado, las presiones de su propio partido (aunque él lo integra como independiente) para forzar su retirada puesto que cuanto antes lo haga más tiempo dispondrá Joe Biden para trabajar en unir a los demócratas y forjar la candidatura que competirá contra Donald Trump en las elecciones de noviembre; por otro, y como variante de lo anterior, toda la presión mediática que recibirá Sanders para que claudique.

Que todo esto esté sucediendo en medio de una pandemia que tiene a Estados Unidos (y al resto del mundo) en jaque no ayuda en nada a Sanders y sería, si finalmente se produce, el motivo principal que llevaría al senador a decidir echarse a un lado, aunque de momento no ha dado ninguna señal de que esto pueda suceder.

En este punto, a nadie se le escapa que sólo un milagro le haría recuperar la distancia que le saca el exvicepresidente Joe Biden. La próxima cita electoral de envergadura es dentro de tres semanas, un pulmón de aire para Sanders, si bien esa pausa electoral se puede convertir también en el escenario en el que recibirá más presiones para que lo deje puesto que la pandemia de covid-19 alcanzará momentos críticos en ese período de tiempo.

Con todo, la realidad es que cada vez hay más dudas sobre si los Estados podrán incluso seguir adelante con todo lo que implica celebrar campañas y primarias: eventos, mítines y jornadas de votación y recuento de votos en medio de una pandemia. Ohio debió celebrar primarias el pasado martes junto a Florida, Illinois y Arizona y acabó suspendiendo la cita electoral.

Las pocas reacciones del entorno del senador sobre el futuro de éste han sido crípticas, sin aportar información clara. El pasado miércoles, el responsable de su campaña, Faiz Shakir, envió un correo electrónico a sus seguidores en el que se limitaba a afirmar lo evidente: "No hay que endulzar[el resultado], anoche no salió como queríamos. Y mientras nuestra campaña ha ganado la batalla de las ideas estamos perdiendo la batalla sobre la elegibilidad con Joe Biden".

Esto y el hecho de que el correo no incluyera el habitual enlace para hacer una donación a la campaña dio a entender que se avecinaba una inmediata declaración de retirada. Nada más lejos de la realidad. El correo quiso enseguida adelantar la agenda de prioridades de Sanders para los próximos días y señalaba las ideas del senador de Vermont sobre cómo el gobierno federal debería responder a la pandemia de coronavirus.

Tres semanas

Ninguna mención al futuro de la campaña, como si ésta no existiera. Y es que, de momento, no existe. El miércoles por la mañana, en Washington, Sanders participó en las negociaciones del Senado sobre un paquete de medidas por el covid-19 y la casualidad quiso que se topara con un grupo de periodistas, entre ellos el corresponsal en esa cámara de la CNN, Manu Raju, quien le preguntó de sopetón sobre el futuro inmediato de las primarias.

Sanders, malhumorado, respondió: "Estoy lidiando con una maldita crisis global. Justo ahora estoy tratando de hacer lo mejor posible para que no tengamos un colapso económico y la gente no muera. ¿Os parece suficiente para tenerme entretenido por hoy?".

Pese a todo, el medio Axios se lanzó al agua y publicó ese día que Sanders abandonaba... y el director de comunicación de Sanders, Mike Casca, retuiteó la información con el siguiente comentario: "Absolutamente falso", lo que obligó a rectificar la información a Axios.

Finalmente, para zanjar la cuestión, Shakir, en un comunicado distribuido ese mismo día a través de las redes sociales, resumió así la situación: "Estamos evaluando el estado de nuestra campaña. No habrá una cita electoral [de envergadura] hasta dentro de tres semanas. Estamos hablando con nuestros seguidores". Y alertó: "Cualquiera que sugiera que en este momento estamos poniendo fin a la campaña no está diciendo la verdad".

Elucubraciones aparte, hay una cosa incuestionable: Sanders ha sufrido derrotas en las últimas cuatro citas electorales, en la última de ellas, el pasado martes, a muchísima distancia de Joe Biden. En estos momentos, con el 60 por ciento de delegados concedidos, el exvicepresidente le saca 300 delegados de diferencia a Sanders (1.181 a 885, según el recuento de la Radio Pública Nacional), una brecha casi imposible de remontar.

De hecho, Sanders debería ganar el 63 por ciento de los delegados restantes en disputa. Faiz Shakir mencionaba un colchón de tres semanas hasta las siguientes primarias de envergadura. Se refería a las elecciones en Wisconsin, el 7 de abril, donde se reparten 84 delegados. Según la web del proyecto FiveThirtyEight, Biden habría aumentado sus apoyos en ese Estado 15 puntos y aventajaría a Sanders por 55 a 45 por ciento. Pero aún así Sanders podría querer intentarlo.

La duda real será qué sucederá el próximo 28 de abril, cuando se celebrará un set de primarias en cuatro Estados, que repartirán 507 delegados, la tercera cita de mayor envergadura de todo el proceso de primarias. Sin embargo, Estados Unidos se halla ahora al principio de la pandemia del covid-19 y aventurar qué podrá suceder o no el 28 de abril o incluso si los Estados estarán en disposición de celebrar sus votaciones es un ejercicio que va más allá de la adivinación.

Entre esos cuatro Estados se encuentran Delaware, de donde es Biden, y el Estado natal de Bernie Sanders, Nueva York, donde el senador es aclamado y donde ha tenido encuentros multitudinarios. Sin embargo, tanto el Estado como la ciudad de Nueva York están ya rozando la situación crítica por el covid-19 y la lógica indica que el 28 de abril será imposible desarrollar ninguna campaña ni jornada electoral.

La presión de los medios

En otro contexto, sin duda la ciudad sería un escenario ideal, con una victoria segura en ese Estado y siendo aclamado por el corazón de su campaña, pero... Además de la pandemia del covid-19 hay otro elemento en contra de la continuidad de la campaña de Sanders.

Diversos medios de referencia como The New York Times o la revista The Atlantic ("Es hora de irse", tituló esta publicación) han pedido explícitamente la retirada del senador de Vermont para, a corto plazo, centrarse en la pandemia y sus efectos y, a medio plazo, tratar de construir una candidatura y unir al partido para derrotar a Donald Trump en las elecciones de noviembre.

El miércoles, el rotativo de Nueva York expresó su postura a través de un artículo de opinión firmado por Michelle Cottle, miembro del consejo editorial. Se titulaba "Bien jugado, Bernie Sanders" y afirmaba sin ambages: "Pero por el bien del Partido Demócrata y de la nación, es hora de dar un paso a un lado y unir fuerzas con Joe Biden".

Cottle concedía que Sanders "ha inspirado a sus seguidores con su imagen de luchador inflexible", y admitía que "incluso aunque sus perspectivas electorales se han atenuado, muchos de sus partidarios lo instan a permanecer en la carrera para mantener su visión ideológica y su revolución viva".

Sin embargo, el artículo le pedía a Sanders reconocer que "el votante [demócrata] ha elegido a Biden como líder de una crisis de envergadura. Cuando la gente está asustada, quiere ser consolada. Este nunca ha sido el punto fuerte de Sanders", resaltaba el texto.

"Sanders tiene la oportunidad de demostrar su liderazgo reconociendo su mala posición electoral, dejando de lado sus ambiciones presidenciales y trabajando para ayudar a sanar las divisiones en el Partido Demócrata", concluía el artículo.

En la misma línea se ha manifestado The Washington Post. En un artículo publicado el pasado sábado, el rotativo pedía a Sanders que lo dejara porque a sus 78 años el senador ya no tiene, a juicio del rotativo, el aliciente de la campaña anterior de 2016 "cuando había un claro incentivo para seguir corriendo contra Hillary Clinton y construir un movimiento todavía en ciernes".

Junto a esto, el medio de información de la burbuja política de Washington Político fue incluso más duro y recriminó el sábado a Sanders que, al no retirarse, "Biden no puede empezar a acumular las grandes cantidades de dinero que necesitará para noviembre". "Una fuente familiarizada con las discusiones del Comité Nacional Demócrata", añadió este medio, "dice que el partido ofreció a las campañas de Biden y Sanders la oportunidad de abrir cuentas de recaudación conjunta. Pero como Sanders se negó, el partido es reacio a entrar en una con Biden debido a la mala óptica de parecer ayudar a un candidato".

Biden y las ideas de Sanders

Lo cierto es que Biden no es senador y mientras la campaña está parada no tiene presencia, como sí la tiene Sanders. Y entretanto, el presidente Donald Trump mejora su aprobación entre los norteamericanos en medio de la pandemia del covid-19.

Según una encuesta de ABC News/Ipsos publicada el viernes, el 55 por ciento de los encuestados decía aprobar la gestión del presidente Trump de la crisis de salud pública, mientras que el 43 por ciento la desaprueba. La semana anterior, el 54 por ciento había desaprobado su gestión.

Este sería el escenario más probable en que se encuentra actualmente la campaña de Bernie Sanders. En el contexto de la pandemia, en el que los equipos de Sanders y Biden están trabajando codo con codo, según ha recogido The Washington Post, y con varias semanas por delante hasta la próxima cita de envergadura electoral, Biden estaría interesado en incluir propuestas de Sanders en su campaña a fin de convencer a Sanders de que se retire y se sume a la campaña demócrata contra el principal objetivo común que ambas tienen: derrotar a Trump en noviembre.

Biden ya hizo un movimiento en este sentido el pasado martes, el día del hasta ahora único debate cara a cara televisado entre ambos candidatos. "Sanders y yo coincidimos en los principios, sólo nos diferenciamos en la táctica", aseguró el exvicepresidente, que anunció que había incluido en su programa medidas de Warren y Sanders.

Entre ellas, según concretó Biden, la medida propuesta por Sanders para garantizar la gratuidad de la educación en las universidades públicas para las familias con ingresos inferiores a 125.000 dólares (112.000 euros) y la medida de Warren de dar una segunda oportunidad a las familias que se hayan declarado en bancarrota.

The New York Times, medio que refleja a menudo la postura del establishment demócrata (si bien apoyó a la progresista Elizabeth Warren y a Amy Klobuchar), admitió en el citado artículo que "Biden tiene la responsabilidad de respetar el poder del movimiento de Sanders, sus ideas, su energía, su gente". "Los progresistas, especialmente los votantes más jóvenes", añade, "tienen serias dudas sobre si Biden los entiende y más aún si se puede confiar en que [el exvicepresidente] aborde sus preocupaciones y sus luchas diarias. Debe trabajar horas extras para ganar su confianza".

El trabajo que están haciendo mano a mano para responder a la pandemia del covid-19 puede ser el escenario de esa negociación, la base del posible acuerdo. El Washington Post recogió la semana pasada la opinión de una miembro del equipo de Sanders en el Senado sobre esto: "Las dos campañas tienen, obviamente, sus diferencias, pero los dos equipos están trabajando juntos para tratar de promover la salud y la seguridad de sus equipos y de la población estadounidense".

Sanders no podrá ganar a Biden las primarias y las únicas opciones que pueda tener éste de ganar a Trump en noviembre pasan por contar con el respaldo de Sanders, sus ideas, su gente y su movimiento. En el citado artículo en The Nation, Borosage afirma, de hecho, que Sanders "no quiere ganar sino transformar las consciencias y el país, extender su movimiento, ganar el debate de las ideas".

Por eso necesita mantener la campaña todo lo que pueda. Es decir, seguir en la carrera de las primarias le permitirá mantener y hasta ampliar la llamada ventana de Overton, es decir: que tanto los asuntos a debatir y el enfoque sobre los temas en el debate social y mediático sean los suyos (sanidad pública universal gratuita, Green New Deal, educación pública gratuita, seguro de desempleo, bajas laborales pagadas...) y no los de Biden o el establishment demócrata y no digamos ya los de Trump.

"Seguir la campaña, incluso cuando tiene pocas o ninguna oportunidad de ganar, le da a Sanders una plataforma para educar a más gente en su agenda, sumar a más personas en el movimiento y dar a los organizadores más experiencia", asegura Borosage. Acabar la campaña ahora no sólo sería renunciar a ganar la candidatura demócrata, cosa que hasta Sanders sabe que es ya casi imposible, sino renunciar a seguir dando la batalla en el debate de las ideas, en la batalla de las conciencias.

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