Del número 13 de la calle Génova al número 253 de la calle Alcalá, ambas en Madrid, hay tres kilómetros y medio. Menos de quince minutos en coche, cuarenta y cinco andando y veinte en transporte público. Es lo que tardaría en 'mudarse' un dirigente de Ciudadanos al Partido Popular. En Génova se encontrarán las puertas abiertas. "Si quieren venirse aquí buscaremos el sitio para que se sientan cómodas", señalan fuentes de la dirección nacional del PP preguntadas por la posibilidad de que el partido le haga un hueco a Inés Arrimadas o Begoña Villacís en plena guerra abierta contra Edmundo Bal.

Lo que pasa, y sobre todo lo que pase con Ciudadanos se mira con atención desde el PP porque cualquier movimiento en el espacio de la derecha puede influir en los cálculos electorales para llevar a Alberto Núñez Feijóo a la Moncloa. Por eso desde la cúpula del Partido Popular lanzan este mensaje: "Si en Ciudadanos tienen vocación de mejorar el país, tienen que ver desde donde pueden hacerlo mejor". "Si quieren hacer algo más grande (que en Ciudadanos), este es su sitio".

El choque entre Arrimadas y Bal ha destapado un Ciudadanos de dos almas, una más conservadora y otra más progresista, que deja a un sector del partido muy cerca ideológicamente del PP. Como publicó este medio, el proyecto de Bal es una enmienda a la deriva conservadora que, para algunos, ha emprendido Arrimadas. Por la contra, este fin de semana el entorno de Begoña Villacís, amiga y fiel compañera de Arrimadas, aseguró a el diario El Mundo que Bal era "demasiado progresista". 

Así, de los tres rostros más visibles de Ciudadanos, Arrimadas y Villacís representarían el ala más a la derecha mientras Bal presume de ser la opción más progresista. Si el encaje político del partido creado por Albert Rivera ya era complicado, con esta fractura lo es aún más. "Es la división de la división en la derecha", dicen en Génova, convencidos de que serían más "competitivos" juntos. Con Feijóo y Arrimadas en la misma lista. "Tienen la oportunidad de que su ideología complemente a la del PP", dicen con rotunda claridad desde el entorno del presidente popular. 

Feijóo y Arrimadas no se han reunido nunca

Si alguna vez la demoscopia le permitió a Albert Rivera soñar con el sorpasso ahora el mejor escenario para el partido naranja sería mantener un diputado, el escaño del cabeza de lista. El puesto que quieren tanto Arrimadas como Edmundo Bal. La primera, abonada al "con Sánchez no" del PP, y el segundo a favor de ser un partido bisagra que pacte a izquierda y derecha. "Nadie puede votar a Ciudadanos sabiendo a quien a votar en la investidura", critican desde Génova. 

La relación entre Feijóo y Arrimadas es buena y en los meses que lleva el expresidente de la Xunta de Galicia a los mandos del PP se han entendido, sobre todo, en la ofensiva contra el Gobierno por el bilingüismo en las aulas catalanas. Hablaron por teléfono en varias ocasiones pero nunca se llegaron a reunir en persona, como sí ha hecho Feijóo con Santiago Abascal (Vox) o Andoni Ortuzar (PNV). Aseguran fuentes populares que la líder de Ciudadanos nunca lo pidió. 

Con todo, en Génova sigue clava la espina de lo que sucedió en Murcia y desconfían de la líder de Ciudadanos, que pactó con el PSOE una moción de censura al PP estando dentro del gobierno regional. Aún así, mantienen la oferta: "Si llaman al timbre, abriremos la puerta".

Mismo ofrecimiento para Begoña Villacís, cuyo posible viaje al PP, alentado por precedentes que se cuentan por decenas en los últimos años, siempre ha estado sobre la mesa. La vicealcaldesa no ha confirmado de forma pública su candidatura por Ciudadanos a las elecciones a la alcaldía de Madrid y deja siempre un puerta entre abierta.