Donde más cómodo se siente Alberto Núñez Feijóo es como espectador de las tensiones internas del Gobierno de coalición. Desde su llegada a Génova, el PP ha forzado una estrategia para hacer aflorar las diferencias entre el PSOE y Unidas Podemos y en los últimos días contempla, con gozo, las tiranteces entre la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el ala socialista del Ejecutivo a cuenta de la la subida de los salarios que piden los sindicatos. Pero el PP, tradicionalmente alineado con las reivindicaciones de la patronal, no opina sobre el fondo del debate. Es decir, se sabe, por ejemplo, que Génova se opone frontalmente a que el Gobierno obligue a apagar los escaparates para reducir el consumo energético, pero no si considera necesaria una subida salarial para hacer frente al incremento de los precios. "Entendemos que la gente necesita más dinero para vivir", es lo máximo que aciertan a decir en el equipo de Feijóo.

Lo único que ha dicho Feijóo públicamente sobre el desencuentro entre la patronal y los sindicatos por la subida de los salarios es que "a los sindicatos hay que llamarlos a la negociación y no al conflicto". El presidente del PP cuestionaba así a la vicepresidenta segunda del Gobierno por apoyar las manifestaciones anunciadas por los sindicatos, sin aclarar qué piensa él, el líder de la oposición que se postula como "la única alternativa" al Ejecutivo. 

El debate sobre la subida de los salarios será uno de los protagonistas de la agenda política y mediática de las próximas semanas. Los sindicatos han pedido que se desbloquee la negociación con la patronal y exigen incluir cláusulas de revisión salarial en los convenios. Los empresarios rechazan este extremo. Y la ministra de Trabajo ha tomado partido por los primeros: "Para una familia trabajadora normal, con un país que tiene salarios más que moderados, es imposible vivir. Los trabajadores tienen razón y le pido a la patronal española que negocie. Hay que subir los salarios".

Génova lee las declaraciones de Díaz en clave electoral, convencidos de que busca marcar distancias con Sánchez, y llevan a este terreno cualquier pregunta sobre la necesidad de un incremento salarial que señalan los sindicatos. 

La receta del PP: deflactar el IRPF

La otra respuesta de los populares es: bajada de impuestos. Para el PP, "antes de pedir un esfuerzo a las empresas", el Gobierno debería "dar ejemplo" y deflactar el IRPF, estimando que así se conseguiría reducir la pérdida de poder adquisitivo. Quien más claro se ha manifestado públicamente al respecto ha sido el vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo. Este martes, en una entrevista en el programa Espejo Público, Bravo fue preguntado por la subida del Salario Mínimo Interprofesional y su respuesta fue la siguiente: "El esfuerzo tiene que salir de la administración en primer lugar para luego pedirle ese esfuerzo a los empresarios".

Los representantes de los trabajadores exigían incorporar a los convenios la cláusula de la revisión salarial desde antes de que se disparase la inflación a causa de la guerra en Ucrania. Con esta disposición se compensa a final de año si la subida del IPC ha sido superior, igualándola para que no haya pérdida de poder adquisitivo. "La CEOE se niega a que se establezcan cláusulas de revisión salarial", dijo este martes su vicepresidente, Lorenzo Amor.

Equilibrios con los poderes económicos

Y Feijóo se pone de perfil. Uno de sus principales objetivos como presidente del PP ha sido restaurar la relación con los poderes económicos, malparada durante la etapa de Pablo Casado al frente del partido. Hasta el momento, las propuestas en materia económica de Feijóo, con la bajada de impuestos como columna vertebral, han sido aplaudidas por la patronal y rechazadas por los sindicatos, pero el contacto con lo segundos ha mejorado. Génova hace equilibrios para que el mensaje de Núñez Feijóo llegue a las "clases medias trabajadoras" y eso pasa por evitar temas delicados como la subida de los salarios.

Para los populares, este tema está en el tejado de la coalición y no van a mover ficha ni a posicionarse de forma clara. Esa misma actitud es la que ha elegido el PSOE, a pesar de que mutuamente no quieran reconocerse en nada.