Este lunes está convocado un pleno crucial en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Tanto este 2 de septiembre como el martes 3, los veinte vocales del renovado Consejo se encomendarán a la tarea de consensuar un nombre para presidir el órgano de gobierno de los jueces y a la vez del Tribunal Supremo  durante los próximos cinco años. Y como viene siendo habitual, ya están fuera de plazo. 

Según establece la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), el plazo para elegir presidente o presidenta del Supremo y del CGPJ es de entre tres y siete días después de la sesión constitutiva del nuevo Consejo y este pleno se celebró el pasado 25 de julio. 

Fue entonces, tal y como indica la LOPJ, cuando se presentaron las candidaturas para la presidencia del CGPJ y del Tribunal Supremo. Son siete, todos ellos jueces del Supremo. Son cuatro candidatos propuestos por el bloque conservador y tres, por el bloque progresista. Pilar Teso, Ana Ferrer y Ángeles Huet de Sande son las candidatas de este último sector y Pablo Lucas, Carmen Lamela, Antonio del Moral y Esperanza Córdoba, del sector conservador. 

Las sucesivas votaciones, a partir del pleno del 30 de julio, han situado a Teso y Lucas como los dos candidatos más votados, con 10 votos cada uno. Pero si ninguno logra 12 votos no podrá ser nombrado para la presidencia del Consejo. 

Pero ese resultado ya no cuenta. Este lunes se regresa al punto de partida, es decir, a las siete candidaturas iniciales. De ellas tiene que salir el nuevo presidente o presidenta del Consejo. 

Aunque el bloque conservador aceptó hace unos días que la presidencia la ocupara por primera vez una mujer, según ha podido saber Público, los conservadores acuden al pleno aferrados a su propuesta inicial de elegir a Pablo Lucas, el magistrado del Supremo que controla las acciones del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) cuando están comprometidos derechos fundamentales. 

Una oportunidad histórica

Por su parte, los progresistas proponen que por primera vez sea una mujer la que presida el CGPJ y el Tribunal Supremo, al entender que ya es hora de situar a una mujer en la cúspide la cúpula judicial; y quieren a una magistrada progresista, porque en los 44 años del Consejo solo tres presidentes han tenido un talante progresista. 

El techo de cristal alcanza el paradigma en la carrera judicial, donde hay más juezas que jueces y sin embargo en los 17 tribunales superiores de justicia solo hay dos presidentas. 

"Nombrar a una presidenta simboliza un avance en la lucha por la igualdad real y además envía un poderoso mensaje a las futuras generaciones de que el liderazgo femenino no solo es posible, sino que es esencial para construir una sociedad más justa y equitativa", reza en el comunicado conjunto de la Asociación de Mujeres Juezas (AME) y de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, a raíz de la "oportunidad histórica" de elegir a una mujer para la presidencia del Supremo y del CGPJ.