Podríamos hablar de lo que ciertos fiscales le están haciendo a Cristina Kirchner en Argentina, donde precisamente se busca su proscripción, pero ya lo expliqué en uno de los episodios anteriores. No por eso vayamos a abandonar Latinoamérica.

Tenemos temas en Chile, donde el patrón se sigue a pies juntillas. A mujeres políticas o activistas de izquierdas se les ataca sin piedad. Se les ataca en redes sociales, en periódicos, en la televisión, en declaraciones oficiales. Si bien en Chile no tenemos todavía casos tan sangrantes de persecución judicial como el de Isa Serra o como el de Kirchner, los ataques mediáticos abundan …y bueno, de los permanentes ataques mediáticos a casos de lawfare el camino es muy corto.

Irina Karamanos, novia del presidente Gabriel Boric, es blanco de esos ataques desde que asumió la presidencia prácticamente. Esta semana anunció que abandonaría su cargo de coordinadora sociocultural antes de que acabe este año. Comenzó en la campaña electoral de Boric, cuando prometió abolir la institución de la primera.

"Queremos terminar con este cargo, pero hay que hacerlo desde adentro", señalaron Boric y Karamanos. Sin embargo, cuando asumieron el poder, 
el pinochetista José Antonio Kast no dudó en echar en cara que Karamanos aceptase ser la primera dama, pese avisar de que acabarían con el puesto. 

Sigamos. Cuando asumió el cargo, una nueva polémica, que ya me dirán si merece los calificativos de "nepotismo", "culto a la personalidad" y "la nueva monarquía" que le dio la derecha mediática. Un día de junio apareció en la web del Gobierno chileno un decreto que regulaba el cargo de la primera dama creando una nueva instancia bajo el nombre de "gabinete Irina Karamanos". 

Pese a que desde el gobierno chileno han aclarado que el decreto apareció en la web por un error administrativo, que no se había aprobado el nombre, pese a que lo modificaran en menos de 24 horas, el relato de que "le regaló un gabinete entero a su novia" está perfectamente instalado hasta el día de hoy. La semana pasada acompañó al presidente chileno a Nueva York en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas, participó en varias actividades y otra vez mal.

Lo llamativo es que no recuerdo episodios de indignación en medios y redes por situaciones similares en casos de presidentes y políticas de derechas. En 2018 cuando la entonces primera dama de Argentina, Juliana Awada, acompañó a Mauricio Macri a Nueva York. En este caso se esforzaron los medios en destacar que tiene agenda propia, que hablará de los derechos LGBT, que se reunirá con titular de ONU mujeres. Me parece muy bien el trato que se le ha dado. Lo que llama la atención es que hace lo mismo Karamanos y la destruyen. Solo leemos sobre supuestos abusos de poder. 

Karamanos lidera seis fundaciones de la Presidencia (que incluyen orquestas juveniles, artesanías de Chile, etc) y su idea inicial consistía en traspasar su administración a los ministerios. Esas fundaciones son una suerte de herencia de la época de la dictadura militar. Por entonces, las esposas de comandantes en jefe de las FFAA o Carabineros se dedicaban a tareas benéficas con el beneplácito y bajo el liderazgo la esposa del presidente. Estaban a cargo de la presidencia porque existía una necesidad de mostrar ese rol social de la mujer de Pinochet. 

Pero claro, ahora mismo muchas de las tareas de esas fundaciones forman parte de las políticas públicas y lo que está haciendo Karamanos es integrarlas a diferentes ministerios. Es decir, está haciendo exactamente lo que prometió en campaña. Una vez integradas en ministerios esas fundaciones, las funciones de primera dama dejan de tener demasiado sentido. Ni va a ser primera, ni dama, como lo dijo ella misma, llevó una serie de tareas desde dentro para que esto fuese posible y ya. 

El ruido mediático impulsado desde cuentas afines a José Antonio Kast (que ya han hecho un enorme trabajo por la campaña del rechazo) no permiten que esto se vea ni siquiera por asomo.