barcelona
La negociación que, desde después del 12 de mayo, desarrollan con una cierta intensidad las diversas delegaciones del PSC y de ERC, para buscar un preacuerdo que permita la investidura de Salvador Illa como 133º president de la Generalitat, entra en la semana decisiva. Aunque queda tiempo para evitar la repetición electoral –la fecha límite es el 26 de agosto–, Esquerra tiene intención de cerrar la negociación con los socialistas dentro de unos 10 días, sea con preacuerdo o sin él, tal como ha explicitado su secretaria general, Marta Rovira, y concretan fuentes de sus equipos negociadores, que tienen a los diputados Josep Maria Jové y Marta Vilalta al frente.
El regreso de Marta Rovira ha revolucionado el proceso negociador entre ERC y el PSC
El repentino e insospechado regreso –de su exilio en Suiza– de la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira, ha revolucionado sin duda el proceso negociador, tal como confirman desde su entorno: "La presencialidad permite a Rovira comandar mucho mejor las negociaciones, con una agilidad inmensa para realizar encuentros en cualquier momento y hablar de forma mucho más directa y eficiente con los interlocutores". Pero Rovira quiere que esta semana que empieza sea trepidante, con una multiplicación de los contactos y transferencia de propuestas, especialmente en los temas más espinosos como son la financiación o la gestión aeroportuaria. Los republicanos también están pendientes de concretar reuniones "al más alto nivel".
Reuniones al más alto nivel de Rovira con Illa
Estas reuniones para la semana que comienza deberían incluir el encuentro de Marta Rovira con el primer secretario del PSC y candidato a la investidura, Salvador Illa. La secretaria general de ERC también ha hecho llegar a los socialistas la necesidad de que en los próximos días pueda conversar física o telefónicamente con Pedro Sánchez, dado que algunas de las demandas de Esquerra, como es el tema de la financiación "singular", atañen directamente al Gobierno español y no a los socialistas catalanes. Además, busca cerrar temas pendientes con el Ejecutivo estatal como la condonación de la deuda del FLA, entre otros.
ERC pide como requisito para alcanzar un acuerdo que Marta Rovira se reúna con Sánchez
Rovira ha dirigido desde Ginebra todas las negociaciones que ERC ha mantenido en los últimos cuatro años con el PSOE. Desde las investiduras de Pedro Sánchez hasta la ley de amnistía, pero no tiene una relación directa con el presidente del Gobierno español. Quien sí la ha mantenido desde que es president de la Generalitat es Pere Aragonès, que jugará un papel en la negociación al lado de Rovira. Fuentes de la dirección de ERC aseguran que "los contactos al más alto nivel deben darse o no se podrá llegar a un acuerdo" pero también recuerdan que "toda negociación la haremos con la mayor discreción posible porque queremos que salga bien y esa es la manera de conseguirlo". Estas mismas fuentes admiten, en todo caso, que el encuentro con Sánchez, de producirse, está por agendar.
Con quien sí se ha visto ya Rovira es con la jefa de la delegación negociadora del PSC, Lluïsa Moret. Lo hicieron hace una semana, prácticamente acabada de llegar de Suiza, en la Diputación de Barcelona que preside Moret. Rovira, que ya tuvo un encuentro con Moret en Ginebra, trasladó a la dirigente socialista la urgencia y el calendario con que trabaja Esquerra y le pidió que el PSC "intensifique la negociación".
Rovira impone calendario: o preacuerdo en julio o nada
La dirigente socialista –de la más absoluta confianza de Salvador Illa– se comprometió a "profundizar en la negociación", pero trasladó a Rovira la petición de negociar durante el mes de agosto más allá de los plazos fijados por los republicanos, según fuentes conocedoras de la reunión. Demanda que Rovira rechaza, a no ser que los trabajos de los próximos diez días dejen el preacuerdo prácticamente encarrilado y haga falta adentrarse en el mes de agosto para cerrar flecos. "No nos vamos a dejar arrastrar a una negociación in extremis", asegura Rovira, en relación con la fecha límite del 26 de agosto.
Marta Rovira: "Un acuerdo 'in extremis', ni es posible ni sería un buen acuerdo"
Fuentes de la dirección de Esquerra justifican el timing que se han fijado, y la inflexibilidad que plantean para su aplicación, por un doble motivo. El primero es que si hay acuerdo habrá que "venderlo" a las bases de Esquerra, que en última instancia decidirán si hay investidura o no. "Los socialistas no son del todo conscientes de que esto no se resuelve solo en los despachos, ni de lo difícil que va a ser convencer a las bases de Esquerra", asegura un dirigente republicano. "Va a hacer falta un muy buen acuerdo y tiempo para explicárselo a los militantes", rematan las mismas fuentes. "Un acuerdo in extremis, ni es posible ni sería un buen acuerdo", subraya también Rovira.
El segundo motivo es que si finalmente no hay acuerdo o las bases lo tumban, Esquerra quiere que haya tiempo suficiente por delante –algo más de 20 días– para que el PSC pueda explorar otras opciones negociadoras. "Invitaremos al PSC a que busque acuerdos con Junts o con el PP y Vox, que también pueden salirles las cuentas", afirma Rovira. "Al fin y al cabo, el PSC se ha pasado buena parte de la legislatura haciendo la pinza con Junts contra el Govern de ERC; y con el PP y Vox no hace tanto que los socialistas se manifestaban conjuntamente contra el independentismo", remata una de las colaboradoras de la secretaria general.
Más allá de la dialéctica de las buenas intenciones, subyace además en esta estrategia de Esquerra la voluntad de alejarse del detonante de la repetición electoral que supone el 26 de agosto. Salir del foco respecto a esta delicada fecha y "ponerlo en el PSC", afirma un miembro de la dirección. Este dirigente resalta que "son los socialistas los que tienen la responsabilidad de llegar a acuerdos para investir a su candidato". El objetivo de dejar cerca de un mes de margen, cerrando una negociación exprés la semana que viene, no es otro que –en caso de fracaso– el de traspasar la responsabilidad de la repetición electoral, o al menos "socializarla", con otras fuerzas políticas como el propio PSC o Junts.
El contenido: muchas materias sobre la mesa
Respecto al contenido de las negociaciones, los temas que se están tratando en diversas comisiones negociadoras sectoriales del PSC y ERC son numerosas y diversas. Las partes reconocen avances en algunas carpetas como la de medidas de impulso y defensa del catalán. También otros temas como el traspaso de Rodalies están encarrilados. La presión de Esquerra para concretar temas pendientes de los acuerdos de investidura de Sánchez ha conseguido sus frutos, con un principio de acuerdo para comenzar el traspaso de la primera línea, la R1, en enero de 2025.
El PSC ha enviado un claro mensaje de que no desmantelaran algunos de los principales ejes del Govern de Pere Aragonès. Se puede llegar a un compromiso para continuar con proyectos insignia de ERC como el de la Renta Básica Universal y el impulso a la Empresa Pública Energética que ha creado la Generalitat. "Los socialistas no hemos venido a desmontar nada, sino a construir desde lo conseguido, para generar esperanza de futuro", asegura Illa.
La financiación, el nudo gordiano que deshacer
Pero el nudo gordiano de la negociación continúa siendo la llamada financiación "singular". ERC reitera al PSC que debe conseguir que el PSOE "se mueva" para abrir paso a una financiación que "dé la llave de la caja" a la Generalitat. Esto quiere decir la recaudación del 100% de los impuestos en Catalunya y una negociación bilateral Generalitat-Estado que articule la gestión de esos fondos, y fije bilateralmente cuáles son las aportaciones –en materia de servicios del Estado, cooperación interterritorial y otros conceptos– que debe realizar Catalunya al resto del Estado. "En el fondo se trata de que Catalunya debe salir del régimen ordinario", aseguran desde ERC. Una idea que los socialistas ni comparten, ni ven posible.
ERC defiende que la financiación "singular" se podría ejecutar "sin perjudicar a ningún otro territorio"
Fuentes del PSC consultadas admiten que hay un cierto consenso con ERC de que la clave es que "hay que solucionar el tema de la ordinalidad". "No puede ser que Catalunya esté entre las comunidades que más recursos aportan y luego sea de las que menos reciben", en palabras de Salvador Illa. Pero los socialistas creen que este desfase, que provoca la infrafinanciación de Catalunya, se puede corregir con la gestión conjunta de los impuestos en el Consorcio Tributario que contempla el Estatut, con mejoras en la financiación de la Generalitat y con mayor ejecución de las inversiones estatales. Mientras que en ERC defienden que el déficit fiscal no se corregirá si la Generalitat no tiene "soberanía fiscal" y el control de los recursos económicos y defienden que se puede llevar a cabo "sin perjudicar económicamente a ningún otro territorio".
FLA, IMV, fondos para investigación, vivienda, Mossos...
Más allá de la financiación, ERC exige otros temas como la materialización "inmediata" de la condonación de parte de la deuda de la Generalitat –por valor de 15.000 millones– del Fondo de Liquidez Autonómico estatal, el traspaso de fondos para la investigación por un valor de 150 millones anuales, 1.600 millones de incremento para la financiación de los Mossos d'Esquadra o pagos relativos al traspaso del Ingreso Mínimo Vital.
También es un tema importante de discusión la negociación sobre la gestión del aeropuerto del Prat, en el que Esquerra quiere que la Generalitat tenga un papel predominante y no sea Aena quien decida unilateralmente sobre la infraestructura. Los socialistas se muestran favorables a una coparticipación, pero sin concretar en qué medida, y mantienen su proyecto de ampliación del aeropuerto, que rechazan tanto ERC como los Comuns por las afectaciones medioambientales que contempla.
Otros temas importantes en la negociación son los relativos a la carpeta del "Estado del bienestar", que tendría como máximo exponente las medidas a favor de facilitar el acceso a la vivienda. Por ejemplo, las referidas a reducir al máximo los contratos de alquiler de menos de 12 meses, los de temporalidad turística, que están tensionando sobremanera el mercado de la vivienda. Un tema en que, además de ERC, también los Comuns exigen al PSC un compromiso inequívoco en este sentido y con medidas contra la especulación inmobiliaria.
La militancia de ERC espera, Junts presiona
Con toda esta complejidad sobre la mesa y negociando a contrarreloj, lo que Esquerra tiene previsto es que esta semana que comienza se debe poner la base de un preacuerdo con el PSC. Y la semana del 29 de julio se deberían cerrar los flecos y darlo por bueno. Según fuentes de ERC, el preacuerdo debería quedar esta semana que viene muy encarrilado, pero no está previsto que se dé por cerrado. Por falta de tiempo y probablemente porque el sábado que viene, 27 de julio, Junts organiza un gran acto político en la Catalunya Nord con la presencia de Carles Puigdemont, en el que se prevé ejercer una gran presión contra la investidura de Salvador Illa. Con lo que los republicanos prefieren dejar el desenlace de la negociación para después de ese acto.
Se desconoce como acabará la negociación: El PSC traslada 'inputs' muy positivos, mientras que ERC utiliza la ducha escocesa
Se desconoce cómo acabará la negociación. El PSC traslada inputs muy positivos, mientras que ERC utiliza la ducha escocesa y si hace un par de semanas eran muy optimistas ahora han enfriado el ambiente y se muestran más escépticos. Pero, en cualquier caso, según Rovira en ERC hay una cosa clara: "No llevaremos a votación de las bases un mal acuerdo. Si no es satisfactorio o no lo vemos claro, nos levantaremos de la mesa y daremos la negociación por terminada".
Este puede ser un final para la investidura de Salvador Illa. El otro, en caso de llegar a cerrar el preacuerdo, lo decidirán las bases de Esquerra. Con la desconfianza y una cierta aversión hacia los socialistas que se respira entre los militantes de ERC, las cuitas internas en el partido entre Rovira y Junqueras, el enfado considerable de las bases por la gestión del escándalo de los falsos carteles del alzhéimer de Maragall, y la presión del resto del independentismo, todo indica que el voto decisivo de la militancia no va a depender exclusivamente de lo que se pueda acordar en los despachos, y proyecta un horizonte francamente incierto.
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