madrid
Actualizado:El 17 de enero de 2014, Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón, Teresa Rodríguez, Miguel Urbán y Ana Castaño (psiquiatra y miembro de la Marea Blanca) presentaron su proyecto político, Podemos, en el Teatro del Barrio de Lavapiés (Madrid). Allí comenzó la historia de un partido que se fundó en torno al manifiesto Mover ficha: convertir la indignación en cambio político, difundido unos días antes, y que ha llegado a formar parte del Gobierno de España y a cambiar el peso histórico de la izquierda transformadora.
Nueve años después, el balance de la trayectoria de Podemos es un ejercicio que se ha realizado en muchas ocasiones (una por cada aniversario) y, en líneas generales, se podría afirmar que hay tres fases de la formación morada que se alternan en torno a hitos o acontecimientos que terminan por definir un cambio trascendental en su estructura y acción política.
La primera se da entre 2014 (difusión de Mover ficha y presentación del movimiento Podemos) y finales de 2019. El partido irrumpe con un resultado histórico en las europeas y transita durante cinco años en un ciclo electoral sin precedentes que tiene su origen en la ruptura del bipartidismo que provoca, precisamente, el salto de este movimiento a la escena política. En estos años tienen lugar numerosos acontecimientos y se libra una batalla de poder interno entre Íñigo Errejón y Pablo Iglesias en la que este último sale como claro vencedor respaldado por la militancia.
Errejón abandona el partido en enero de 2019 (a cuatro meses de unas elecciones autonómicas en Madrid en las que iba a ser el candidato de la formación morada) y consuma el final de una cúpula que se fue desarticulando tras la victoria de Iglesias en Vistalegre II (2017). El entonces secretario general fija una prioridad que llega a abrir una batalla política con Izquierda Unida y algunas voces de su propio partido: entrar en el Gobierno y poner fin a la cláusula de exclusión de la izquierda transformadora en el Poder Ejecutivo.
La segunda fase de Podemos se inicia en enero de 2020, cuando el PSOE y Unidas Podemos firman un pacto de coalición e Iglesias, Irene Montero, Yolanda Díaz, Alberto Garzón y Manuel Castells entran en el Ejecutivo como ministros (en el caso del líder de la formación morada, también como vicepresidente segundo).
Con un Podemos bastante más débil en su dimensión electoral que el de 2015-2019 (tanto en el Congreso de los Diputados como en las autonomías y ayuntamientos), pero con presencia en el Gobierno, el partido trata de rearmarse y establece una estrategia en la que trata de llevar al PSOE a posiciones y políticas progresistas propias de un ejecutivo de izquierdas.
Belarra y las raíces de Podemos en los territorios
El final de esta fase, y el comienzo de la siguiente (en la que la formación está inmersa), se da en mayo de 2021, cuando Pablo Iglesias, tras el fracaso de Unidas Podemos y de la izquierda en las elecciones de la Comunidad de Madrid, dimite como secretario general y deja paso a Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 tras la salida de Iglesias del Gobierno y candidata apoyada por la militancia.
Tras ser elegida como secretaria general, Belarra se fijó una hoja de ruta que contaba con una serie de objetivos, todos definidos en torno a la figura de Yolanda Díaz como la líder de la izquierda transformadora y la futura candidata de Unidas Podemos (así lo contemplaba Podemos en junio de 2021) a las siguientes elecciones generales.
En primer lugar, el objetivo de Belarra era el de rearmar orgánicamente el partido y afianzar su presencia en los territorios mientras Díaz ensanchaba y ampliaba la base de todo el espacio. El Podemos de 2014-2019 se había volcado por completo en el frenético ciclo electoral que se estaba dando y no había dedicado los suficientes recursos a enraizar en todos los lugares para tener unas bases orgánicas y militantes fuertes. La secretaria general impuso esta tarea a los suyos y puso al frente de la misma a su secretaria de Organización, Lilith Verstrynge.
A día de hoy, Belarra, Irene Montero y Verstrynge son los principales activos (junto a otras mujeres como Isa Serra, Ángela Rodríguez 'Pam', o Alejandra Jacinto, entre otras) de un partido cuya cúpula tuvo bastante presencia masculina en sus orígenes (Iglesias, Errejón, Monedero, Pablo Echenique...).
El proceso de refuerzo territorial culminó de manera oficial en la Universidad de Otoño que el partido celebró a principios de noviembre del pasado año para marcar su hoja de ruta y presentar a sus candidatos a las elecciones autonómicas. Ahora, la formación está a la espera de que Yolanda Díaz concluya la construcción de Sumar para iniciar unas negociaciones con esta plataforma y abordar, de esta manera, la reconfiguración de la izquierda transformadora.
Una negociación de igual a igual con Yolanda Díaz
En Podemos han pasado de considerar a Díaz como la candidata y representante de todo el espacio del cambio, a un actor político (que siguen situando como candidata electoral) con el que negociar una confluencia de igual a igual. Esto se ha dado tras el distanciamiento de la vicepresidenta segunda con la formación morada, que desde el principio se situó como la principal organización desde la que reconfigurar la izquierda, dado su peso político y trayectoria con Iglesias al frente.
El pasado sábado, Alberto Garzón, coordinador federal de Izquierda Unida, elevó a la ejecutiva de su partido dos propuestas para articular la unidad: una mesa de organizaciones políticas para debatir, participar e implicarse en el proceso de construcción de Sumar (un proceso que también tendría una dimensión ciudadana al margen de las formaciones); y unas primarias "proporcionales, con censo específico y por circunscripciones" para confeccionar las próximas candidaturas a las elecciones generales.
En Podemos comparten la propuesta de las primarias (que siempre han defendido a la hora de elegir a los candidatos al proceso electoral), pero no verían de la misma manera que IU el asunto de la mesa de partidos. Los de Belarra son partidarios de abrir un diálogo partidista y una negociación para hablar de la unidad y de coaliciones electorales, pero rechazan implicarse en el desarrollo orgánico de Sumar.
Su hoja de ruta es la de esperar a que este proyecto político se defina, que Díaz anuncie su candidatura y, posteriormente, abrir una negociación para definir estrategias y pactos programáticos que sustenten la unidad de una coalición. Del manifiesto Mover ficha a la construcción de Sumar han pasado nueve años, y el Podemos de Belarra encara un reto que enraíza en los problemas de 2014 (los del 15M, los de las mareas de sanitarios que se lanzan a las calles y a la huelga por el desmantelamiento de la sanidad pública) pero que tiene un escenario distinto.
El partido celebrará su noveno aniversario con un gran acto en Zaragoza este sábado, 21 de enero. Para este día también se han convocado asambleas de los círculos en numerosas ciudades de todo el territorio.
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