"Las respuestas son muy fáciles. No y no. Un señor que es el presidente del Consejo Andaluz de Participación de las Mujeres y que en los últimos cuatro años solo ha asistido al Pleno de Constitución del presente mandato, en junio de 2020, ya dice mucho de su interés por el feminismo".
Esta es la respuesta que da Andrea Barbotta, vicepresidenta del órgano colegiado de participación de las organizaciones de mujeres en las políticas de igualdad de género de la Junta de Andalucía, ante las dos preguntas que le planteó Público: ¿Es Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), presidente de la Junta de Andalucía, un político feminista? ¿Es feminista el Gobierno andaluz que él preside?
La semana previa al pasado 8M se montó en Andalucía una pelotera política de entidad a cuenta de los ataques fieros de la izquierda al presidente, al que el PSOE le montó una campaña con el lema "yonotecreo" y lo tachó directamente de "machista", lo que sentó fatal en el PP andaluz.
La bronca impidió un acuerdo para la lectura conjunta de un manifiesto –algo que otros años, a pesar de las presiones antifeministas de Vox– sí se había hecho, y llegó hasta la sesión de control al presidente. En ella Moreno se defendió y acusó al PSOE, en la oposición, de buscar oportunidades para sí mismos y no de tratar de arreglar problemas.
Moreno es ciertamente un hombre, un político, que cuida las maneras, las formas en sus relaciones, y que habitualmente abrocha sus discursos con esmero exquisito. Lo mismo ha sucedido este 8M. Su Gobierno aprobó una declaración, que podría decirse indistinguible de la de otros ejecutivos, y animó en todas sus declaraciones públicas a la igualdad entre mujeres y hombres.
"Moreno Bonilla intenta dar una apariencia de feminista"
"Moreno Bonilla es un político que destaca por su deseo de agradar, y por unas formas cordiales y moderadas para gustar al máximo de personas posibles mientras lleva a cabo una política que no reduce la desigualdad entre mujeres y hombres, ni mejora la situación de las víctimas de violencia", afirma la abogada Amparo Díaz Ramos, especialista en violencia de género.
"Intenta –prosigue– dar una apariencia de feminista, usando declaraciones y expresiones al respecto que no tienen detrás actuaciones concretas a favor de la igualdad".
"Ni por asomo podemos hablar de que sea un político feminista. Muchas veces, los partidos lo que hacen, en este caso el PP, con la teoría política es vaciarla de contenido. Estamos en un momento en que el Gobierno andaluz ha despolitizado totalmente el movimiento feminista, lo que es la agenda feminista y las políticas públicas de igualdad. Estamos en una crisis", abunda Carmen Ruiz Repullo, profesora de sociología en la Universidad de Granada.
"Sus formas moderadas son algo positivo –agrega Díaz Ramos– en una época en la que hay tanta hostilidad social y política. Es importante que podamos convivir con cordialidad desde distintas posiciones políticas, y es importante poder dialogar. Al mismo tiempo, la cordialidad no debe impedir que analicemos las acciones concretas que lleva a cabo Moreno Bonilla, que no son feministas, y que le exijamos que se comprometa de verdad con la igualdad real entre hombres y mujeres. Ojalá algún día llegue a hacerlo".
Su consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad (sic), Loles López, estrecha colaboradora del presidente, defendió de los ataques de la izquierda las políticas y las inversiones que su departamento ha venido haciendo estos años: en cinco años, Andalucía, asegura la Junta, ha reducido la brecha salarial en cinco puntos, del 24% al 19%; también se ha aprobado una paga de 5.000 euros para los huérfanos de mujeres asesinadas por violencia machista y el Instituto Andaluz de la Mujer sigue en marcha. Algunos medios de comunicación afirmaron que Moreno reforzaba su discurso feminista.
Y este miércoles pasado, el presidente ha entregado los premios Meridiana (con cierta polémica incluida, al cambiar la estatuilla, que ha pasado de representar el cuerpo de la mujer a simbolizar algo que parecen un par de extrañas cruces), mediante los que la Junta reconoce la labor de personas, colectivos e instituciones en la defensa de la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres en Andalucía. También con un discurso muy medido en el que animaba a la igualdad.
Sin embargo, más allá de cómo se vea a sí mismo el presidente y lo que emita su Gobierno, con toda su capacidad de influencia, las preguntas que se plantearon con fuerza en la vida política andaluza aquella semana –y otras que surgen del hecho de que el Ejecutivo andaluz financia desde que lo pactó con Vox a asociaciones antifeministas– siguen ahí. ¿Es este Gobierno andaluz realmente feminista? ¿Lo es su presidente en las políticas que impulsa, más allá de los discursos?
Público se la planteó a expertas y todas coincidieron en que no lo es. Además, durante las conversaciones, surgió una pregunta aún más profunda que si el Ejecutivo andaluz lo es o no: ¿algún Gobierno lo es o lo ha sido? Lo que sigue es un resumen de lo que piensan al respecto las personas consultadas por Público para esta crónica y en las que se describen algunas de las fallas que encuentran en la fachada impoluta que quiere presentar el presidente andaluz ante la opinión pública.
Informe de impacto de género
Barbotta, después de resumir la situación con sencillez, se remitió al último comunicado que las vocales del Consejo Andaluz sacaron hace unas semanas, después de que el Gobierno de Moreno eliminase sin consultar, por decreto, el informe de impacto de género de las políticas públicas, obligatorio hasta ahora.
En esa nota, se afirma con claridad: "La falta de estos informes tendrá como gravísima consecuencia el aumento de la brecha existente entre hombres y mujeres en cuanto a la participación, la distribución de los recursos, las normas y valores discriminatorios y la desigualdad estructural directa o indirecta, favoreciendo un retroceso hacia una igualdad efectiva".
"Es una constante en el Gobierno de la Junta su falta de compromiso con las políticas de igualdad"
Añadían las vocales: "Las políticas públicas de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres están encaminadas a promover la plena integración en la vida política, social y económica favoreciendo así que la igualdad formal se convierta en igualdad real. Este mandato legal no solo es teoría, es obligación de los gobiernos legislar para conseguir este objetivo, sin embargo, está siendo una constante en el Gobierno de la Junta de Andalucía su falta de compromiso con las políticas de igualdad relegándolas al último lugar".
Violencia machista
Para Amparo Díaz Ramos, abogada especialista en violencia de género, "el Gobierno andaluz no es feminista". "Es un gobierno que ni cumple ni intenta cumplir con artículos tan importantes de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, como es el artículo 19, que da la posibilidad a los centros de la mujer de pedir a los juzgados medidas urgentes a favor de las víctimas".
Tampoco, afirma Díaz Ramos, "cumple ni intenta cumplir el artículo 544 ter de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que establece que la solicitud de orden de protección las víctimas podrán rellenarla en los centros de la mujer y los servicios sociales, que deberán remitirlas a los juzgados. Y no lo cumplen porque lejos de mejorar la dotación de esos servicios, la reducen".
"De nuevo tiene el Gobierno una partida de 700.000 euros para las asociaciones provida"
"Así, –agrega– el Gobierno andaluz ha reducido el presupuesto destinado a la atención y protección a mujeres víctimas de violencia de género. También ha eliminado el deber de realizar informes de impacto de género en los presupuestos, ha eliminado el deber de las pequeñas y medianas empresas de incluir medidas de promoción de igualdad de género en el acceso al empleo, la promoción, la formación, las retribuciones y la protección frente al acoso sexual y por razón de sexo".
"El presupuesto del gobierno andaluz de nuevo tiene una partida de 700.000 euros para financiar a asociaciones provida y que puedan dar "asesoría" en los centros públicos de la mujer. No creo que sea feminista que a una mujer embarazada que acuda a un centro de la mujer por una violación por parte de un desconocido, o por maltrato en la pareja, o por precariedad económica, la intenten convencer de que no aborte, en vez de respetar su decisión".
Descafeinar la acción política
Para la socióloga Ruiz Repullo, "una de las cosas que está haciendo el Gobierno andaluz es descafeinar las políticas feministas". "Dicen: 'estamos trabajando en políticas de igualdad'. Pero no se puede trabajar en eso –analiza– y a la vez destinar parte del presupuesto a una asociación que está relacionada con el movimiento antiaborto. No puedes ser feminista cuando haces ese tipo de políticas".
"Al final, lo que vemos, es que todo lo que había, que tampoco es que tuviéramos anteriormente un Gobierno feminista, pero era un Gobierno que apostaba más por las políticas de igualdad, se está despolitizando desde dentro y dejándolo morir. El mujerismo no es feminismo. Relacionar a las mujeres únicamente con el cuidado, con la familia, los hijos e hijas o con la empresa únicamente, tampoco es feminismo", agrega la socióloga.
"[Moreno Bonilla] no es un político feminista. No ha tenido en cuenta el feminismo ni ha tenido cuidado en ver a quién se nombraba y en ver qué políticas se hacen desde las diferentes consejerías en torno a la igualdad. Cuando tienes interés en eso, buscas rodearte de gente que impulse eso. Y tú mismo lo impulsas. No puedo considerarlo así cuando pactó con un partido de ultraderecha que le pone freno a las libertades de las mujeres", reflexiona.
"No ha habido gobiernos realmente feministas"
Ruiz Repullo aporta también estas reflexiones: "No ha habido gobiernos realmente feministas. Para mí un gobierno feminista es el que coge la agenda del feminismo y la incorpora a sus directrices. Ha habido gobiernos con mayor impulso a políticas de igualdad y otros con menos. Tampoco podemos asumir que porque un presidente diga que es feminista, feminista lo pueda ser cualquiera. Hay que demostrarlo, el feminismo no puede ser una camiseta que diga, yo soy feminista".
"Hay que hacer –prosigue– políticas públicas y hay que llevar a cabo la agenda y hay que tener contacto con el movimiento y con la teoría feminista y hay que saber de dónde se parte. No estamos en un momento de valentía política. Esta hace falta para afrontar la reacción patriarcal que estamos sufriendo, particularmente en la gente joven, que es un reflejo de lo que ven en los medios, en las redes sociales, en los partidos políticos, etc… A mí que te nombres feminista, me parece un paso, pero hay que ir más allá".
El poder nunca ha sido feminista
La activista feminista Rafaela Pastor, de la plataforma andaluza de apoyo al Lobby Europeo de Mujeres, indica: "Lo que considero es que el feminismo es abolicionista de la prostitución, de los vientres de alquiler, de la pornografía, de la desigualdad salarial, del estereotipo que el mundo masculino hace en cada época, es partidario de no externalizar las empresas de los oficios más feminizados. Una no se puede arrogar el feminismo de un día para otro. Está muy lejos el Gobierno andaluz de ser un Gobierno feminista. Parece que cuando interesa ser feminista, una es feminista".
"A estas alturas de mi vida, considero que el poder nunca ha sido feminista, una de las premisas más importantes es la prostitución. Donde hay prostitución, no hay libertad. Mientras no puedo elegir, no hay libertad alguna. Que dejen de pisar alfombras y pisen barrios de exclusión y luego hablamos de feminismo y de libertades", añade Pastor en conversación con Público.
"El PP nunca ha sido feminista, pero también creo que no hay ningún partido gobernando o en las instituciones que lo sea", abunda en esta idea María Martín Romero, presidenta de la asociación La Volaera, que opera como una red de voluntariado organizada y formada para la atención a víctimas de violencia machista.
"No hay evaluación tampoco de los fondos del pacto de Estado y se gastan en cuestiones de 'merchandising'"
"Se han hecho leyes, claro, pero, por ejemplo, la ley de 2004 contra la violencia machista no se aplica y se ha quedado obsoleta. La ley de igualdad tampoco se aplica. No se hacen evaluaciones de las leyes", agrega. "No hay evaluación –continúa– tampoco de los fondos del pacto de Estado y se gastan los fondos en cuestiones de merchandising, sombreros, abanicos, chapitas o de actos que incluso no tienen absolutamente nada de feministas".
Martín Romero lamenta además que "los servicios de igualdad están privatizados desde que surgieron". "Esto no es de ahora, de Moreno Bonilla –añade–. Las casas de acogida, los puntos de encuentro, todo está privatizado y con una atención pésima. Nosotras damos a las víctimas toda la atención que podemos y denunciamos el sistema clientelar que ha surgido de todos los gobiernos y en todas las Comunidades y que ha hecho mucho daño. Las víctimas de violencia machista son el colectivo que está peor tratado de todos".
El feminismo es una enmienda a la totalidad
Pura Sánchez, investigadora y escritora, asegura con un punto de ironía que "habrá quien piense que Moreno Bonilla es feminista, sobre todo si se le compara con la lideresa de su partido que hace apenas unos días reclamaba la celebración de un día del hombre".
Sin embargo, la cuestión central para Sánchez es "entender por qué hace unos días, el presidente enarbolaba la bandera de la igualdad real entre hombres y mujeres y preguntarse si este discurso es feminista o se trata del discurso que han elaborado, a la baja, los partidos políticos, de derechas, pero también de izquierdas, para fagocitar al feminismo y tratar de desactivar su potencial transformador".
"Es más necesario que nunca aclarar qué es ser feminista"
La escritora puntualiza, antes de entrar a desbrozar los discursos de Moreno Bonilla, lo siguiente: "Es más necesario que nunca aclarar qué es ser feminista, sin que ello implique repartir certificaciones. Ser feminista significa analizar la realidad de forma que resulten evidentes las relaciones de poder que provocan la desigualdad, la discriminación y las violencias, de género y de clase. El feminismo es una enmienda a la totalidad de este sistema [patriarcal y capitalista], aunque haya quien pretenda domesticarlo haciéndolo aparecer como una mera reforma estética del mismo".
Así, a Moreno Bonilla, analiza Sánchez, "sostener este discurso, tan poco comprometido y tan contradictorio con los actuaciones políticas de su gobierno, solo le reporta ventajas: dentro de su propio partido, afianza su carisma de líder de la derecha sonriente, alejándolo de los líderes de ceño fruncido, voz histérica y verbo confuso. Además, este discurso buenista y bienintencionado le permite establecer una diferencia, aunque sea estética, con Vox. Todo son ventajas".
"En cuanto a su electorado, los discursos –prosigue Sánchez– les parecen bien siempre que no alteren su modus vivendi ni sus privilegios. Otra cosa sería que la defensa de la igualdad real llevara al presidente y a su gobierno a poner en marcha políticas que incidieran en la corrección de la precarización de las mujeres, en la discriminación, todo ello tan real en la vida de la mayoría de las mujeres andaluzas. y que solo se resolvería con una redistribución de la riqueza".
"Este discurso se enmarca, por tanto, –remacha Sánchez– en una operación de marketing político por el que trata de vender, y de que se le compre, la idea de que el PP es un partido de centro, y centrado, lo que, en Andalucía, pasa por declararse andalucista y … ahora feminista. Es decir, tanto el andalucismo como el feminismo son para PP andaluz, y para su presidente, una operación de extractivismo electoral: la red con la que piensa pescar votos para afianzar su poder dentro y fuera del partido. Le falta declararse ecologista, a pesar de la operación Doñana, pero todo se andará, si no se está andando ya…"
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