Hace una semana que arrancó de forma oficial la campaña electoral y quedan exactamente otros siete días para que termine y dar paso a la jornada de reflexión previa al súper domingo electoral. Todos los escenarios siguen abiertos y las estrategias se definen. El PSOE hace de la gestión su principal reclamo electoral, Unidas Podemos se desmarca de los anuncios de Pedro Sánchez — "las medidas progresistas y valientes son las nuestras" — y la derecha trata de nacionalizar la campaña de las autonómicas y municipales estirando la polémica por las listas de EH Bildu.

El Gobierno y sus socios habituales, ERC y EH Bildu, marcaron el paso de la precampaña con el desbloqueo de la Ley de Vivienda, uno de los compromisos más importantes de la legislatura. El texto, que recibió el visto bueno para su aprobación en el Senado este miércoles, pone el foco en el alquiler, pero deja a las comunidades autónomas la declaración de zonas tensionadas para la limitación de precios de arrendamiento. La reacción fue casi instantánea: las comunidades del PP solo aplicarían los puntos obligatorios de la norma y estudiaban posibles recursos de inconstitucionalidad.

El PSOE vio una oportunidad para centrar la campaña en el problema de la vivienda y desde ahí Pedro Sánchez inició un goteo de anuncios que le cosecharon críticas a izquierda y derecha. En total, el presidente del Gobierno ha anunciado en las últimas semanas en torno a 180.000 nuevas viviendas de alquiler social y avales públicos del 20% para facilitar las hipotecas de jóvenes y familias. Esta última medida fue calificada por el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Fernández, como "infame". Tanto sus socios de gobierno como los de investidura le criticaron al PSOE que "copie" esta propuesta del PP.

Este viernes, desde Bilbao, la líder de Unidas Podemos y ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, insistió en los reproches a Sánchez por haber ralentizado la Ley de Vivienda llevándola al final de la legislatura.

Y cuando parecía que la campaña giraría en torno a la vivienda — Alberto Núñez Feijóo también presentó su propio programa —, la inclusión de 44 condenados de ETA, siete de ellos por delitos de sangre, en las listas de EH Bildu la partió en dos. Aunque fue la asociación de víctimas COVITE quien denunció las candidaturas de la coalición abertzale, la derecha se ha adueñado de la polémica.

El PP empezó pidiendo la exclusión de los siete condenados por delitos de sangre y ha terminado por dividirse internamente a cuenta de la posible ilegalización de EH Bildu. La intención de Génova era exprimir el asunto para que la campaña girase en torno a la política de pactos del PSOE, pero Isabel Diaz Ayuso ha tomado la delantera y ahora la dirección nacional del PP tiene que defenderse de afirmaciones como la que la presidenta de la Comunidad de Madrid hizo esta semana: "ETA sigue viva".

Precisamente a cuenta de ETA, doce años después de que anunciase el cese definitivo de su actividad terrorista, Sánchez y Feijóo vivieron su cara a cara más bronco. El presidente del Gobierno comparó al líder de la oposición con el José María Aznar que mintió sobre el 11M y el dirigente del PP le acusó de “ser más generoso con los verdugos que con las víctimas". Socialistas y populares dieron por superados todos los límites esa tarde.

La campaña sigue su curso y los partidos centran sus estrategias, en mayor o menor medida, ante un mapa electoral que sigue tan abierto como al principio. Este fin de semana Sánchez y Feijóo estarán en el País Valencià, no coincidirán por pocas horas, una de las plazas más importantes que se decidirá este 28M.

Yolanda Díaz, en constantes equilibrios, estará de nuevo en Barcelona con Ada Colau el sábado y el domingo en Mérida con Irene de Miguel, candidata de Podemos en Extremadura. Ese mismo día Podemos celebra su acto central de campaña en Madrid en que Ione Belarra arropará a Alejandra Jacinto y Roberto Sotomayor, los candidatos morados.