Cuando no has vivido lo que significa la presión mediática, un exceso de autoconfianza puede jugarte una mala pasada. Dicen los que saben que es una enfermedad frecuente entre jueces y catedráticos ir por la vida algo más sobrados de lo que la prudencia aconseja.

Quizá eso sea lo que les ha pasado a la ministra Llop, que es jueza, y a su principal asesor en el ministerio de Justicia, el catedrático de Derecho Penal, Javier Álvarez, que fueron a la SER y a Cuatro como quien va a una guerra, en chanclas.

La ministra se cubrió de gloria en la SER con aquello de que una herida basta para demostrar la violencia en una agresión sexual, reconociendo así que su propuesta es básicamente volver al modelo penal de La Manada, donde lo principal no es el consentimiento sino que las mujeres violadas demuestren, con heridas, que han sido objeto de violencia e intimidación.

El jefe de lo juristas de la ministra, don Javier, hizo lo propio frente a un incrédulo Risto Mejide que parecía pensar con su dedito en los labios: "Pero si yo traje a este gilipollas para que dejase mal a Iglesias". Allí, el catedrático volvió a decir que la ley Montero te obliga a despertar a tu mujer para poder follar con ella y que eso es demasiado feminismo. Habrase visto, despertar a la parienta antes de tener sexo, ¿dónde vamos a ir a parar? Y para colmo, la Belarra sin sostén. Ave María purísima.

Con esas dos grandes actuaciones mediáticas quedaron acreditadas dos cosas: que la reforma de Pedro Sánchez es volver al modelo de La Manada que rechazaron las españolas en la calle y que el equipo jurídico del Ministerio de Llop está encabezado por un híbrido de Torrente y Pablo Motos, con muchos sexenios de investigación.

Deberían los medios dar cursos de formación mediática a ciertos ministros y a ciertos asesores para que no echen por tierra en un minuto todo el trabajo de relato que construyen día a día. ¿Heridas? ¿Despertar a tu mujer?.