El partido esperaba con ansia la intervención de Alberto Núñez Feijóo en la Junta Directiva Nacional que se celebró este lunes en Génova. Un discurso que tendría que haberse producido hace una semana, pero que se pospuso por el paso de la DANA. Feijóo defendió que era el mismo. Que no lo había cambiado a pesar de que en estos siete días ha girado su estrategia: de querer hablar con Junts para empezar a erosionar los bloques de pactos que aíslan al PP, a suspender el encuentro y acallar un ruido interno que cada vez sonaba más alto.

"Me habría gustado escucharle el lunes pasado", apunta un presidente autonómico del partido que cree que hace una semana Feijóo habría hecho otra intervención.

Pero el viaje de Yolanda Díaz a Bruselas, su encuentro con Carles Puigdemont y el viraje del debate político hacia la negociación de PSOE y Sumar con Junts y una posible ley de amnistía han acelerado el calendario para el PP, al que le quedan por delante dos semanas hasta una investidura que asumen fallida.

Y si tras el 23J los populares pensaban en la repetición electoral como el mejor escenario posible, ahora cada vez ven más claro un nuevo Gobierno de Sánchez. Algo que, bien es cierto, Feijóo ya viene advirtiendo desde el 27 de agosto, el día que arrancó el curso político en Pontevedra tras el parón estival y se refirió a su investidura como "la primera piedra" para un futuro gobierno del PP que, dice el expresidente de la Xunta de Galicia, llegará "ahora o pronto".

Mientras tanto, Feijóo, que este lunes estaba convocado a explicar al partido su hoja de ruta inminente, les apremió a volver a hacer oposición al Gobierno en funciones desde ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas a través de mociones contra la amnistía. 

El plan de Génova es forzar a los dirigentes socialistas a retratarse, en un nuevo intento de erosionar al PSOE: "Haremos que Page vote", dicen fuentes populares. Una estrategia que también desplegaron con la reforma de los delitos de sedición y malversación y que no tuvo gran repercusión. Su objetivo así es forzar debates en los parlamentos autonómicos y plenos locales para elevar la presión sobre una posible ley de amnistía que tanto PSOE como Sumar ven difícil antes de la investidura de Sánchez, como pidió Puigdemont. 

"Nos han roto el relato a quince días de la investidura", reconoce un alto cargo del partido, que lamenta la oportunidad perdida, según él, de haber exprimido el encargo del rey a Feijóo para normalizar a interlocutores como Junts o acercarse al PNV.

Tampoco oculta este dirigente popular su miedo a que en las dos semanas que quedan para el 26 y 27 de septiembre, cuando se celebrará la investidura previsiblemente fallida de Feijóo, PSOE y Sumar consigan cerrar los apoyos suficientes para volver a gobernar. "Nos dejarían fuera de juego", asegura. 

Por el momento, el PP continuará esta semana la ronda de contactos con los grupos. Este martes se reunirán el secretario general del grupo popular en el Congreso, Carlos Rojas, con la portavoz de Sumar, Marta Lois, y el jueves se producirá el encuentro entre Cuca Gamarra y Aitor Esteban, portavoz del PNV. De ninguna de las dos reuniones esperan nada en el PP, sobre todo después del sonoro y repetido portazo de los nacionalistas vascos.