La nueva estrategia del PP para destacar en la agenda política parecía tan consolidada y entusiasta que tenía hasta nombre: el "giro social" de Feijóo. Este concepto se empezaba a utilizar ya para definir la batería de medidas y debates que los conservadores habían puesto encima de la mesa en las últimas semanas con el objetivo de abanderar una agenda social que parecía haber quedado bajo el monopolio del Gobierno de coalición y de las izquierdas.

El dirigente gallego inició este camino hacia lo social con una propuesta para reestructurar la jornada laboral que, aunque irrumpía de lleno en la negociación sobre la reducción de la jornada que el Gobierno mantiene con los agentes sociales, lo que proponía de facto era trabajar las mismas horas en cuatro días las mismas horas que se trabaja en la actualidad con la semana de cinco días.

A esta propuesta le siguieron otras relacionadas con la agenda social (aunque remachadas siempre con el sello conservador del PP). Entre ellas, una ley de vivienda que apuesta por una vuelta al modelo del ladrillo a través de la construcción de más inmuebles y que facilita los desahucios al bajar el límite de ingresos para considerar a una familia vulnerable.

El PP también puso encima de la mesa una ley de Conciliación y Corresponsabilidad Familiar para entrar de lleno en el debate de los permisos de cuidados que, hasta el momento, sólo se vehiculaba en torno a la ley de familias aprobada en febrero por el Consejo de Ministros.

Sin embargo, este esfuerzo por exhibir un giro social y participar en los debates que hasta entonces sólo entraban en las agendas de las fuerzas progresistas ha quedado completamente desplazado por otra estrategia.

El debate migratorio del Congreso que forzó el PP

El martes, la agenda de los conservadores sufrió un giro de 180 grados a raíz de una noticia relacionada con una norma que convalida las penas de condenados cumplidas en el extranjero para igualar a todos los presos españoles; una ley que también afecta a las personas condenadas por delitos de terrorismo.

El PP había votado en el Congreso a favor de esta norma, ya que se trata de una trasposición de una directiva europea. Sin embargo, después de que este martes se pusiera el foco en que la ley conmutaría también las penas de presos de ETA, los de Feijóo cambiaron radicalmente su posición.

Este miércoles, en el marco de ese giro social que los conservadores habían lanzado al escenario político, el PP forzó en el Congreso de los Diputados un debate sobre la migración con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. 

Sin embargo, tras casi una hora de discurso migratorio por parte del líder del Ejecutivo, y aunque el Pleno sobre migración fue forzado por su grupo, Feijóo utilizó sus minutos en la tribuna para referirse a ETA en un giro en el que, incluso, llegó a asumir como un "error" el voto a favor de su partido a la ley que traspuso la directiva europea de conmutación de penas.

"Ha hablado usted de la dignidad de los migrantes. Le pido expresamente que retire la ley que deja sin efecto más de 300 años de prisión a los condenados por terrorismo de ETA; tiene 5 días, hasta el 14 de este mes, le ruego que lo aproveche y recapacite", dijo el presidente del PP, utilizando el argumento de la "dignidad" de las personas migrantes a la que se refería Sánchez en su discurso para dedicarse a hablar de la citada reforma durante casi todo su discurso.

El presidente del partido aparca su "giro social" y asume que su grupo cometió un "error" después de que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, calificase de esta manera el voto afirmativo del PP a la norma. "Es un error gravísimo por parte de la oposición", manifestó la líder autonómica, que también sostuvo que ETA en la actualidad, pese a haber desaparecido como organización, "está más fuerte que nunca".

Aunque la batería de medidas y debates que Feijóo puso encima de la mesa apuntaban a un intento por parte del PP de volver a ser partícipe de los debates sociales del país, el "giro social" de los conservadores ha derivado finalmente en la enésima vuelta a ETA como eje central de su discurso.