sevilla
El Partido Comunista de Andalucía (PCA) se ha encomendado este domingo a la figura de Ernesto Alba, actual secretario de Acción Política de Alberto Garzón y, desde hoy, nuevo secretario general. Alba ha recabado el 62% de los votos en el XII congreso del PCA, frente al 38% de su oponente, el diputado Miguel Ángel Bustamante.
Es la primera vez que los comunistas llegan a un congreso sin una lista única pactada previamente, la primera que el líder no sale elegido por aclamación y la primera vez que el proyecto político saliente plantea la “superación” de la marca electoral del comunismo (Izquierda Unida) y la creación de un nuevo “sujeto político”, es decir, un nuevo partido.
Alba, Garzón y Maíllo coinciden en que la coalición de izquierdas como partido "está agotada"
La victoria de Ernesto Alba, el candidato avalado por el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, y su homólogo andaluz, Antonio Maíllo, anticipa lo que veremos en la próxima asamblea regional de IU, que tendrá lugar en Sevilla a principios de octubre. Alba, Garzón y Maíllo están convencidos de que la coalición de izquierdas como partido “está agotada” y necesita retornar a los orígenes de su nacimiento como movimiento político y social.
En este planteamiento caben muchas posibilidades, como que IU desaparezca como marca electoral después de más de 30 años de historia, y pase a llamarse de otra manera.
Todos los caminos que nacen de la ponencia política del nuevo secretario general del PCA, en connivencia con Maíllo, apuntan a la confluencia con otras fuerzas y colectivos de izquierdas, singularmente con Podemos. De hecho, la coordinadora regional de la formación morada, Teresa Rodríguez, ha salido este domingo del Consejo Ciudadanos planteando una tesis muy similar: la construcción de un nuevo sujeto político andaluz, que vaya más allá de IU y de Podemos.
Teresa Rodríguez plantea la construcción de un sujeto político andaluz más allá de IU y Podemos
El Partido Comunista de Andalucía, que aglutina a casi la mitad de los afiliados al partido de toda España, no renuncia a su base ideológica, asentada en el marxismo, pero la ve compatible con las propuestas políticas del partido de Pablo Iglesias, por mucho que haya un sector dentro de la formación morada reacio a entenderse con los de la hoz, el martillo y la estrella roja. También en el seno de IU Andalucía existe un puñado de exdirigentes escépticos con la deriva que ha tomado la coalición de izquierdas, y acusan a Maíllo de estar enterrando la cultura y la tradición política de IU.
El PCA, núcleo duro de IU, ha salido de este congreso más dividido de lo que entró. Su nuevo secretario general ha obtenido el respaldo más bajo de la historia del partido, por el simple hecho de no haber logrado aglutinar en su proyecto a su oponente. Alba ha obtenido 171 votos y 38 miembros del nuevo Comité Central, máximo órgano de decisión; mientras que la lista encabezada por Bustamante ha logrado 105 votos, y le corresponden 23 miembros del órgano. Tras la votación ambos candidatos han escenificado la unidad del partido.
Ya en su primer discurso como secretario general, Ernesto Alba ha anunciado que la nueva dirección del PCA que él encabeza liderará “un proyecto de ruptura” desde Andalucía, un antes y un después. Los cambios se van a ver más en la estrategia y en la estructura de partido que en los principios ideológicos, que apenas han cambiado.
Alba, Garzón y Maíllo son conscientes de que IU y el PCA no pueden mantener la misma duplicidad de funciones, militancia y responsabilidades orgánicas que hace 30 años, por muchas razones: porque se ha demostrado poco operativa, porque ha subsumido una de las siglas (PCA) a la otra, y la más importante: porque IU no tiene un sostén financiero tan potente como para mantener dos estructuras simétricas.
La nueva IU busca alianzas con colectivos, activistas, sindicatos, asociaciones y universiades
La nueva IU, que ha empezado a perfilarse en este congreso del PCA, busca estrechar alianzas con otros partidos, pero también con colectivos, activistas, sindicatos, asociaciones, universidades y pensadores que se ubican en el espacio de la izquierda, “sin descartar guiños a dirigentes y exdirigentes del PSOE desencantados con la trayectoria de su partido”. Alba sostiene que el objetivo de este congreso “no ha sido debatir con quien hay que hacer un pacto electoral” como “tampoco ha sido discutir cómo conseguir un pequeño espacio en las instituciones”.
Su planteamiento es tan crítico con el papel que ha jugado IU hasta ahora como lo es el documento interno de Podemos Andalucía que pone reservas a pactar con la coalición de izquierdas. La formación morada distingue entre sus preferencias -el rumbo que le aporta Maíllo y Garzón a IU- y sus rechazos, a saber, el papel que jugó IU dentro del Ejecutivo andaluz de coalición con el PSOE, en la pasada legislatura, e incluso en la veintena de gobiernos municipales donde aún cogobiernan con los socialistas.
Podemos ha exigido a sus socios que rompan o se salgan de los ayuntamientos donde comparten ejecutivo con el PSOE como condición sine qua non para avanzar en la confluencia, y la dirección de IU respondió tajantemente que eso no pasará. Sin embargo, el tono crítico de Alba o de Maíllo con la antigua dirección de IU, pilotada por Diego Valderas, no dista mucho de las palabras gruesas que vuelcan desde Podemos.
El XII Congreso del PCA ha aprobado sus documentos políticos con los que busca la unión de las luchas de los sectores afectados por la crisis y la precariedad. Con el propósito de construir un bloque social alternativo, el PCA plantea la superación del trabajo institucional en favor del trabajo en frentes de lucha organizados sectorialmente y otorga un protagonismo especial al movimiento feminista, que enfrenta retos importantes provocados por la recomposición del capital a la salida de la crisis.
Los comunistas se plantean como objetivo “el impulso a la herramienta electoral que recoja y represente a los millones de trabajadores afectados por la crisis y el paro, a partir de las experiencias de IU, Unidad Popular y otras candidaturas que ya están gobernando en muchas ciudades”. Fue Antonio Maíllo quien, el pasado diciembre, propuso a Ernesto Alba que abandonase el equipo de Garzón en Madrid para regresar a Sevilla y sustituir a José Manuel Mariscal al frente del PCA. Ahora tendrá que dejar la secretaría de Acción Política de IU federal para pilotar al comunismo andaluz hacia la “unidad de fuerzas” con otros actores políticos.
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