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Albert Rivera ya ha desvelado cual será su estrategia durante esta campaña: tratar de competir, cara a cara, con Pablo Casado, al que reivindica como socio, pero con el que, al mismo tiempo, se disputa un espacio electoral similar. Con Vox escorado a la ultraderecha -con propuestas y fichajes xenófobos, homófobos y machistas al puro estilo Trump- y con Pedro Sánchez liderando en las encuestas, Rivera apela al PP para sus pactos postelectorales. Ciudadanos confía en reeditar el pacto 'a la andaluza' y formar un gobierno de coalición con los conservadores, una alianza que ratificaba este mismo miércoles: "Fuerza, ánimo Pablo, no vamos tarde, se les puede ganar", aseguraba el líder 'naranja'.
Desde la cúpula de la formación aseguran que van a seguir insistiendo en este pacto y volverán a hacerlo las veces que haga falta. "Es una cuestión muy seria, de Estado. No creemos que sea tarde, como opina Casado". Subrayan que el 90% votantes 'populares' quieren que haya un acuerdo de Cs y PP y que, con la verbalización del pacto con los conservadores, se ha abierto un escenario nuevo. "El votante tiene una nueva pregunta que contestarse: a qué bloque quiere apoyar".
Además, los de Rivera están convencidos de que la estrategia de no pactar con el PSOE les va a funcionar. Reconocen a este diario que han vetado a Sánchez porque en sus encuestas internas han detectado que el líder peor valorado entre sus votantes es el presidente del Gobierno. Pero hay algo más, el PP ya estaba utilizando la posibilidad de un pacto con los socialistas para desgastarlos y, ante la duda, prefirieron cortarlo. Así lo acordaron durante una reunión de la Ejecutiva nacional el pasado 18 de febrero.
En la dirección del Partido Popular creen que Rivera "corre el riesgo de ser totalmente irrelevante si los números, finalmente, no dan para sumar ni si quiera con Vox"
En la dirección del Partido Popular, sin embargo, creen que Rivera insiste tanto con el veto a Sánchez porque "ni sus propios votantes se fían de él". "Tampoco nosotros" -reconocen a Público- "es un partido veleta, no es de fiar". Critican que, como socio, "un día te dice una cosa u otra" y que "ya lo comprobaron en la anterior legislatura". "Recuerdo que en las anteriores elecciones iban a 'comerse el mundo' y fracasaron estrepitosamente; Rivera corre el riesgo de ser totalmente irrelevante si los números, finalmente, no dan para sumar ni si quiera con Vox", sentencian.
Otra voz 'popular' opina que su discurso es "totalmente artificial" y que "apenas tiene convicciones ni ideología clara". Aun así, concede que es un "buen orador" y que Ciudadanos es su "socio preferente". Lo cierto es que tanto 'populares' como 'naranjas' esperan revalidar el pacto a la andaluza. Un gobierno que no hubiese sido posible sin Vox, el tercer actor en discordia.
La formación de Albert Rivera asegura que no se van a preocupar por ellos -aunque confían en que no sean decisivos para ningún pacto- porque saben que el partido de extrema derecha preferirá ratificar una alianza de PP y Cs antes de que gobierne el bloque de la moción de censura, con PSOE y Podemos a la cabeza.
Conceden que se producirá una transferencia de votos desde Ciudadanos a Vox en torno al 11% o el 12% y esperan que el PP, en un intento de parar la sangría de votos a los de Abascal, radicalice su discurso a la derecha, para así aprovecharse de los que salgan huyendo. En cuanto a sus expectativas, han dejado atrás el discurso del 'sorpasso' y alegan que todo lo que sea subir de 32 escaños, "estará bien".
La regeneración ya ha pasado a un segundo plano
Una de las banderas de Ciudadanos siempre ha sido la regeneración. Una cuestión que han dejado aparcada priorizando el acuerdo con el Partido Popular, la misma formación que gobernó en nuestro país más de siete años, desde 2011 hasta mediados de 2018. Lina Cabezas Rincón, doctora en Ciencias Políticas por la Universidad de Salamanca y consultora de Asuntos Públicos de ATREVIA, considera que esto se debe a que en la actualidad, la crisis en Catalunya es el problema más relevante que identifica Ciudadanos o, por lo menos, "el problema que ha definido su hoja de ruta a corto y a medio plazo", así que sus otras banderas como la regeneración "quedan en un segundo plano, o se supeditan a su prioridad máxima".
La politóloga cree que Cs busca tres cosas con su estrategia de tender la mano al Partido Popular. Por una parte, toma la iniciativa entre los partidos de la oposición para dibujar una alternativa de gobierno, en un escenario en el que no será suficiente para gobernar ser el partido más votado. Por otra parte, en su interés de consolidar su posición en el espacio de la derecha, establece un "tú a tú" con el partido dominante en ese espacio, evitando ser percibido solamente como un partido bisagra. Y, finalmente, es un gesto que reafirma su voluntad de establecer la mayor distancia posible con Pedro Sánchez y con el PSOE.
Preguntada por este diario sobre la efectividad de esta estrategia, la consultora opina que esta estrategia puede darles buenos resultados toda vez que contiene la fuga de potenciales votantes a Vox, que era uno de los principales factores que explicaban el freno en las encuestas. Además, subraya que, de este modo, les permitiría contrarrestar la tracción hacia el extremo que genera Vox sobre el PP; "algo que nos les conviene al estar posicionados en el mismo espacio".
Voces expertas creen que la estrategia de Rivera es arriesgada porque el marco de la precampaña está en los términos de derecha e izquierda y que Cs renuncia a disputar el voto más progresista
Aun así, concede que esta táctica es "cuanto menos, arriesgada" por dos razones principales. La primera, porque el marco que se ha establecido en la precampaña que define dos bloques: uno de derecha y otro de izquierda, parece sobreponerse al marco que desearía la formación naranja, y que estaría planteado en términos de: constitucionalista- no constitucionalista. Esto podría acentuarse conforme avance la campaña electoral y se tengan que incorporar nuevos temas en la agenda, orientados a públicos específicos.
Y la segunda, porque inevitablemente al anunciar la decisión de no pactar con el PSOE, y buscar la alianza con el Partido Popular renuncia a disputar un voto más progresista o menos ideológico. "Esto es problemático para Cs ya que una parte de su electorado se identifica más con una alternativa de gobierno Cs- PSOE que con un gobierno a la andaluza", defiende Cabezas.
Sobre el hecho de que Rivera reivindique a Pedro Sánchez como su antítesis, su rival -lo nombra una media de 50 veces por entrevista- la politóloga sostiene que hay un segmento de electores importante para Ciudadanos que cuestiona a Sánchez por haber prolongado su gobierno y por la forma en que gestionó la relación con la Generalitat.
"En esos términos la estrategia de centrar las críticas en el presidente Sánchez puede ser efectiva. No obstante, corren el riesgo de parecer un partido enfadado, a la contra, algo que no es ilusionante para una buena parte del electorado. Y a esto se le puede añadir que esta estrategia puede hacer ver a Rivera muy similar a Pablo Casado", zanja.
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